🌹C.17½🌹

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Al volver al departamento, Leila ya se sentía más tranquila. Estuvo charlando con Alex durante el almuerzo y su tranquila personalidad la hacía sentir bien. Se sintió un poco culpable por haberle reclamado a Cc aquellas cosas porque se había dado cuenta de que no tenía razón, su bipolaridad la volvió demasiado emocional.

Al no sentir ni un solo sonido como señal de muestra de vida en su departamento, pensó que Coco posiblemente podría estar con su "enemigo", que posiblemente habían salido a algún lugar especial como durante los últimos días, y por eso se le ocurrió entrar a la habitación de esta con el fin de encontrar su cuaderno personal, el cual ella tenía aquella noche cuando volvieron de su día de playa y en el que ella ideaba toda clase de planes, cálculos del mes y otros tipos de notas que solamente Dios sabe sobre qué serán; pero al encender la luz se llevó una gran sorpresa...

— ¡Maldición estúpida! –exclamó colocando una mano sobre su pecho debido al susto que le dio ver a su amiga inmóvil sobre su cama con la mirada perdida en el techo– ¡¿Cuando llegaste?!. –quiso saber, pero ella no le respondió.

Leila, una ves que su agitado corazón se calmó, pasó su mano frente al rostro de su amiga con la intención de averiguar si ella se encontraba consciente o viva. Afortunadamente esta le respondió con un leve golpe en su mano que desgraciadamente sí dolió.

— Estoy enferma, no entres aquí –se quejó la castaña antes de darle la espalda.

— Oye Cc, no tienes por qué mentir para ignorarme. No quise echarte la culpa de todo eso ésta mañana, es solo que no me siento bien y... ¿Puedes mirarme? Intento disculparme contigo, estúpida –la golpeó reclamando su atención, pero aún así esta permaneció de la misma forma.

— Da igual todo, ellos se irán –dijo, dejando a la morena un tanto confundida.

— ¿Quiénes se irán? –preguntó.

— Ellos, estúpida –gruñó en respuesta pero apenas si Leila podía entender ya que estaba hablando entre dientes y dándole la espalda.

— No entiendo lo que me dices, habla más claro Tarada.

— Podría ser una táctica –se sentó de manera tan inmediata que asustó una ves más a su amiga y esta cayó al suelo– El plan es desaparecer por un par de días y obligarnos a creer que ya no están. Planean burlarse de nosotras como si fuéramos un par de tontas que revelarán su escogiste, que saldremos a la luz para dejarnos atrapar igual que unas moscas... ¡Pero no! –exclamó, esta ves poniéndose de pie– No lo haremos. El juego no se ha acabado.

—... Carajo. Te fumaste la mercancía –murmuró Leila al ver a su amiga tan histérica y hablando sola como una...

— ¡Esos dos se están burlando de nosotras una vez más, Leila!. Pero no pienso permitirlo –le dijo. Leila la observó con los ojos entrecerrados intentando fingir que entendía sobre qué estaba hablando.

— Pervertidos... ¡Oh, estás hablando de esos idiotas! –finalmente cayó y Coco rodó los ojos deseando golpearla– ¿Cómo que se van?.

— Marcel me dijo que el lunes será su ultimo día en L.A. porque ambos volverán a Londres por alguna razón que no quiso revelar. No confío en su palabra porque no debo hacerlo. Sé que es mentira y estoy casi segura que esto podría ser una trampa, una trampa para atraparnos fácilmente como si fuéramos unas estúpidas.

Désaccord (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora