Los años transcurrían mientras su legado quedaba en el olvido. La vida continuaba y las personas evitaban rememorar aquel horrible acontecimiento, a pesar de los sucesos toda la armonía parecía haberse reincorporado a la vida del mundo mágico.
Pero...
Su mano, ansiosa a la par de delicada, rozó suavemente mi mejilla, formando rápidamente una leve caricia. Se acercó algo más a mí, aunque en mi cabeza eso fuera físicamente imposible, y aceleró mi corazón, otra paradoja inexplicable. Su torso se alzaba y descendía con brusquedad, haciéndome sabedora de su agitada respiración. Mis ojos se cruzaron con los suyos, en un mínimo segundo que se estiró cuál goma elástica, rozando ligeramente el infinito. Consiguiendo de tal manera responder vertiginosamente todas las preguntas que mi cabeza había sido capaz de formular en mis 14 cortos años de vida.
Los astros pareciéndose alinearse nos dejaron en el centro del universo, nada ni nadie existía en aquel dichoso momento, en el cuál las palabras sobraban y las emociones eran cascadas de hermosos rubíes iluminando aquella tarde de verano.
Sin percepción real de todo aquello que me rodeaba, que no tenía la más mínima importancia, alcé ambas manos hasta tocar su cabello, rubio como el sol. Lo agarré y entrecrucé mis dedos, la distancia entre nuestros rostros se acortó permitiéndome percibir todas las sensaciones que había anhelado y deseado lo que parecía un tiempo demasiado largo. Sus labios descansaron sobre los míos recordándome la felicidad más enorme que había experimentado, y conocedora de que no podría encontrar una aún más grande, exprimí ese momento al máximo, sintiendo cada roce y notando cada aliento.
— Te amo Lily - me dijo con un armonioso susurro.
— Te amo Scorpius - le respondí.
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La pelirroja repasó mentalmente aquél texto que por extraña e indescifrable razón conseguía inundarla en el más absoluto dolor. Como si de una estaca se tratase, el manuscrito fue penetrando el corazón de Lily al ritmo que la joven lo leía;
El poder para salvar a ambos mundos renacerá de sus cenizas. Volverá a la vida cada 4 años. Nacido de un amor eterno, con poderes inigualables, escondiéndose entre la multitud. Con aspecto vulnerable y tierno, pero poseerá aquello que devolverá la paz que nunca se consiguió del todo. Discípula de aquella que se sacrificó por amor. Lazos de sangre la unirán al elegido, pues ella es la elegida, la elegida para devolver el balance entre el bien y el mal al universo. Y para romper todas las barreras que nos dividen. Gracias a ella, todos enteran la importancia de la vida, pues ella les devolverá la vida.
Una llama la quemó con un latigazo mucho más fuerte que ninguno anterior. Entendió por primera vez esas palabras que la marcaban en cada lectura, y su respuesta fue horrible. La chica contuvo un grito de ira, y las lágrimas comenzaron a descender rápidamente por su pómulo.
Era imposible. Toda esa insólita y desoladora realidad a la que creía pertenecer aclaró con una bofetada todas sus ideas, abstractas y ridículas hasta entonces. La locura pasó a gobernarla, sumiéndola en lo que ella creía un sueño, un espejismo de amargura que la envolvía en una burbuja.
