¡regalo para ustedes!

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Especial 100k

//Primer susto. 

-¿Qué pasa, Paulo? -Giselle contestó la llamada algo fastidiada, la idea era que Paulo se llevara a Valeria al parque para que ella pudiera descansar

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-¿Qué pasa, Paulo? -Giselle contestó la llamada algo fastidiada, la idea era que Paulo se llevara a Valeria al parque para que ella pudiera descansar.

-No me vayas a matar. -Giselle frunció el ceño y se sentó en la cama.

-¿Qué pasó? -preguntó empezando a preocuparse.

-Estaba comprándole un helado a Valeria y cuando me giré ya no estaba. -Giselle abrió los ojos como platos y su corazón dio un vuelco.

-¿Qué? -exclamó parándose de la cama y buscando sus zapatos.- Paulo, te voy a matar. -colgó la llamada y salió de casa apurada, manejando hacia el parque.

-¡Gigi! -la castaña giró al escuchar la voz de su prometido. Paulo se acercó a ella, iba a darle un beso pero Giselle corrió la cara, disgustada.

-¿Dónde la perdiste? -fue directo al grano. Paulo le indicó dónde y ambos comenzaron a buscar por el parque.

Después de un tiempo buscando a su hija, aun no la habían encontrado. Giselle se sentó en el piso frustrada y con lágrimas en los ojos. Paulo quería golpearse por haber perdido a su hija y provocarle dolor a su chica.

-La vamos a encontrar, Giselle. No te preocupes, te prometo que está bien. -el argentino se sentó al lado de ella y la envolvió en sus brazos. Giselle se recostó en su pecho y abrió los ojos por una voz que podría reconocer a distancia.

-Paulo. -Giselle se colocó de pie y seguido de ella, Paulo. Curioso miró en la misma dirección que Giselle.

Paulo salió corriendo, detrás de la mujer que llevaba a su hija de la mano.

-¿Qué cojones hace con mi hija? -fue Giselle la que se puso en frente de ella.

La señora dijo algo en italiano y Paulo le respondió.

-Mami. -Valeria se soltó de la mano de la extraña y abrazó a su madre.

-Mi amor, no sabes lo mucho que me preocupe. -Giselle se puso a su altura y acarició su castaño cabello.

-Dice la mujer que la vio sola y se preocupó, pero yo no me como ese cuento. -le informó Paulo a Giselle cuando la señora se marchó.- Hija, estabas justo detrás de mí, ¿qué pasó? ¿Por qué no le dijiste a la señora que yo estaba ahí? -Paulo también se agachó, mirando los ojos que su hija había heredado de él.

-Yo le dije que mi papi me estaba comprando un helado. -le respondió.- Ella me dijo que mamá nos estaba esperando en el coche y que la acompañara. -hizo un pechero y miró a Giselle.- No estabas en el carro, ¿verdad, mami? -Giselle negó.

-No, nena. -Paulo y Giselle se miraron preocupados.

-Tengo miedo. -Paulo la cargó en sus brazos y ambos comenzaron a caminar hacia el carro.

Rivals // Paulo Dybala Donde viven las historias. Descúbrelo ahora