capítulo 20

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-¿Estás segura? ¿No le vas a decir a Paulo que te vas? -me encontraba arreglando mis maletas, tirando todo lo que encontraba a mi paso

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-¿Estás segura? ¿No le vas a decir a Paulo que te vas? -me encontraba arreglando mis maletas, tirando todo lo que encontraba a mi paso. No le respondí.- Giselle, se que te dolió lo que hizo pero no puedes irte así sin más.  Tú mereces una explicación y él también una de porqué te fuiste. -al ver que no le respondí, insistió.  Dejé de tirar las cosas en la maleta y lo miré.

-Yo no quiero ninguna explicación. Ya está perfectamente claro lo que pasó. -me crucé de brazos.

-Giselle, no vas a irte sin decirle nada a Paulo, te tuvo aquí casi un mes. -imito mi acción.

-Isco, es mi decisión, no la tuya. -terminé de guardar todas las cosas en la maleta y la cerré de mala gana.- Vamonos, pues. -bajé la maleta de la cama y me acomodé el cabello mientras me veía en el espejo. 

-¿Sabías que estás siendo muy inmadura? -me reclamó Isco en lo que cerré la puerta de mi "cuarto". 

-Joder, deja de fastidiarme, yo sé lo que hago. -puse los ojos en blanco. 

-No, no lo sabes. -murmuró para él mismo pero a mí no me dijo más nada. 

Sabía que estaba siendo inmadura, pero la verdad era que yo no toleraba una infidelidad y jamás lo iba a hacer, fuera con quien fuera.

-Llama un Uber. -le dije y él de mala gana me hizo caso. Luego de unos minutos, el Uber llegó y ambos nos montamos en el coche. El recorrido al aeropuerto fue largo y doloroso, me había enamorado de esta ciudad, de las personas y sobretodo de Paulo. Sin darme cuenta, tenía una lágrima recorriendo mi mejilla, la quité rápidamente. 

...

El aire madrileño me sopló en toda la cara apenas puse un pie fuera del avión, debía admitir que eso hizo sentirme bien, extrañaba por aquí, pero todavía tenía un vacío dentro de mí, estaba incompleta, me faltaba el amor de mi vida, pero debía olvidarlo ya y seguir adelante,por mas que me costara.

-Tengo entrenamiento. -me avisó Isco sacándome de mis pensamientos. Ambos íbamos caminando. 

-¿Ya? -fruncí el ceño.- Acabas de llegar. -él se encogió de hombros. 

-Tenemos partido el martes. -explicó en lo que salíamos del aeropuerto.- Ademasperdí unos días de entrenamiento al ir a verte.    

-Ah, vale. ¿Puedo ir contigo? 

-Vale. Álvaro viene por nosotros. -asentí y esperamos unos minutos hasta que visualicé el coche de Álvaro estacionarse al lado de nosotros. 

-¡Mis niños! -se bajó del coche y nos abrazó a ambos, luego me vio a mí.- ¡Elle! -me abrazó más fuerte y yo reí, como me hizo falta este idiota.- No sabía que vendrías ya, hasta por un momento llegué a pensar que te quedarías en lares italianos con un argentino que conozco muy bien. 

-Eso también pensé yo, pero las cosas cambian. -nos montamos en su coche, Isco iba de copiloto y yo en los asientos de atrás. 

-Tío, sabías que... -desde ese momento me aparte de su conversación, no porque quisiera sino porque no tenía la menor idea de lo que hablaban.

Rivals // Paulo Dybala Donde viven las historias. Descúbrelo ahora