Una pequeña abeja buscando el cielo.

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Las frágiles y delicadas hojas doradas descendían atravez de la ventana, el pequeño amanecer se hacía presente acompañado de los peculiares rayos de sol, la brisa se mantenía fresca y acogedora.

Chlóe se levantó de su cama, elevó un bostezo y talló sus ojos sutilmente, apesar de las adversidades, ella se mantenía fuerte hasta el último momento.
Salió de las sábanas color crema y se deslizó por el colchón, de manera que sus finos pies tocaran el frío suelo.

- Buenos días, Pollen.- con una suave sonrisa saludo a su kwami. - ¿Dormiste bien?

- De maravilla.- respondió la abejita mientras revoloteaba en el aire. - ¿Tú descansaste?

La rubia se quedó en silencio por algunos segundos. ¿Descansar? Esa palabra había perdido sentido desde hace algunos meses.

- Amm... Claro, dormí excelente.- se colocó con suavidad las pantuflas, levantándose de golpe. - En mi buró hay un pequeño tarro de miel, disfrútalo.

La fémina camino hasta su baño, estando dentro cerró con seguro la puerta.
Abrió el grifo del lavamanos y enjuagó sus manos, buscando algún tipo de calma. Levantó el mentón, fijándose en su reflejo que mostraba el espejo frente a ella.

Sus ojos estaban un poco rojizos, debido al llanto que soltaba su ser todas las madrugadas, sus ojeras estaban más marcadas de lo común y su cabello por primera vez estaba hecho un "asco".

- Rayos, estoy hecha un asco.- soltó una pequeña risa, tratando de mejorar su humor. - Necesito un baño.

Se desprendió de la pijama y se adentro en la ducha, abrió la manija de agua fría y después la de la caliente.
El agua recorrió con fluidez su espalda, provocando un escalofrío que erizo su piel, tomó la barra de jabón y comenzó a deslizarlo por su estómago y pecho, después por sus piernas y terminó en sus brazos.

- ¡Auch!- se quejó con dolor, por algún motivo el jabón le provocó un ardor en el brazo izquierdo. - Pero, ¿qué?...- revisó su brazo y pudo notar algunos rasguños con sangre seca.

La desesperación la frustraba en algunas ocasiones, los nervios se apoderaban de su cuerpo, solamente podía rasguñarse los brazos buscando tranquilidad o alguna forma de desquitar su miedo... lo había olvidado.

Suspiro pesadamente y prosiguió su baño.

Después de unos minutos, salió con escalofríos del baño, portaba una bata color rosa, arrastro los pies por el piso, escurriendo agua trás su paso.

- Mucho mejor.- sonrió avanzando a su closet. - ¿azúl y negro o blanco y amarillo?

- ¡Blanco y amarillo!- exclamó Pollen con la boca pegajosa.- la oji-azul río sacando un conjunto del closet.

[ ... ]

Chlóe bajó las escaleras del lujoso hotel, acarició el mármol de la orilla mientras descendía.
Portaba una mochila color amarillo claro con algunos detalles de abeja, su cabello estaba recogido en su habitual coleta, un vestido amarillo y un suéter blanco brilloso, para terminar con unos tacones negros sutil.

- Buenos días, señorita.- saludo el mayordomo sonriente.

- Buenos días.- contesto la rubia. - ¿Mi padre?

- En el despacho, atendiendo una llamada, como de costumbre.

- Oh, claro.- bajo el mentón y después esbozo una sonrisa. - Bueno, debo irme al colegio.- acomodó su mochila y avanzó por el largo pasillo.

Casualmente el despacho se encontraba en las orillas del pasillo, la rubia jamás espiaria a su padre, pero, en esta ocasión la curiosidad la venció.
Se colocó detrás de la puerta y cautelosamente escuchó la conversación.

Fly. •Chlóedrien•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora