capítulo 17

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-Isco te dije que no puedes ponerle agua al aceite caliente, ¿eres tonto? -llevé una mano a mi frente. Estaba hablando por videollamada con mi hermano, yo estaba tirada en la cama y él, desde el otro lado, hacia un intento de cocinar.- Espero que mi sobrino este demasiado lejos de la cocina. -le advertí. Me levante, recostándome en la pared de atrás.

-Creo que lo mejor será pedir una pizza. -tiró todo al lavaplatos y agarró el móvil entre sus manos.

-¿De desayuno? -alcé una ceja. Él se vio pensativo.

-Touché. Bueno, iré con mi querido hijo a desayunar algo porque no sé hacer un simple huevo revuelto. -salió de la cocina y caminó por la casa, dirigiéndose a lo que parecía ser el patio.

-Que inútil, Isco. -le jodí mientras reía. Él me sacó el dedo corazón y yo le tiré un beso.

Isco cambió de la cámara frontal a la otra, permitiéndome ver a Isco Jr jugar en el jardín con una pelota.

-Mira quien está aquí. -volvió a cambiar la cámara y enfocó la cara de Jr y mi sobrino me vio.

-¡Hola, mi vida! -le sonreí ampliamente y él sonrió de vuelta.

-¡Tita Gi! -exclamó agarrando el móvil y acercándolo a su cara.

-Mi amor, aleja el móvil de tu rostro que no puedo verte. -le dije riendo levemente. Isco lo ayudó.- ¿Cómo estás? -pregunté.

-¡Bien! -respondió.- Papi me compró otro carrito. -puso el carro de juguete en la pantalla.

-¡Wow! -exclamé haciéndome la sorprendida.- Yo te llevaré carros de aquí, te encantaran. -le guiñé un ojo.

-Vale, tita, te quiero. -se despidió de mí, luego Isco y terminamos la llamada.

Ya llevaba dos semanas aquí, y hasta ahora me fascinaba. Las cosas con Paulo cada vez iban mejorando, no éramos nada pero a la vez parecía que sí, no queríamos llevar la situación con rapidez. Lo único que sabía era que estaba enamorándome de él.

 Después de bañarme y vestirme apropiadamente, bajé al salón. Paulo estaba sentado en la mesa con su ordenador.

-Hey... -lo abracé por detrás y deje un beso en su mejilla. Sentí que sonreía y giró su cabeza para besarme en los labios.

-Buenos días, amore. -fui a la cocina por un poco de café.

-¿Qué haces? -le pregunté en lo que cerraba la nevera, con la leche en la mano.

-Me mandaron un correo, al parecer todo el equipo tiene una reunión esta noche. -respondió viendo la computadora con confusión.

-¿En la noche? Eso es extraño. -volví a la sala y me senté en la silla al lado de él, viendo el misterioso correo. 

-Sí, bueno, tenemos seis horas. ¿Qué querés hacer? -cerró el ordenador y me miró sonriente. 

Rivals // Paulo Dybala Donde viven las historias. Descúbrelo ahora