Capítulo 28

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Peter estaba muy indeciso sobre el lugar donde se iba a quedar, si se quedaba en casa de Madison su mamá sospecharía sobre el libro, y si se quedaba en la biblioteca tendría que mirarle la cara todos los días al hombre que se negó a adoptarlo. Decidió arriesgarse por la biblioteca.

Al llegar a la biblioteca se escondió detrás de unos estantes para que Dimitri no lo descubriera. Abrió el libro dispuesto a seguir leyendo para ayudar al mundo futuro.

El libro decía:

"ńHOCTPAHęlćl ¥föx ī₱0g. Nerve"

—¿Qué idioma es este? —se preguntó Peter.

—Son códigos secretos de Los Iluminados —dijo una voz ronca que provenía de atrás.

Peter giró rápido la cabeza y detrás de él estaba Dimitri.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó el viejo.

—Escondiendome de mi familia.

—Ese tal Alfonso debe ser un monstruo hijo, pero yo estoy aquí para apoyarte —murmuró Dimitri.

—Pero usted no quiso adoptarme
—masculló Peter.

—Créeme que te entiendo, pero eso no es algo fácil, pero como ya te dije, tienes mi apoyo incondicional y puedes quedarte aquí el tiempo que tú quieras.

En un parpadeo Peter ya no estaba conversando con Dimitri, si no con Marilyn.

—¡Peter! —exclamó Marilyn.

—Marilyn, ¿cuánto tiempo estuve inconsciente? —cuestionó Peter.

—Nada, estuviste débil por unos segundos, nada más. —respondió la rubia.

—Esto es muy raro.

—Queria decirte que aunque sea absurdo todo eso de tus viajes en el tiempo, te creo, tú no eres el Peter que yo conocía, eres uno aún mejor. —le confesó Marilyn a Peter.

—Yo también quería confesarte algo Marilyn, cada vez que te veo siento una gran paz en mi interior, me olvido del mundo al contemplar tus labios.

Peter le dió un beso a Marilyn, un beso tan largo que parecía que nunca iba a terminar, pero terminó.

—No quiero lastimarte Marilyn, no quiero que te enamores de mí, ni yo de tí, porque pronto me iré.

Peter se levantó y se fue, dejando a Marilyn consternada.

Mientras tanto la Tierra era un caos, parecía que la mortífera catástrofe nunca terminaría, eso era algo que a Discordia le agradaba mucho, ella y su cómplice Autulicus estaban arribando a la Tierra en su platillo volador

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Mientras tanto la Tierra era un caos, parecía que la mortífera catástrofe nunca terminaría, eso era algo que a Discordia le agradaba mucho, ella y su cómplice Autulicus estaban arribando a la Tierra en su platillo volador.

—¿Dónde estará el tal Arturo Warren? ¡Todavía no lo conozco y ya lo estoy empezando a amar por todo lo que a hecho! —exclamó Discordia entre carcajadas.

—Debe estar en Washington, nosotros estamos más o menos cerca —opinó Autulicus.

—¡Pues vamos allá! —gritó Discordia con júbilo.

Arturo Warren observaba desde el Old Post Office (Washington) toda la catástrofe, gozando al ver todo lo que a ocasionado.

—¿No crees que es suficiente por ahora? —preguntó su esposa, Rashell Warren.

—Sí, por ahora —presionó un botón rojo que estaba en la pared y todos los invasores desaparecieron. —Es hora de visitar a Alfonso —exclamó Arturo luego de abrir un cajón de su escritorio y tomar un Libro de los sueños.








EL LIBRO DE LOS SUEÑOS: DE MARTE A LA TIERRA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora