Los rayos del sol eran insoportables y en el cielo no había ni una nube, era uno de esos días calurosos en los que daban ganas de hacer nada, sólo querías tirarte en alguna sombra a tomar una siesta y olvidarte de lo caliente que estaba el clima; sin embargo para el joven moreno el día apenas daba inició y una cubeta de agua fría, que agradeció con el alma, derramada sobre él había sido su avisó.
-Levantate- le dijo una voz que reconoció como la de Morgause.
Habían pasado más de tres días desde que fue raptado por las dos brujas, en tan poco tiempo habían magullado su cuerpo entre golpes, trabajos forzados sin descanso, que sabía eran innecesarios pero divertían a las hermanas al verlo arrastrarse en la tierra, y su único sustentó para entonces era un pequeño trozo de pan mohoso que Morgana le daba cada que le venia en gana.
-Vamos Merlín- la voz de Morgana llego a sus oídos- sabes que puede ser peor.
El joven mago se levanto del suelo con las piernas temblando, escuchaba de fondo las risas de ambas mujeres, pero eso no le importaba se encontraba más preocupado por el objetivo de las mismas, atraer a Arthur a su trampa mortal. Morgana había tomado a Merlín con intenciones de que su medio hermano encontrara el rastro y corriera en rescate de su "damisela en peligro", que si demoraba más probablemente encontraría muerta, para atraparlo y darle muerte. Sin embargo los días seguían pasando y Arthur no daba señales de estar cerca, de ello se entero por Morgana que colérica le había impuesto tareas más pesadas, pero el hecho lleno de tranquilidad la mente de Merlín.
Pronto la estadía del joven sirviente se volvió parte de la rutina de las brujas dejando los trabajos pesados para que se encargara de asear la choza que estas tenían por hogar, lavase la ropa y cocinara; pero los azotes, el casi nulo descanso y el trozo de pan mohoso seguían ahí, aun así Merlín no mostró debilidad, él encontraría la manera de volver con su príncipe, con esa idea en mente el hechicero pasaba cada día inconsciente de que Arthur lo buscaba con desesperación.
Una vez más Arthur recorría el bosque intentado allar el rastro, el cual uno de sus torpes caballeros había borrado accidentalmente, que lo guiaría hacia su pobre sirviente perdido, el sol se ocultaba rápido dejándolo sin posibilidades de seguir buscando al llevarse su luz, rendido se dispuso a volver a Camelot con las manos vacías nuevamente cuando a lo lejos avisto una cabeza azabache alertandolo, Arthur bajo de su caballo y, creyéndolo un bandido, tomo su espada, se acerco sigiloso a la andrajosa y sucia figura, al estar cerca sus ojos se abrieron con sorpresa no era un vulgar bandido ¡era su Merlín!
-Merlín- le llamo corriendo a su encuentro.
El siervo lo miro con sorpresa y miedo, el rubio estaría expuesto si lo veían ahí, con dolor corrió para alejar al heredero lejos del peligro, el príncipe, confundido con las acciones de su sirviente, no dudo en perseguirle. Merlín sentía a Arthur pisándole los talones con la poca energía que le quedaba le hizo tropezar con una rama para poder escabullirse; el príncipe por su parte se encontraba frustrado, le había tenido enfrente y aun así lo perdió de nuevo, golpeo el suelo y se levantó para volver por donde había venido cuando lejos de el miro un llamativo trozo de tela roja, sin dudas era de su Merlín.
Cuando el joven mago regresó a la choza sin la madera pedida fue castigado por Morgause como nunca, para cuando esta había terminado no podía siquiera ponerse en pie, sin embargo era lo mejor, ni cuando el sirviente estuvo en el frío suelo aquella noche se arrepintió de sus acciones.
La mañana llegó el hechicero estaba débil, no queria ni podia abrir los ojos, pero cuando escucho que los caballeros de Camelot estaban por llegar con su príncipe a la cabeza se inquieto, prefería seguir pisando la tierra caliente con los pies descalzos a perder al príncipe Arthur.
Cerca de la choza el príncipe cabalgaba dispuesto a enfrentar lo que fuera que había tenido la osadía de llevarse a Merlín, tras él sus caballeros más fieles le seguían el paso. Algunos hombres de pronto fueron mandados a volar y ante el resto se presentaron las dos brujas.
-Hola hermano- saludo con hipocresía Morgana.
En respuesta los caballeros sacaron su espada, ambas brujas sonrieron sabiéndose más fuertes. La batalla dio inicio, entre puñaladas y hechizos cayeron varios caballeros, en el bosque sólo las carcajadas de Morgana eran audibles hasta que vio la cercenada cabeza de su hermana caer al suelo, sir Lancelot guiado por la superstición de que era posible acabar con una bruja de tal manera le había llegado por la espalda. Morgana entro en cólera y con el cuerpo sin vida había desaparecido del lugar.
Cuando Arthur llego al desagradable tugurio entro sin dudarlo encontrando a su joven sirviente en el suelo, lo tomo entre sus brazos mirándolo de arriba hacia abajo analizando cada golpe y corte en su piel, lo roto de su ropa, las ojeras bajo sus ojos y al abrazarlo sintió la delgadez de su cuerpo, colocando la bufanda al rededor de su cuello lo alzo para sacarlo de ahí, emprendiendo su camino hacía Camelot con los caballeros siguiendo sus pasos.
Para cuando Merlín abrió los ojos se encontró sobre una superficie blanda y una mano cálida sobre la suya, Arthur estaba a su lado.
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[Merthur] Fairy tales
De TodoEn dónde puedes pasar a arruinar tu infancia y tu vista ❤