tres

20K 888 325
                                    

Paulo

Una semana después..

Por suerte las cosas estaban más tranquilas y calmadas, Martín era un bebé muy bueno y no molestaba mucho. Lucía se había acostumbrado a mi compañía y me tenía bastante confianza, habíamos empezado una linda amistad gracias a nuestro sobrino.

- Paulo, vas a hacer que Tincho termine siendo un groncho. -dijo Lucía mirando a Martín.

Había agarrado al bebé para hacerlo bailar al ritmo de "Andrea" de los Pibes Chorros, moviendo sus manos de un lado para el otro. Él se reía mientras miraba como su tía carcajeaba mirando la situación.

- ¡Ay Andrea! ¡Que puta que sos! -grité cantando.

Al instante recibí un manotazo en el hombro por parte de Lucía, quién no paraba de reír y se retorcia en el sillón a causa de su risa que no cesaba.

- Ya le estás enseñando malas palabras al bebé.

- Y bueno, mejor que sepa insultos bien argentinos y no italianos. -respondi haciendome el gracioso con ella.

Tincho seguía riéndose e intentaba bailar por si sólo pero sus piernas se aflojaban, provocando que su cuerpo se balanceara de un lado a otro mientras yo lo agarraba de la cintura.

- Essssta decile a tu tía -le dije a Martín mientras le ponía una mano más abajo de la pelvis.

- ¡Paulo! -gritó Lucía negando con su cabeza y tapando su cara con una de sus manos.

Mamá veía toda la situación mientras reía y grababa con su celular, últimamente se la pasaba haciendo eso. Si no me equivoco creo que me había dicho que era para recolectar vídeos y después pasarlos cuando cumpla su primer año.

- Acá falta cuarteto. -dije para después agarrar mi celular y cambiar la música.

"Soy cordobés" sonaba por toda la casa y yo saqué a bailar a mi mamá, dándole a Martín a Lucía. Bailaba con mi vieja mientras el bebé de la casa nos miraba sonriendo y la tía más hermosa nos miraba de la misma forma.

- Hijo, sacala a bailar a Lu. -susurró mi mamá en mi oído y yo asenti.

Como buen hijo que soy, le hice caso a mi mamá y saque a bailar a Lucía, quién se negaba al principio excusandose con que tenía a Martín en brazos. Mi mamá se avivo y agarró al gordo cacheton para dejar a la castaña libre de responsabilidades.

- No se bailar muy bien. -dijo con vergüenza y las mejillas coloradas.

- Tranquila, deja que el maestro te enseñe.

Agarré sus manos para entrelazarlas con las mías y comenzar a bailar, moviendome de atrás hacia delante, acercandome demasiado a su rostro. De vez en cuando le daba algunas vueltitas y eso la hacia sonrojar aún más.

La canción terminó y ella rápidamente se separó con mucha vergüenza, yéndose atrás de mi mamá que tenía a Martín en sus brazos.

*****

- Es muy bonita Lucía ¿no? -preguntó mi mamá mientras lavaba los platos.

- Si, no, que se yo. -respondí poniéndole el chupete a Tincho.

- Hacete no más.

- Ay ma, es una nena.

- Tiene 19, por lo menos es legal. Preso no vas.

- No puedo igual, estoy en algo con Anto. -dije riendo.

- Me cae mejor Lucía.

Negué riendo mientras Lucía aparecía en la cocina con una mamadera y le echaba leche en polvo para después ponerle agua caliente. Agitó la mamadera mientras le tapaba la tetina y me miraba con los ojos cansados. Ella venía todos días para pasar el día entero con Martín y ayudarme a cuidarlo, entendía su cansancio.

- Lo hago dormir y me voy. -dijo agarrando a Tincho.

- Anda a mi cuarto si querés, ahí está su cuna.

Ella asintió llevándose a Martín que tomaba la leche de la mamadera y agarraba uno de los dedos de Lucía, jugando con él.

Me quedé un rato en la cocina con mamá, hablando de lo bien que se portaba Martín con nosotros y lo mucho que dormía por las noches, no molestaba para nada.
Se hizo la medianoche y Lucía no bajaba, lo que me hizo suponer que el engendro no se había dormido y subi para ayudarla.

Pero cuando entré al cuarto me encontré con algo que no esperaba, Martín estaba dormido y Lucía también, ambos en mi cama. No quise despertarla porque estaba muy cansada así que apague las luces y los tape un poco con las sábanas, antes de salir y cerrar la puerta.

Baje nuevamente para contarle a mamá y ella se sorprendió al igual que yo, pero no era ninguna molestia para nosotros. Le pregunté si podía dormir en su cama con ella para no incomodar a Lucía y ella aceptó.

Me despedí de ella dándole las buenas noches y subi para irme hasta su cuarto. Me puse un pantalón cómodo que tenía mi mamá por ahí y me acosté, tapandome con las sábanas y comenzando a conciliar el sueño boca abajo.

Papá Soltero {Paulo Dybala} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora