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daddy af
Las personas que habían quedado en el aeropuerto luego del tiroteo estábamos todas reunidas en una de las puertas de embarque, exactamente en la tres. Los asaltantes nos habían llevado para allá y más o menos cinco de ellos nos mantenían vigilados con armas. Nos tenían como rehenes.
-Nuestra intención no es lastimarlos a ustedes, venimos por alguien en específico. A no ser que alguno haga un movimiento en falso, no saldrán lastimados o... muertos. -fue lo que dijo uno de ellos antes de irse por el largo pasillo.
-Tía, tengo miedo. -me susurró Isco.
-Lo sé, pero no lo tengas. Ya ves que no nos lastimaran si nos portamos bien. -le dije sonriendo levemente.
-Tú. -mi corazón se paralizó cuando uno de los hombres me señaló con su pistola.
-¿Yo? -dije con la voz temblorosa. Júnior se aferró más a mi cuerpo.
-Sí. Tú. Párate. -mi respiración comenzó a entrecortarse. Vi a Isco y no supe que hacer, detrás de nosotros había un chico, más o menos de mi edad, que me miró con temor.
-Yo lo cuido. -ofreció refiriéndose a mi sobrino.
-Anda con él. Yo vuelvo en unos minutos. -lo animé y él accedió dudoso pero luego se fue con el chico, que me dedico una mirada tranquilizante.
Suspiré tratando de calmarme, pero recuerdos de la peor noche en Italia inundaron mi mente. Me puse de pie y me dirigí hacia el hombre. Este me tomó bruscamente por el brazo y me alejó de toda la multitud que se encontraba en el piso con miedo.
-Por favor no me hagáis daño. Os lo suplico. -rogué con lágrimas en los ojos cuando llegamos con tres hombres más, ninguno pasaba de los treinta y cinco años.
-Por más guapa que seas, no vinimos para eso. Tenemos otros asuntos que aclarar y tú serás nuestra mensajera. Como no colabores, ya sabemos que tienes un pequeño niño por ahí, así que ojo con lo que intentas. -advirtió.
-Vale, pero ¿qué tengo que hacer? -aunque estaba un poco más tranquila, no cambiaba el hecho de que igual me moría de miedo.
-Sé que nuestro hombre al ver que te estamos usando de víctima querrá acceder a un trato, así que ese será tu trabajo. Ser linda tal y cómo estás, solamente siguiendo nuestras órdenes. -asentí temblorosa. El hombre me indicó que lo siguiera hasta otro grupo de rehenes que tenían al otro lado del aeropuerto.
-Tú solo actúa como víctima. -me susurró en el oído antes de rodear bruscamente mi cuello con su brazo y apuntarme con la pistola en la sien. Todas las personas empezaron a gritar y mi corazón estaba acelerado.- A menos que no accedas a hacer negocios ahora mismo, la mato sin pudor alguno justo frente a tus ojos. -su voz sonó atemorizante que provocó que me pusiera los pelos de gallina.