9. El final donde no hubo un Adiós

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Hazuki se paralizó en medio de lo que parecía ser una batalla formidable, pues no sabía qué hacer en esos momentos. Estaba pálida y temblaba porque jamás se había sentido tan sola y vulnerable.

Deida... –algo volvió a explotar cerca de ella y un shuriken estuvo a punto de enterrarse en su pecho, a tropezones se corrió del lugar y se cayó al suelo con los músculos agarrotados.

"Qué hago... ¡Qué hago!" pensaba frenéticamente la joven chica.

Entre todo el caos mental juró que pudo haber escuchado la voz de aquel chico de cabello castaño y marcas en la cara que le decía con pasividad "Usa tu jutsu de vapor". El que había hecho minutos atrás ya se estaba deshaciendo porque no había controlado su chackra, así fue como intentando concentrarse, volvió a hacer los sellos de mano y esperó a que este se manifestara, pero ese momento jamás llegó y la chica se desesperó.

"Debo buscar al Maestro Sasori" volvió a pensar con cierta determinación, por lo que volvió a levantarse y a correr para esconderse entre los árboles, pero a medida que corría, recordaba amargada, que en realidad tanto Sasori como Deidara no eran sus aliados y que esto perfectamente lo podían estar provocando ellos. La duda le asaltó y la idea de que en realidad esto estaba planeado desde el principio la embargo. Quizá en realidad ahora la iban a asesinar.

Paró a mitad de los árboles, en un lugar a la vista de todos, con la vista vacía y el cuerpo frío. Otro kunai iba en su dirección, pero esta vez si que lo esquivó como un ninja lo haría y corriendo esta vez con más rapidez, agarró el kunai de donde se había enterrado y lo sacó. Por última vez volvió a hacer su jutsu cortina de vapor y ésta vez le salió con mayor fluidez y sin defectos. El jutsu se expandió aún más que en las dos primeras oportunidades que lo había ejercido en el transcurso del viaje y ella aprovechó de esconderse aún con el jutsu ya que sabía que con las explosiones de Deidara, su jutsu se podía dispersar.

Poco a poco, la chica escuchó varias voces que se oían cada vez más cercanas, las reconoció como el comerciante Kana y sus discípulos quienes discutían en voz baja sobre lo que estaba diciendo.

-Maestro, ¿está seguro de dejar a Kuma? Es muy joven y estoy seguro de que podríamos salvarle –rogaba Karasu angustiado.

-Es un no Karasu, no vuelvas a cuestionar mis órdenes –dijo con voz firme el hombre y con expresión molesta, la que se suavizó al ver a sus dos discípulos, luego suspiró con nerviosismo-. No hay nada que hacer, si nos entrometemos, ninguno de los tres saldremos vivos, ustedes no saben lo peligrosos que son Akatsuki, una organización llena de ninjas renegados de los peor. Las naciones les pagan para sembrar el terror y que luchen sus batallas, además, por si no fuera poco... esta ese ninja renegado de la hoja, jamás en mi vida creí que me lo toparía, pero como entiendo ahora, él también ha estado buscando prodigios como ustedes, o como esa pobre chica.

La joven chica escuchaba atenta toda la información que aquel hombre entregaba a sus discípulos y no podía evitar preguntarse de a quién se refería cuando hablaba de "ese ninja renegado de la hoja", ¿sería acaso Sasori? Ella no sabía de dónde provenía Sasori pues jamás había visto una banda de regulación. Si era así, por qué parecía que Deidara y Sasori se estuvieran peleando, había algo que se le escapaba para entender toda la situación.

-Tengan cuidado, sus víboras andan rondando –advirtió el hombre -. Es hora de irnos.

Silenciosamente, Hazuki escuchó como aquellos individuos escapaban de la pelea, Hazuki no los tenía a la vista así que no supo que les habría ocurrido cuando sintió unos espantosos gritos.

"Víboras" pensó analítica la joven y recordó con desagrado como hace unos días atrás Deidara había explotado la serpiente más grande que había visto en su vida. De pronto, su sexto sentido le hizo estremecerse violentamente, muy consciente de que algo la acechaba detrás suyo.

Secuestro en el País de la NieveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora