Despertador

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Sonó la alarma de mi teléfono, otro día en mi hermosa vida, pero ahora como condimento tenemos a mi vieja y querida hermosa soledad.

Me estire en la cama, realmente no quería ir a clases, ¿que más da faltar un día?, de todas maneras mis papás ya están en Marseille y no se van a enterar.

Mi estomago gruñó de hambre, supongo que no puedo evitar mis necesidades. Me levante por fin y hice mi rutina. Fui al baño y tome una ducha, cepille mis dientes y prepare una taza de café. Ahora tenía para elegir, así que saque un par de galletas, cinco macarrones y finalmente parte del pastel, que desayuno más saludable.

Encendí la televisión, estaban dando una noticia sobre el ataque de un akuma durante la noche, al parecer fue una pelea dura pero todo salió bien como siempre. Salía Ladybug saludando a las cámaras junto a Chat Noir, el fue el primero en irse usando su bastón, luego de eso Ladybug uso su yo-yo para salir de escena.

Mostraron una fotografía de cerca de ambos, mientras seguían hablando maravillas de ellos. Entonces me di cuenta, esos son los ojos que no podían recordar, ¡ojos azules!

Bueno, podrán ser parecidos, pero no hay manera de que Marinette sea ella. Para empezar, no es la única chica en Francia con ojos azules, la personalidad no les calza en nada. Quiero decir, una dulce chica, amable, que no lastima ni una mosca contra una heroína engreída, explosiva y energética. Es como si pensara que Chloe y Rose son la misma persona, podrán ser rubias de ojos azules, pero no son para nada iguales.

Quizás no conozca a Marinette tan bien aun, pero me niego a pensar que sea ella, y realmente no veo a la dulzura de Marinette pateando traseros.

Aunque las coletas de Mari... bueno, quizás es una fan y por eso usa su cabello así, como un homenaje a su parecido. Aunque a ella le queda mucho mejor.

El sonido de mi teléfono me distrajo, era papá. Vamos con el control matutino.

-Hola papá -respondí sin mucho interés, aun estoy algo somnolienta

-Lily, querida ¿como estas?

-Bien papá -Le agregué un poco más de azúcar a mi café y lo revolví con la cuchara, tome unos sorbos mientras mi papá proseguía

-¿Ya te alistaste para la escuela?

-Si, estoy desayunando

-Tenemos el teléfono de los Dupain-Cheng, solo para que sepas que debes ir a clases -escuche la voz de mi madre ¡Que! ¡¿Pero en qué momento intercambiaron números?! -Nos enteraremos si no vas a clases hoy

-No iba a faltar mamma, ¿Por qué piensas que lo haría?

-No juegues a la inocencia Lila, te conozco muy bien.

Así que ir a la casa de Marinette ayer era un plan doble, muy listos. Si, tenia la costumbre de no ir muy seguido a clases, solo lo necesario para la asistencia, pero parece que esta vez me atraparon.

-Bene mamma -Me salió con algo de frustración

-¡Diviértete! -Mi padre se despidió energéticamente -Te traeremos algunos regalos de Marseille

-Y pórtate bien Lily -Agrego mi mamá

-Como siempre mamá -Me reí un poco -Hasta pronto

-Cuídate cariño

Y cortaron, genial. Bueno será mejor que me vaya a arreglar antes de que se me haga tarde.

Me tome mi desayuno con algo de prisa, partí por las galletas y termine con el preciado pastel. Quería hacerlo durar lo que más pudiera, el sabor no solo complacía mi gusto por los dulces, si no también sentía el afecto puesto en este, aunque claro, afecto que no era para mí.

Una italiana en ParísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora