Pasaron varios segundos hasta que se dio cuenta de que la bala nunca llegaría a ella.
Pero no podía ser, Jason no fallaría.
Al abrir los ojos todo se relentizó y el corazón explotó dentro de su pecho...Estaba de espaldas a ella, a escasos pasos.
La transformación era completa.
Su piel era rojiza, tenía cuatro ojos, se había doblado en altura y lucia mucho mas fuerte...
Raven supo que ya no tenían ninguna opción, pero un segundo le probó su error cuando Damian giró su cara hacia ella y le tendió la mano.
– Somos un equipo, recuérdalo.– su sonrisa de medio lado acabó borrando todo resquicio de duda.
Era él, era Damian quien contra todo pronóstico estaba a su lado, devolviéndole así la esperanza, las fuerzas y la fe que había perdido.
Raven tomó su mano y se prometió a si misma nunca más soltarla.
– Has lo que tengas que hacer y cuando termines regresa a mí.
Rachel asintió convencida y fijó la mirada en su hermanastro. Éste solo miraba como Damian despedazaba a sus ahora iguales.
–No puede ser...
–Sí, si puede.
–¿Como es posible?
–Cuando el amor te mueve todo es posible...
Cerró los ojos y dejó que todo su poder saliera de ella es forma de cuervo...
Pero esta vez no era negro, sino rojo.
En segundos cubrió a su hermanastro y lo desintegró, no terminó ahí... Siguió sobrevolando todo el lugar destruyendo todos y cada uno de los demonios que había...
Cuando terminó regresó dejando a Raven casi sin fuerza, pero sí la suficiente para ver como Damian caía al suelo desplomado.
Todas y cada una de las heridas que llevaba en el cuerpo, ahora sí, lo estaban dañando.
Raven luchaba con las pocas fuerzas que tenía para alcanzarlo, pero cada vez que intentaba ponerse en pie volvía a caer...
La angustia inundó su sistema. Lloraba, maldecía mientras se arrastraba por el suelo...