Cuando Arthur lo miro de pie al lado del gran rey Balinor supo que lo quería. Esa tarde sólo había estado de pasó junto a su padre, sin oportunidad alguna de poder acercarse al bello príncipe Merlín Emrys.
Los rumores sobre él corrían igual en cada reino, "un joven afable", "posee grandes poderes", y algunos otros referentes a su esterilizada figura y detallado rostro, las damas suspirando por sus pómulos, sus contorneados y llenos labios provocaban ser tomados. Sin embargo, cuando por fin una mañana se levantó con la gran noticia de que se buscaba unir al joven en matrimonio y salió disparado sin decir nada a su padre, se llevó una de las más terribles sorpresas.
Sí, el príncipe era agradable y justo con todos, sin embargo su actitud para las damas que buscaban su cortejo era terrible, pero ello no parecía hacer disminuir la gran fila de personas interesadas en el grosero niño.
-Eres tan grande como un barril, si saltas quizás logres romper el suelo- le dijo burlón a una jovencita- y usted debería sentarse, no se vaya a caer abuela.
La mujer, evidentemente madura, se fue molesta del lugar. Arthur no se dejó intimidar, se quedaría con el chico, así fuera lo último que hiciera.
-Soy Arthur Pendragon, futuro heredero de Camelot- se presentó con una reverencia.
La risa del joven pelinegro se escuchó por toda la sala del trono, a Balinor se le subieron los colores al rostro.
-¡Un hombre!- exclamó- y con una horrible barba para acabar- sus ojos se iluminaron cuando una idea llegó a su cabeza- ¡El príncipe pico de tordo!
Y todos estallaron en risas, Arthur no agachó la cabeza e inclusive sonrió.
-Rie todo lo que quieras, pero tú vas a casarte conmigo- le aseguro al pelinegro.
Merlín alzó una ceja.
-¿Realmente crees que me uniría en matrimonio con un hombre? No seas repugnante- escupió con asco.
El príncipe rubio hizo una reverencia y salió sin decir nada más. Para cuando cayó la tarde y el resto de las pretendientes se habían retirado Balinor dejó caer toda su furia sobre su único heredero. La severa voz del rey reprendiendo al pobre pelinegro resonó en todo el castillo, los caballeros quedaron impresionados cuando, aún ante los ruegos del querido príncipe, no cedió a retirar su terrible amenaza.
-A la primera persona que pase por aquí- comenzó- sea rico o pobre, mujer u hombre, te entregaré a ella.
Merlín pidió ser disculpado sólo esa vez, pero su padre se veía duro e inflexible, las pobladas cejas juntandose en su entrecejo y los labios apretados hacían ver al robusto hombre aún más imponente de lo acostumbrado, el príncipe se retiró a su alcoba a sabiendas de que ni su madre, la buena reina Hunith, estando en vida hubiese podido ayudarlo.
Los días pasaron, el corazón del joven pelinegro cada vez estaba más intranquilo, en su cabeza no dejaba de retumbar la promesa del rey al grado de que unas oscuras ojeras mancharon la perfección de su blanquecino rostro, consecuencia de pasar las noches en vela rogando que a nadie se le ocurriese pasear por el jardín. Intentaba calmar su ansiedad estudiando los libros que su tutor le daba, pero ni ellos lograron darle un respiro.
Lo temido por el príncipe llegó una mañana en forma de canción, con el cabello revuelto, la bata de cama y ojos cansados, se asomo por la ventana de la habitación, a lo lejos pudo distinguir su libertad esfumandose, portaba ropa gastada, una gruesa barba mal cuidada, el cabello sucio y un instrumento roído, un trovador se la había arrebatado.
No tardó en escuchar toques leves sobre su puerta, podría jurar que la madera siendo golpeada era el único ruido que recordaba estando dentro del castillo, la charla de Balinor con el hombrecillo y la boda rápida fueron acalladas con un intenso pitido en su cabeza punzante. No reaccionó cuando mecánicamente dió por escrito sobre aquel papel que estaba de acuerdo con la situación, ni cuando le abrieron la puerta y salió únicamente con el traje que traía puesto para comenzar su camino a un sitio desconocido, el castillo se alejaba lentamente mientras avanzaba con el viejo y se adentraba entre los frondosos árboles.
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[Merthur] Fairy tales
De TodoEn dónde puedes pasar a arruinar tu infancia y tu vista ❤