》1. Michelle Jauregui

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-El ser humano tiene la capacidad de raciocinio, la vida se convierte en una sucesión de experiencias que de algún modo le condiciona a desempeñar una constante toma de decisiones en base a una serie de sucesos inciertos.-

.

¿Cómo sabrías si tú tomas la decisión o la decisión te toma a ti?

-

Mi corazón bombeaba sin control, mi respiración era pesada, mi cuerpo sudaba tanto , y mis manos temblaban mientras sostenía el arma.
Cerré los ojos un momento, intentando tranquilizarme, pero parecía imposible por los disparos que escuchaba del otro lado de la pared.
Habían muchos muertos tras mi paso, pero no era yo quién los asesinaba, porque el miedo me invadía nuevamente cada que sostenia un arma.

《Mierda; tenía miedo, pero era más fuerte la ira y el dolor.》

Cogí una respiración profunda, y di una mirada al hombre frente a mí.

-Uno más arriba, señorita, usted sale en cuanto yo le diga -señaló aquel hombre moreno antes de salir de aquel escondiente- ¡Es mío!- Gritó antes de que yo pudiera escuchar los últimos disparos y un grito de aquel imbécil.
Esperé unos segundos, hasta que hubo un gran silencio. Mierda,mis malditas manos no dejaban de temblar y lo odiaba-¡No te muevas! ¡Baja el arma, hijo de Perra!- escuché a Ernesto, y supe que era el momento.-¡Sitio despejado!

Volví a respirar profundo, y salí de aquel escondite. Al hacerlo, vi a los hombres que cuidaban de mí como si yo fuera realmente importante, pero yo no era nada más que una desquiciada queriendo acabar con el tipo arrodillado frente a Ernesto.

-Eres tú, hija de perra...-Murmuró el castaño, y Ernesto le dio una patada en el estómago; haciendo que se retorciera de dolor.

- No hablas hasta que la señorita lo pida, cabrón- Sentenció el moreno de barba, pero de la nada le dio otros golpes -Esto es por mi padre y mi primo.-Decía mientras lo pateaba una y otra vez.

-Ya, tranquilo -Pedí al moreno, quién obedeció al instante.
Me quedé a casi un metro de aquel hombre que me había arrebatado todo.
Lo había subestimado, era tan insignificante y ahora es el hombre al que más odio le tengo.
Sentía tanto odio hacia él, tanto coraje, tanta rabia e impotencia.

Aún no comprendía la razón de su libertad, pero me valía un carajo ahora, porque lo tenía frente a mí; arrodillado.

- Ella tenía razón-Murmuré apretando mi mano en el arma, acercándome a él para arrebatarle aquella agenda y el diario de Karla.

-Hay muchas cosas que no sabes, Jauregui... pero dime, ¿Sobre qué tenía razón esa perra?- murmuró mirándome a los ojos, y no pude contenerme más.

- La justicia no existe, tampoco el perdón - Dije con odio, sin pensar en lo demás; así que apunté a su pecho y disparé varias veces, aprentando el gatillo con fuerza una y otra vez,
sin medir las consecuencias.

-¿Qué hizo? Se suponía que lo ibamos a entregar al jefe- Sentí la mano de Ernesto sostener mi muñeca- ¿Ahora como daré con el cuerpo de mi padre?- Preguntó con molestia, pero yo ignoré aquello, volviendo mi mirada al hijo de puta que estaba en un charco de sangre, y justo después comencé a sentir mis lágrimas rodar.

BAD DECISIONS 2 ;CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora