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Al anochecer Lily Potter apreció en la biblioteca informándoles que les habían preparado tres habitaciones para que descansaran mientras permanecían en el castillo.

Les explicó que en cuanto comenzarán las clases serian reubicados a alguna casa de seguridad que los tres supusieron como Grimmauld Place, durante el camino ella los trato con fría cordialidad aun no aceptando que ese joven pudiese ser su hijo, no aceptando que el rubio detrás de ella era en realidad un Malfoy miembro y de hecho, heredero de una de las familia más poderosas en el mundo mágico, no sabiendo que pensar de aquella chica de la cual nunca había oído.

Finalmente llegaron a un pasillo en el séptimo piso en donde tres puertas desprovistas de polvo a diferencia de las que las rodeaban les fueron presentadas, por dentro las tres alcobas lucían igual.

Tenían una cama con doseles y sabanas que no combinaban entre si, dando a entender que los habian sacado de la reposición de las cuatro casas y un ropero acomodado en la pared de esta era el único mobiliario que presentaban, las tres tenían una ventana polvorienta pero con algún que otro vidrio nuevo siendo obvio que había sido remplazado para su disposición, aún a pesar de las carencias que el cuarto tenia los tres jóvenes agradecieron la estancia y se desplomaron en sus respectivas camas nada más la señora Potter se había retirado.

Fue una noche intranquila, repleta de los gritos de los jóvenes que en su agotamiento, olvidaron insonorizar la habitación sin embargo y para alegría de estos, sus habitaciones se encontraban lo suficientemente alejadas del castillo como para que alguien pudiese oírlos.

Al día siguiente, despertándose sumamente temprano a causa de los terrores nocturnos que se les presentaban, los tres jóvenes bajaron juntos a desayunar a las cocinas del castillo, siendo recibidos por los alegres elfos domésticos que ya desde antes del amanecer se plantabn en las cocinas, preparando el desayuno de los magos.

Los elfos sin ninguna replica les sirvieron de desayunar en la mesa homóloga a la de Gryffindor en el gran comedor, comieron en silencio, algo de lo que ya estaban acustumbrados, simplemente disfrutando de los manjares que los elfos les ofrecían.

Al terminar y sin tener noticias acerca del director, los tres se dirigieron de nuevo a la biblioteca en donde Malfoy y Hermione buscaron hallar las formulas tanto aritmanticas como alquímicas para llevarlos de regreso a su dimensión.
Entre tanto, Harry busco en la mente del señor tenebroso algo, cualquier cosa que pudiese ayudarlos y de paso saber que era lo ocurrido en su mundo.

Así llegaron hasta la hora del almuerzo, los tres cansados y frustrados por no encontrar la solución a su problema, de nuevo fueron a la cocinas, esta vez para pedir comida y hacer un picnic a la sombra del castillo.

Una vez acabado, los tres decidieron despejarse antes de regresar a la biblioteca, sabiendo que frustrados como estaban no lograrían encontrar nada, por lo que Hermione saco una novela ambientada an la Francia muggle antes de la revolución francesa de su bolsa, la cual era misma que llevaba usando desde su escape de la boda de Bill y Fleur, y se dispuso a leerla.
Draco en cambio simplemente dejo su mente divagar mientras que con su varita creaba rayos de luz, permitiéndole dibujar en el aire, una costumbre que había adquirido hacia poco.
Y Harry, el solo observaba el bellos jardines de Howarts, el lago que reflejaba el sol y las raras sombras que hacían las altas torres del castillo, una visión que no pensó volver a ver jamás y quería disfrutarla.

Después de un rato noto con su magia, pues siempre sentía el terreno con ella, a una persona acercándose a ellos, se tenso por un minuto hasta que logro identificar que se trataba de Lily Potter quien venia con una expresión que era capaz de reconocer en cualquier momento pues era la misma que ponía su amiga cuando estaba perdida en sus pensamientos.

—Señora Potter— saludo levantándose cuando ella estuvo a su alcance.

—Oh... Harry.

—Parece estar pensando en algo ¿puedo ayudarla?

—No es nada...— respondió rápidamente, demasiado para que esto fuera verdad, la mujer al ver su expresión interrogante suspiro con resignación —Bueno si podrías ayudarme... Pero preferiría a solas.— respondió apenada.

—Por supuesto— respondió sabiendo muy bien que sus dudas eran acerca de él y sus acompañantes. —Por aquí— comenzó a caminar al interior del castillo.

La mujer lo siguió sin saber bien como exponer sus dudas hasta que el moreno volvió a hablar
— si quiere podemos hacer un trato—  le dijo amble ella se detuvo mirándole con desconfianza.

—No es nada a lo que temer Señora Potter, mire ¿que le parece si yo respondo sus preguntas cuales quieran que sean y usted responde las mías?

—¿Qué quieres saber?—pregunto rápidamente sin saber que pensar de aquel muchacho, este sería técnicamente su hijo, pero se comportaba totalmente diferente a como lo hiciera el suyo propio.

—Nada del otro mundo...— contesto pero se detuvo de improvisto una sonrisa divertida escapandosele —no, de hecho justo de eso se trata— dijo confundiendo a la pelirroja totalmente. —Quiero saber acerca de este mundo, su historia, las diferencias con el mío—

—Ya veo ¿Y si yo respondo tus preguntas tu responderás a las mías?

—Es justo lo que acabó de decirle.

—Muy bien, me parece... Justo.

El chico sonrió amable y la animo a seguir caminando, andaron en silencio, cada uno pensando que hacer con aquella oportunidad para obtener respuestas a sus tantas interrogantes.

Él la guió hasta el séptimo piso pero en lugar de dirigirse a las habitaciones que les habían preparado, para alivio de Lily pues ahí solo estaba una cama para sentarse y quería tener algo de espacio con el joven de ojos verdes que tanto se parecían a los suyos pero que al mismo tiempo eran tan diferentes en su forma de mirar.

Terminaron en frente de un largo pasillo y el pelinegro comenzó a caminar de un lado a otro enfrente de este, temiendo haber terminado con un loco aún mayor de lo que pensaba a la tercera vuelta le pregunto qué hacia, quedándose a la mitad del interrogante al ver una gran puerta formarse en donde antes no había nada.

Dentro de la sala se podían ver dos cómodos sillones uno frente al otro y entre ellos una pequeña mesita de cafe en donde de hecho había un servicio de té humeante junto a varios panesillos y galletas, todo iluminado por la luz de una gran ventanal a un lado que le daba vida a las grandes plantas y cuadros que decoraban el lugar.

—¿Qué es esto?— pregunto maravillada la pelirroja.

—La sala de me menesteres— contesto el moreno —Cada ves que es invocada toma la forma de la necesidad del usuario, justo ahora pedí un lugar donde hablar, tome asiento señora Potter, pongase cómoda.

Bien, aqui esta otro capítulo.

Alguna recomendación o comentario estoy abierta totalmente a oportunidades de mejora.

Y bueno esta vez no tengo realmente nada que decir así que adiós y muchos besos.

Harry Potter Y El Mundo ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora