Escapar

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Me despierto algo contracturada, definitivamente no elegimos la mejor posición para dormir abrazados. Lo miro en silencio por un rato. DIOS, ES TAN LINDO. ¿Cómo puede permitir que pasara? No debimos abrirnos tanto, no debí permitir tanta intimida. Me levanto despacio de la cama, trato de no despertarlo. Desde este ángulo, parada junto a la cama puedo ver cómo pequeños rayos de sol se cuelan por la ventana e iluminan su cara de una forma increíble, si fuera una persona romántica diría que es algo mágica y angelical, pero la verdad es que debe ser muy molesto dormir con el sol en la cara. Me estiro cuidadosamente y corro las cortinas para remediar la situación.

- No me voy a cansar de decir que ustedes se ven adorables juntos.

-Deja de decir pavadas, ¿Querés?.
-y vos dejá de ser tan arisca, vamos a desayunar, dale.


Salto tras Samantha y dejo que ella maneja el momento, que ponga su propio ritmo, no estoy de ánimos para nada, realmente desaparecería de la faz de la tierra si pudiera. Ella me prepara un café, si hay algo que ella sabe hacer es prepararlo tal cual me gusta a mí, lo hace incluso mejor que yo.
Negro, bien cargado y sin una sola pizca de azúcar o endulzante.
Me ofrece unas galletitas pero me niego rotundamente ante sus insistencias, no quiero comer, tengo el estómago atorado en culpa. En cambio decido acompañar mi café con un cigarrillo, bueno con varios.

-Te conozco, no voy a pedirte que me cuentes lo que pasó, voy a esperar a que lo proceses y decidas contarlo. Lo único que te voy a pedir es que decidas ahora qué es lo que vas a hacer con Joaco. También es mi amigo y no voy a permitir que lo lastimes.

La miro entre la indignación y el dolor, no le digo nada. ¿Qué le puedo decir? Si al fin y al cabo tiene razón.
Sigo fumando en silencio y bebo de a sorbos pequeños mi infusión. Mamá se enojaría si me viera, a ella no le gusta que fume y odia que desayune mal. Mamá también dejó que mi papá me pateara cuando estaba tirada en el piso y me permitió creer que mujeres como yo merecen vivir así. No, no importa lo que mamá piense, ella tampoco estaba muy bien de la cabeza.

No puedo permitir que mi cabeza entre en ese terreno, no en este momento, necesito estar tranquila para poder solucionar todo. Bueno, no es como si alguna vez hubiera podido solucionar realmente algo ¿O si? Es decir, mi vida nunca cambió realmente, tengo breves momentos de paz en los que creo que todo va a salir adelante pero luego la fantasía se termina y tengo que enfrentarme a los mismos problemas de siempre.

-agh, yo así no puedo.

-¿De qué estás hablando?

Ignoro la pregunta de Sami y me dirijo a la heladera, adoro la forma en la que está chica pareciera estar preparada para todo, ojalá yo pudiera. Saco lo que necesito y me preparo un vaso, mejor que sea más cargado, más fuerte, lo necesito. Vuelvo a la mesa haciendo malabares entre el vaso y las botellas, tratando de no tirar nada por el camino.

-Siempre odie que desayunaras vodka, me hace creer que estás llegando a un punto de quiebre nuevo.

-técnicamente es vodka con Baggio, pero si te hace sentir mejor no creo que haya nuevos puntos de quiebre para mí.

-no me estás haciendo sentir mejor de ninguna manera. Vamos Eris, no vas a solucionar nada tomando vodka a las 8 de la mañana. Es más, ni siquiera deberíamos estar despiertas tan temprano, deja eso y vamos a dormir.

-no quiero. Y no te preocupes por Joaco ya sé lo que voy a hacer.

-lo vas a lastimar.

-un poco, no puedo evitarlo, deje que todo llegara muy lejos, creo que deje que se ilusionara un poco anoche. Pero no va a volver pasar, así tenga que perderlo como amigo, tengo que tomar distancia o no voy a poder controlar lo que siento

-tal vez no tengas que controlar lo que sentís, a lo mejor solo tengas que darle rienda suelta.

-No puedo creer que justo vos me digas semejante pavada Samantha. Vos mejor que nadie me conoces y sabes de lo que soy capaz,¿ vos te pensas que él se merece algo así?

-yo pienso que los dos se quieren y ambos se merecen ser correspondidos, lo demás se ve sobre la marcha

-es lo más estúpido y egoísta que te escuché decir, Posta que si. Deberías pensar antes de hablar porque casi empiezo a dudar de tu inteligencia.

Guardamos silencio por un rato largo, la veo preparar tostadas y comer frutas. Incluso llega a preparar mate con la ilusión de que deje el vodka y tome con ella. Pero no pasa, niego en silencio mientras sigo tomando, sé que me está mirando constantemente con desaprobación pero no me importa. Cuando llego al tercer vaso ella se levanta y me saca las botellas, demasiado rápido para mi gusto pero estoy en su casa y me tendré que amoldar a sus reglas.

Al parecer no podré tomar más de 3 vasos de vodka con jugo por las mañanas.

Mientras Sami sale por la cocina veo bajar por las escaleras a los chicos

-Desayunando alcohol otra vez, LA PUTA MADRE ERIS, ni yo me animo a tanto- El comentario de Juanpi medio en broma, medio en reproche, hace que suelte una sonrisa llena de fastidio. Eso sumado a mi cara le deja bien en claro que no estoy para aguantar nada, ni sus bromas espantosas, ni un sermón de su parte.

Joaco se sienta al lado mío y me mira como intentando descifrarme, JA, NI LO INTENTES CORAZÓN, NO QUERÉS SABER LO QUE TENGO DENTRO.
Ignoro su mirada todo el desayuno, evito siquiera tener que dirigirle la palabra directamente, estoy siendo una perra y lo sé pero no tengo muchas opciones. Finalmente se cansa y disimuladamente se cambia de lugar junto a Juanpi, puedo sentir la mirada enojada de Sami y la decepción de Joaquín. Ambas cosas comienzan a carcomerme y pienso con algo de enojo que un vaso más de vodka estaría genial. No estoy buscando emborracharme, me conozco y sé que con sólo unos vasos dejo de pensar y de sentir tanto, es lo único que necesito, que todo eso pare. Resignada me prendo otro cigarrillo, van cuatro. Miro fijamente la mesa mientras fumo, deseando desaparecer, deseando poder dejar de lastimar a las personas que me rodean, deseando que todo pare.

-¿Podemos hablar?

Levanto la mirada desconcertada, Sé que estuve ensimismada mucho tiempo. Los chicos se fueron y nos dejaron solos, supongo que era evidentemente que había algo que aclarar entre los dos.

-Realmente no quiero y sería genial que respeten mis ganas de no hacerlo.

-Seria genial que dejes de escapar de las cosas.

- Es verdad hubiera Sido genial no tener que escapar de mi casa a la medianoche y tener que estar acá, sola, sin ningún plan para mi vida y encima arruinando las pocas cosas buenas que me quedan. SERÍA UNA PUTA GENIALIDAD PERO NO PASA, ASUMI LA PUTA REALIDAD DE UNA VEZ Y DEJATE DE DECIR TANTAS PELOTUDECES.

Sé que él no estaba reprochándome por haberme ido de casa, soy yo la que se reprocha eso, el haberlos dejado solos, pero no hay necesidad de recordarme que soy incapaz de resolver mis problemas y que estoy tan llena de miedo que solo puedo escapar. Sé que él no tiene la culpa y que una vez más estoy siendo una idiota. Control, Eris, todo es sobre el control.

Cierro los ojos con fuerza y trato de no pensar en alcohol, no quiero sumar más problemas a mi vida y al parecer el alcoholismo está esperándome a la vuelta de la esquina. Trato con todas mis fuerzas de no escapar, tengo que hacerle frente a esto. No pensé que fuera tan difícil, siento mi cuerpo temblar.

-Perdón ¿si?, No era el mejor momento para que me dejara llevar, sé que todo esto está siendo muy difícil para ver vos y yo egoístamente te sume un problema más. Me dijiste muchas veces que no querías nada y yo me aproveche de tu momento de debilidad para abrirme, no me arrepiento de lo que dije pero tampoco estoy orgulloso.

No puedo, no puedo, no puedo.
Esto es demasiado para mí.
No puedo.
Lo miro con los ojos llenos de lágrimas y trato de controlar mi voz.

-Mira, no tengo ganas de hablar ahora así que lo voy a hacer cortito y sencillo. No quiero nada con vos ni con nadie, y si, me gustas. Así que no quiero que ese sentimiento crezca y por eso mismo te necesito lejos de mí, yo voy a hacer mi parte y no quiero que me busques o que me sigas.

Me levanto y voy directo a la pieza de Sami, ella está sentado con nuestro amigo en sillón ¿Comiendo Doritos? Agh no se cansan nunca de comer. Ignoro sus miradas de desconcierto mientras empiezo a guardar todas mis cosas en un bolso. Sé que me están hablando, me están preguntando cosas, incluso tratan de agarrarme para que pare y los mire, pero no puedo parar ahora, es el mundo el que debería parar para que yo puedo curarme un poco y poder seguir, pero eso no va a pasar así que si el mundo no para yo tampoco puedo de lo contrario todo me pasaría por encima y no creo sobrevivir a eso una vez más. Las lágrimas nublan mi visión al punto en que casi no veo nada, tiemblo violentamente mientras continúo con mi tarea. Cuando creo haber juntado todo simplemente salgo por la puerta.

Escape, otra vez.
Me fui.

Abandoné lo poco que tenía, lastime a las pocas personas que están incondicionalmente, a lo mejor que tengo, lo mejor que está vida de mierda me dio.

Escape, otra vez.

¿qué estoy haciendo con mi vida? Estoy arruinando todo, ¿Cuándo voy a parar? No puedo seguir así.

Me subo al colectivo, soy consciente de las miradas que atraigo, ni siquiera me lave la cara o me peiné y la ropa que traigo puesta deja mucho que desear. Un pantalón colorido de seda fría que me queda bastante ancho y una remera de algodón gastado con el logo de De La Gran Piñata. Una vez que consigo asiento le mando un mensaje a mi prima, no me quedan muchas opciones.

Pasan un par de minutos cuando obtengo su respuesta, no me alegro de leer el mensaje, creo que nada podría alegrarme a esta altura.

Lo siguiente que hago es avisar en mi trabajo que no podré ir más, a la mierda con los quince días de preaviso, que me demanden si quieren van a perder más tiempo y plata de lo que podrían sacarme.

Seco una vez más mis lágrimas y miro por la ventana, el viaje hasta el centro no es tan largo, apenas 20 minutos.
Sin embargo me quedan más de dos horas de viaje. Serán 2 colectivos más los que me esperan.

Suspiro mientras subo nuevamente a otro bondi, ya no hay vuelta atrás, no me queda mucho

ErisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora