Recojo toda la dignidad que me queda y camino erguida hasta el baño, trabo la puerta y rápidamente me saco los zapatos.
Bajo la tapa del inodoro y me siento observando con lástima a mis pies, están enrojecidos e hinchados y los deditos realmente duelen. Luego de unos minutos junto la fuerza necesaria y comienzo a cambiarme, lejos de ser la elegante pasante de tacos que era hace unos minutos ahora soy una universitaria hippie. Me pongo unos Balis a rayas celeste, mis converse beige y una remera con un estampado de los Simpsons, elimino un poco de maquillaje de mi rostro y me hago una cola alta. Me miro unos segundos mientras pienso en que debería hacer algún cambio en mi pelo.
Escucho unos suaves golpes en la puerta.
-¿Eris? ¿Ya estás?¡Vamos a llegar tarde!
-Por el amor de Dios Samantha, solo dame unos segundos, todavía estoy amputandome los pies.
La puerta del baño se abre rápidamente y antes de que pueda decir algo Sami ya está adentro. Me mira con diversión mientras me analiza y no puedo evitar hacer lo mismo. Sami tiene un bali a rayas marrón, sus converse rojas y una remera de una banda de rock under, tiene el pelo en una cola que pretende ser firme pero aún así tiene rizos rojizos sueltos.
Nos sonreímos con complicidad y salimos juntas, recibimos algunas miradas que pese a ser disimuladas muestran un poco de desconcierto o incluso indignación. Cuando estamos cruzando la puerta vemos a nuestra jefa, nos saluda con diversión y sigue su camino. ¡JESÚS! Definitivamente necesito un coche así en mi vida.
-¿Trajiste tus cosas para ir a cursar?
-Si, si, traje todo.
-Bueno, yo me mudé acá a unas cuantas cuadras, por si querés dejar las cosas de la oficina y no andar tan cargada.
-bueno, dale.
Caminamos en un cómodo silencio, por primera vez me detengo a ver el cielo, por la mañana estaba muy apurada y en la oficina demasiado atareada. Es un día nublado, fresco pero no demasiado, el sol amagando a salir entre las nubes pero sin conseguirlo del todo. No puedo evitar largar una risita.
-¿De que te reís?
-Hoy es un día peronista.
Sami larga una pequeña carcajada hacia el cielo y me sonríe como solo ella sabe hacerlo, con esa complicidad que solo tengo con ella, me sonríe entendiendolo todo.
- Hoy es un hermoso día peronista.
- ¿Acaso no todos los días peronistas son hermosos?
- ¿Acaso no todos los días son peronistas?
Nos sonreímos con un ánimo renovado y continuamos caminando con un poco más de energía que hace unos segundos. Sami arrastra los pies haciendo rodar las piedras que se cruzan en su camino, distraídamente va separando los brazos de cuerpo y balanceándolos.
Me paro en el portón del departamento tratando de encontrar las llaves dentro del quilombo que es mi bolso, mi amiga me mira impaciente hasta que logro encontrarlas.
A los pocos minutos llega Juan Pablo a hacernos compañía, tomamos unos mates antes de salir a la facultad y rápidamente vamos poniéndonos al día. Sé que mi rápida huida molestó mucho a Samantha pero en el fondo ella me entiende y no me lo reprocha, al menos no en voz alta, a veces creo que no merezco tenerlos como amigos aunque los amo con locura y daría todo por ellos simplemente no soy buena para los demás en estos momentos. Después de tanto tiempo alejados realmente valoro poder estar así casi como si nada hubiera pasado.
Cuando se acerca la hora de salir se empieza a notar una incomodidad evidente, sé por dónde viene la mano y no quiero escucharlo. Trato de sobrellevar la situación calentando agua para llevar a la cursada y guardando las cosas.
Me concentro en pasar la yerba al tacho sin tirarla afuera, mientas lo estoy haciendo siento unos suaves pasos atrás mío y unos brazos delgados me abrazan por atrás.
- ¿Sabes que es una única comisión no? Vamos a estar todos juntos, en todas las materias de hecho.
Dejó escapar un suspiro y me giró sobre mis talones, Samantha me mira con sus ojos castaños y tiene una mirada de compasión que me hace sentir mal.
- Lo sé y voy a hacerle frente de la mejor forma posible, no vine acá otra vez a seguir cometiendo errores
- Joaco está muy dolido, no sé si va a querer hablar con vos, estuviste mal, nos lastimaste y aunque te entendemos es inevitable sentirnos dolidos.
- Ya se bebé- estiro mi mano y acomodo tras su oreja un mechón rebelde- no puedo hacer más que pedir perdón y asegurarles que estoy mejor y no va a pasar más, no puedo cambiar lo que hice mal.
- Solo quería que sepas eso, para que estés preparada para la situación.
Se da la vuelta con una elegancia tan propia de ella, es increíble cómo incluso con toda su sencillez siempre se deja ver un poco de esa educación y modales que solo la gente de plata con el roce social indicado puede tener. Es inevitable pensar en lo raro de nuestra amistad, en lo rápido y profundo que nos conectamos y como seríamos capaces de dejarlo todo por la otra.
Sigo guardando las cosas tomando profundas bocanadas de aire mientras pretendo ignorar las inquietas miradas de Juan Pablo. Les hago una seña con la cabeza y nos encaminamos los tres hacia la puerta.
Mi amigo es el encargado de abrir la puerta porque al parecer no estoy tan tranquila como pretendo demostrar y encajar la llave en la cerradura me resultó imposible por los temblores en mis manos. Le sonrío agradecida.
Durante el camino guardamos un cómodo y reconfortante silencio, de esos que solo pueden existir cuando caminas con alguien que te apoya y te entiende cuando estás por enfrentarte a algo difícil. Quizás no sea tan complicada la situación, no es algo de vida o muerte, tal vez haya problemas más grandes en el mundo o incluso en mi vida, pero aún así no me resulta fácil enfrentar todos mis errores y menos cuando sé que lastime a alguien a quien quiero y que por sobre todas las cosas me quiere.
Entramos al aula, increíblemente logramos llegar unos minutos antes y acomodarnos en un lugar apropiado. Me relajo instantáneamente, de pronto los problemas que pueda tener dejan de ocupar un lugar tan importante en mi mente. Ahora estoy en mi lugar, ahora estoy haciendo lo que me gusta, lo que elegí para mi vida. Nuevamente siento que soy yo tomando el control de mi vida, tomando mis decisiones, ya no soy juguete de las situaciones que me tocan pasar, ya no vivo dejándome llevar por la marea.
Lo siento entrar, Dios sería imposible para mí no reconocer ese perfume, se lo regalé yo, lo amaba, Dios no, sigo amando ese perfume y cuando lo usa él siempre resulta mil veces más cautivador. Respiró hondo para poder controlarme mientras el toma asiento junto a nosotros. Saluda a los chicos con un beso, me hace una inclinación de cabeza a modo de saludo a mí. Quisiera poder ser yo la que rompiera la tensión del momento pero tras de él entró la profesora dando comienzo a la clase.
Me limito a escuchar atenta y tomar apuntes mientras me esfuerzo por cebar mate sin volcar nada, las horas se hacen largas hasta que pasada las 8 la profesora nos da un receso para que podamos descansar y seguir las casi dos horas que quedan de clase.
La mayoría sale del aula, Sami y Juampi lo hacen tan disimuladamente que nos tomó unos segundos darnos cuenta que nos habían dejado solos allí sentados. Me giro sobre mi asiento para poder verlo a la cara pero antes de que pueda decir algo el se me adelanta.
-No Eris, ni siquiera pienses en decir algo. Ni siquiera pienses en justificarte o querer arreglar nada de lo que rompiste. No vas a encontrar ni perdón ni compasión en mí. No quiero escuchar nada de lo que tengas para decir, el tiempo de hablar ya pasó y ya no sirve de nada. Déjalo estar.
Abro la boca un tanto sorprendida pero no digo nada, no encuentro nada que decir. Tiene razón y lo sé. Luego de unos segundos de pelear conmigo misma decidí que no podía quedarme callada, es más fuerte que yo.
- Perdón, sé que no querés escuchar nada, y tenés razón, no puedo pedirte nada ni justificarme, solo no quiero que la situación sea tan tensa, no por mí ni mucho menos, es que de alguna u otra forma están los chicos en el medio y por mucho que nos joda vamos a tener que llevarlo de una manera tranquila.
Me miró seriamente por unos segundos y luego me corrió la cara. Mentiría si dijera que no me dolió porque fue así pero también sé que pese a su actitud él me escuchó y conociendolo como creo que lo conozco no va a hacer de esta situación más difícil de lo que ya es.
Me guardo las lágrimas lo que queda de clase y paso resto del tiempo cebando mate para los chicos, los apuntes se fueron al carajo porque ya no tengo cabeza para escuchar. Seguramente después no escuche lo que grabé pero tampoco quiero empezar atrasada o despistada la cursada.
Quizás mañana todo sea un poco mejor que hoy, pero hoy es hoy y es una mierda.Sé que los hice esperar mucho 💔💔 perdón. Prometo retomar la historia y volver a actualizar más seguido.
El placer es todo mío,
como siempre,
Jess.
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Eris
Genç KurguSu vida siempre fue igual, inestable, cambiante, desolada. Los problemas parecen repertirse una y otra vez sin control. Toco fondo muchas veces, y muy a su pesar siempre salio adelante. ¿Que cambió esta vez? que ella ya creció y ahora quiere tener...