9.

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Neverland-Holland.

El peso del cuerpo de Lisa estaba sobre mí, abrí los ojos sonriendo viendo a la pequeña completamente dormida, con los pelos hechos completamente un desastre. Me giré para verla mejor y pasé mi mano por su mejilla derecha acariciándola levemente.

El reloj marcaba la una y media de la tarde, decidí levantarme de la cama para ir a la cocina de la abuela de Lisa y buscar algo para desayunar o más bien para comer. Abrí el armario de color marrón y había un par de latas de conserva a punto de caducar, las saqué dejándolas en la encimera y busqué algo mas. En la despensa había fideos y decidí hacerlos. No tardarían mucho en hacerse así que aproveché que los platos de ayer de la sopa estaban fuera y los limpié para volverlos a utilizar de nuevo.

Los eché en los bol y me dirigí a la habitación donde se encontraba Lisa, la cual estaba despierta mirando al techo y no se percato de mi presencia. 

-Buenos días.-Dije haciendo que se incorporara un poco para darme un sonrisa.

-Buenos días, ¿qué tal has dormido?-Preguntó mientras daba dos golpes a la cama para que me sentara su lado.

-¿Acaso hemos dormido?-Dije riendo mientras que le daba su bol lleno de fideos y ella rió levemente.-Bueno, seguramente tú sí, estabas literalmente encima mía cuando me he despertado.

-Lo siento, ¿te he aplastado mucho?-Negué y suspiró un poco mas tranquila.

-¿Quieres ducharte aquí? ¿O prefieres ducharte en tu casa?-Dijo y me encogí de hombros mientras acaba de tragar los fideos.

-Supongo que es mejor que me duche aquí.

De un momento a otro Lisa se levantó y dejo el bol a un lado de la mesa y abrió la persiana señalando un árbol.

-¿Ves ese árbol?-Asentí y ella sonrió.-Mi abuela lo plantó el mismo día que nací con ayuda de mi abuelo. No quiero que vendan esta casa Chaeng, tengo demasiados buenos recuerdos aquí como para dejar que se la vendan al primero que pase con dinero.

-¿Has hablado con tus padres?-Pregunté levantándome yendo a su dirección y ella suspiró.

-Los escuché hablar acerca de vender la casa a un precio alto, no sé cuando la van a vender pero no quiero que eso pase.

-Voy a hacer todo lo posible para que no la vendan.-Dije y ella me sonrió.

-No tiene que hacer nada Chaeng, solo quedarte a mi lado.

-Entonces lo haré, tenlo por hecho.

* * *

Cuando llegue a mi casa mis padres estaban sentados en el sofá viendo la televisión completamente en silencio y mi hermana estaba en el sillón de al lado leyendo un libro, cualquiera que viera aquello pensaría que era una familia totalmente perfecta. Pero a decir verdad no lo era, mi padre últimamente discutía mucho con mi madre y la ausencia de mi hermana cuando salía a trabajar o la mía cuando me pasaba casi todas las tarde en la biblioteca estudiando o yendo a casa de algunas de mis amigas hacían que mis padres se enfadaran con nosotras sin ningún motivo exacto.

Solo había paz los domingos cuando entraban dentro de la Iglesia, pero a mí cada vez me gustaba menos eso, estaban totalmente consumidos por todo lo que decía allí dentro y se negaban a ver la realidad, lo que me aterraba mucho mas que antes.

Por mi cabeza pasaron miles de ideas de lo que podía pasar si se enteraban de que ahora estaba con Lisa o el simple hecho de que me gustaba una chica.

Subí las escaleras dirigiéndome a mi habitación y deje la mochila en el suelo tirándome encima de la cama. Cogí mi móvil y vi la bandeja de entrada llena de mensajes de Lisa, contándome que su padre estaba haciendo galletas pero que se le había quemado todas y que su madre había comenzado a gritarle diciéndole que lo limpiara todo.

Había veces que no entendía como todo podía ser tan irónico, pero después era gracioso ver como todo pasaba y te reías de los malos momentos, aunque supieras que esos malos momentos podrían volver en cualquier momento pero que ya tenías experiencia para volver a superarlos.

-¿Con quién hablabas?-Escuché la voz de Alice desde la puerta de mi cuarto y le dí una pequeña sonrisa que ella interpreto al momento.

-Con la tailandesa, interesante, cuéntame más.-Dijo haciendo una cara de detective y reí.

-No tengo nada que contarte.-Dije incorporándome un poco y ella se lanzó a mí aplastándome.

-¡MIENTESSSS!-Dijo haciéndome cosquillas en la tripa y comencé a reír al momento.

-¡ALICE, PARA!

-Pararé si me dices porque tienes los pelos ligeramente mojados y te has cambiado de ropa y estas mas feliz de lo normal.

-¿Por qué me he duchado a lo mejor?

-Incorrecto, quiero la verdad.-Dijo amenazante levantando las manos.

-¡ES POR ESO!-Dije volviendo a reír mientras que volvía a hacerme cosquillas.

-Lisa y yo nos hemos acostado, ¿contenta?-Susurré completamente sonrojada y Alice me miró con los ojos abiertos como platos.

-¿QUE LISA Y TU OS-

-¡CÁLLATE!-Dije incorporándome lo mas rápido que pude tapándole la boca.

-¡MADRE MIA, MADRE MIA!-Dijo empezando a dar palmadas.-¡ESTAS TODA HECHA UNA MUJER AHORA ROSIE! AWWW MI HERMANITAAA.

-¿Quieres parar? Esto es muy extraño.-Dije frotándome la frente y mi hermana comenzó a reírse.

-Quien lo diría, la niña buena de la iglesia haciendo cosas impuras.

-No eres la mas indicada para hablar, guapa.-Me levanté de la cama y mi hermana me miró asintiendo.

-La verdad es que no, pero es divertido hacer rabiar.-Confesó riendo.

-No somo crías Alice, o por lo menos yo no.

-Bueno, ¿Y qué plan tienes en mente ahora?

Suspiré volviendo a sentar en la cama y acabé tirada encima de esta mirando al techo pensando si todo esto realmente valía la pena, y la respuesta era sí, quería intentarlo si era con ella.

-Luchar por lo que quiero, ¿qué te parece ese plan?

7 noches ✧ chaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora