Capítulo 13

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La suavidad sentimental ejercía una extraña presencia que llenaba una nube de oscuridad propicia de las pesadillas. La armonía de la estancia carecía de una balanza entre lo real y lo imaginario; lo verídico y los sueños.

Las imperfecciones se rellenaban con pequeños resquicios de pasadas alegrías.

Una penumbra evadía el silencio calmando el ambiente.

La calma pendía de un finísimo hilo rozando lo inexistente. En un mundo de luces y de sombras, la armonía se apreciaba en lo más pequeño e insignificante.

Aunque el verano, efímera estación calurosa, acechaba con un fino velo de copas iluminadas, la lluvia golpeaba con furia las ventanas. Los corazones latían con un compás platino, a ritmo con el denso manto de agua.

Cristalizadas se encontraban ya las despiadadas sombras de la eternidad.

Almas divagando en la oscuridad de la noche.

El señor y la señora Potter descansaban, mientras sus fantasías los guiaban poco a poco hacia dimensiones paralelas, donde lo verdadero no tenía importancia. Con un ligero vaivén de felicidad, el mundo de los sueños se apoderaba de ellos. Porque, bien era de saber, que el mundo de la imaginación era el único lugar en el que toda la humanidad puede ser feliz.

Al tomar un último sorbo de tranquilidad, un factor externo interrumpió al más mínimo pensamiento.

— ¡LARGA VIDA AL SEÑOR TENEBROSO! - una gélida y gutural voz se hizo demandar en toda la estancia.

— ¿¡Qué!? - Harry había dado un respingo, despertando así a su querida mujer, recostada en su pecho.

— ¿Harry? Cariño, ¿qué ocurre? - le tranquilizó la hermosa voz de Ginny - ¿Otra pesadilla?

— No, esto ha sido real. - corrigió despiadadamente su marido.

— ¡PAPÁÁ! - retumbó en toda la casa. Harry no necesitó ni una milésima de segundo para reconocer y definir perfectamente aquella voz. Y no necesitó otra milésima para salir corriendo a la habitación de su hija.

— ¡Lily! ¡Lily! ¡LILY! - las súplicas se mezclaban con las lágrimas. El corazón de Harry pareció congelarse durante años cuando reparó en que su hija no estaba en su habitación. - No está, ¡GINNY NO ESTÁ!

— ¡PAPÁÁ! - se volvió a escuchar. Harry creyó volar mientras se dirigía al patio.

Y al abrir la puerta, todo su pasado lo envolvió como a un regalo la mañana antes de navidad.

Dejó de verse como aquel auror fuerte que podía con todo, para pasar a sentirse como un adolescente expuesto al miedo, a la pérdida y al dolor. Su cabeza rememoró aquellos recuerdos que quería olvidar, que necesitaba olvidar.

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Lily Luna Potter y el nuevo comienzo #LumosAwards2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora