{MULTIMEDIA: Nathaniel Whittemore}
-Agradezco la oferta, pero no va a ser posible. Hace mucho tiempo que dejé de jugar. —contestó ella seriamente con una sombra del pasado cubriéndole el rostro. —
-También estoy al tanto de eso señorita Dark.
-Llámame Violet, por favor.
-Está bien, Violet. —dijo el supuesto entrenador haciendo una pausa. — Como decía. Sé que hace tiempo que no juega, pero por eso me reitero. Debería pensárselo, unos días al menos. Necesitamos a alguien en el equipo como tú.
-¿Alguien como yo? ¿A qué se refiere exactamente?
-Pues a alguien que acarre trofeos a su espalda, que entrene y juegue por gusto y no solo para poder aspirar a alguna beca deportiva en alguna universidad de tres al cuarto. —dijo él con una sonrisa en el rostro. —
Violet se quedó pensativa, inspeccionando al entrenador Lahey con la mirada, sin saber por qué.
Tenía una sonrisa inquietante, que le rejuvenecía varios años. No era viejo, pero el profesor había pasado ya sus mejores años.
Tenía el pelo alborotado y hacía arriba, bastante despeinado, y vestía ropas de chándal.
Al inspeccionar los ojos de éste, Violet se dio cuenta de que estaba esperando una respuesta por parte de ella.
Ésta, que no tenía ninguna gana de discutir con el entrenador sobre unirse o no al equipo, le contestó que se lo pensaría, y después, se excusó y se dirigió al baño para aclarar sus ideas.
No conseguía encontrarle ningún sentido a aquella invitación, y menos aún los conocimientos de su pasado que parecía tener Julia.
No lograba encontrar ninguna razón posible para que esto fuera así, al fin y al cabo, tan solo era la chica nueva, de la cual nadie sabía nada, y estaban mejor así; y de la que nadie se preocupaba o se interesaba por ella.
Salvo Caroline.
Aquella chica se la tenía jurada desde el primer día que la vio, y ni siquiera sabía por qué.
Y si las cosas ya iban lo suficientemente mal entre ellas dos, la llegada de Philipp parecía haberla revolucionado por completo.
Unas voces sacaron a Violet de sus pensamientos e hicieron que ésta se refugiase instintivamente en uno de los baños y cerrase la puerta, subiéndose en la taza del váter, para que nadie supiese que estaba ahí.
Conocía perfectamente esa voz superficial y chillona, Caroline.
Pero lo que sorprendió a Violet no fue que ésta estuviese enfadada, para variar, sino con quién.
No paraba de gritarle a la otra chica sin que Violet supiera el por qué.
Hasta que la otra chica habló.
-¡Si se lo dije al entrenador es cosa mía! ¡Tú ni siquiera estás en el equipo! —gritó— ¡Encárgate de tus estúpidas animadoras y déjame en paz!
Julia.
-¡No te voy a dejar en paz hasta que me des una buena razón! —gritó Caroline—
-¿¡Razón!? ¿¡De qué!? —preguntó ella enfadada— ¡Eres tú la que viene aquí gritándome y amenazándome por haberla aconsejado al entrenador Lahey!
-¡Exacto! ¿Por qué narices tuviste que aconsejar a esa zorra para entrar en el equipo?
-¡Por qué es justo lo que necesita el equipo!
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Causa perdida
Teen FictionPara Violet mudarse constantemente no era nada fácil, en cada nuevo instituto siempre era el centro de las miradas, la "mascota", el blanco de todas las bromas y chismes; aquel bicho raro del que se inventaban el pasado, los motivos de sus idas y ve...