Abrazando la destrucción.

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Sueño, sé que estoy soñando pero no me importa, sueño con una noche fresca, un cielo estrellado, una ciudad dormida; y aun cuando nunca me gustaron las ciudades esta me resulta particularmente encantadora, quizás porque estoy sola en medio de la calle, quizás porque esta dormida, a lo mejor porque sé que yo estoy dormida, pero no me importan los porqué. No me importa nada porque me siento en paz, no solo eso, me siento poderosa.
Camino un largo rato sin dirección alguna, disfrutando de lo que siento, camino sin miedo porque yo tengo el control. El viento fresco que golpeaba mi rostro comienza a volverse cálido, no me gusta el calor, comienza a volverse pesado y me ahoga. Pierdo toda sensación positiva, sé que algo va a pasar y mi mente intranquila se prepara para eso; levanto la mirada expectante y compruebo que el hermoso cielo estrellado que me acompañaba comienza a volverse de una tonalidad rojiza, como un atardecer violento que no presagia nada bueno, como el fuego que arrasa con todo. Y el calor se vuelva agobiante, me desespera, no me deja pensar. La ciudad esta despertando, NO, la ciudad se esta derrumbando, los edificios comienzan a caer en un helado silencio que contrasta con el clima abrasador, el polvo comienza a elevarse y amenaza con envolverme y hacerme parte de esa destrucción. Miro la escena atónita, conozco muy bien el sentimiento que germina en mi interior, es la impotencia de no tener el control, ver lo inminente y no poder hacer nada, después de todo estoy muy acostumbrada a lo que esta pasando, a ver como las cosas se derrumban inevitablemente. Entonces lo hago, hago lo único que sé hacer bien, lo único que queda por hacer: CORRO, tan rápido como puedo, sin pensar a donde me llevarán mis desesperados pasos, corro tan lejos como me sea posible. Corro aunque no haya salida.
No sé cuanto tiempo llevo corriendo, ni que tan lejos pude haber ido, pero mi cuerpo siente el esfuerzo que hice y se niega a seguir. Me paro agitada y apoyo mis palmas sobre mis muslos, el aire que entra a mis pulmones me produce una sensación horrible, todo quema, mis pulmones, mi piel, el ardor de mis ojos, la intensidad de mis pensamientos. TODO QUEMA. Vuelvo a levantar la mirada y me encuentro con un panorama devastado, ruinas y silencio, desesperanza por donde mires. La magnifica ciudad dormida que tanto disfrute ya no existe, lo compruebo mientras vuelvo a caminar sin rumbo, no siento nada, ni miedo, ni paz, ABSOLUTAMENTE NADA. Sigo caminando mientras contemplo el lugar, el cielo esta gris, la temperatura esta en un punto regular, todo parece increíblemente irreal, soy completamente consciente de que estoy soñando y este sueño no me pertenece, como es costumbre ya, perdí el control de todo. A lo lejos visualizo un campo verde, algunos árboles frondosos, un sol primaveral, flores hermosas. Pero nunca me gusto la primavera, no quiero ir en esa dirección. Me siento en el borde de una vereda y miro nuevamente a mi alrededor ¿Realmente es tan malo este lugar?, me lo planteo por largos minutos hasta que lo decido. Quizás este lugar sea un desastre, pero es mío, es lo que queda de aquel maravilloso sueño donde era feliz, es mío y no me voy, es lo que soy.

Bienvenidos a Eris, mi primera historia.
Espero que les guste y que me den el placer de su compañia en este proyecto que tantas ilusiones me hacen.
Descubramos juntos hasta donde llegara esta historia y que es lo que esconde mi cabeza.

El placer es todo mio, JESS.

ErisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora