Desde pequeño la sola idea le había parecido tonta. Se recordaba en pijama con los dientes recién cepillados debajo de las mantas de su cama esperando a que su padre atravesará la blanca puerta de madera con el libro en una mano y los lentes en la otra listo para comenzar a narrar una nueva aventura que él, quisiese o no, tendría que escuchar debido a la insistencia del mayor en leerle aquellas empalagosas historias fantásticas, recordaba a Uther en la incómoda silla de madera situada a un lado de su cama actuando voces y abriendo mucho los ojos para fingir sorpresa mientras él sólo quería dormir y dejar de oír sobre dragones, brujas, madrastras, maldiciones, hadas y príncipes que salvaban princesas, porque él siempre supo que era imposible que una persona pudiese subir una torre usando como cuerda el cabello de una mujer o despertar con un beso tras ser envenenado, no tenía sentido y mucho menos lo tenía una marioneta cobrando vida.
Él siempre supo que los sapos no se transformaban en príncipes, que nadie te encontraría con un zapato o que los gatos no podían llevar botas, "ni siquiera pueden andar en dos patas" decía, no se había dejado sumergir, no había tenido una infancia fantasiosa.
Se recordó discutiendo con su padre después de que este terminará de leerle la historia de aquella princesa cuya maldición la destinaba a morir a los 16 años de edad si tocaba la aguja de una rueca, según su lógica, de niño de 6 años, nadie podía morir por pincharse un dedo y de ser así no podían despertarte de semejante cosa con un simple beso.
Aún ahora, en su vida adulta, le molestaba de cierta manera; sin embargo ahora lo daría todo, escucharía aquellos cuentos mil veces, creería en los dragones, hadas y duendes, besaría sapos y rescataría, no princesas, príncipes, a su príncipe; porque ahora lo daría todo para que los cuentos que su padre le contaba se hicieran realidad y pudiese despertar al bello joven, al príncipe, a su Merlín con un beso del coma en el que aquel conductor ebrio lo había dejado, lágrimas de impotencia caían de sus ojos desde el fatídico día mientras sostenía la mano de su amado quien sólo permanecía inmóvil sobre la camilla del hospital ajeno a todo su alrededor. Ahora deseaba poder ser el príncipe y que los ojos azules se abrieran con el toque de sus labios.
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[Merthur] Fairy tales
RandomEn dónde puedes pasar a arruinar tu infancia y tu vista ❤