Yuri y Victor estaban seguros de una cosa: estaban enamorados... Perdidamente. Y, como amantes que eran, su mayor deseo era que su amor fuese eterno.
❤
❤
❤
Disclaimer: Yuri!!! On Ice no me pertenece, es una producción de MAPPA, dirigida por Sayo Ya...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La oscuridad reinaba en su totalidad acompañado de un silencio. Para muchos habitantes de la ciudad su día había terminado desde varias horas; la mayoría de la población se protegían de la frialdad del clima... Excepto por dos adolescentes que se abrazaban entre ellos en un intento de mantener un poco de calor en la soledad de una húmeda acera.
Yuri levantó su mirada hacia el rostro de Victor, lo encontró cantando para sí mismo, como solía hacerlo cuando estaba estresado; el pelinegro supuso que su mente estaba en lo sucedido unas horas antes.
—¿Victor? —llamó, pero no obtuvo respuesta—. ¿Victor?
—Uhm —murmuró separándose un poco para buscar en la mochila algún aperitivo.
—¿Qué vamos a hacer? —preguntó en susurro.
Con cada hora que pasaba Yuri comenzaba a dudar del plan, si es que éste podía llamarse plan. Sólo llevaban sus respectivas mochilas con comida chatarra, un cambio de ropa y un par de dólares que juntaban entre los dos. Además, el tanque de gasolina de la motocicleta estaba bajando.
—Lo planeado.
—¡Ese no es un plan! —se levantó de pronto, lo miró desde su inicial altura.
—Lo es, sólo hay que seguirlo —de igual manera, el ruso se levantó. Era sólo un poco más alto que él—. ¿No quieres seguirlo?
Por largos momentos Yuri miró en silencio a su novio. Lo amaba, lo amaba más de lo que alguna vez sintió por alguien. La herida roja de su pómulo derecho era un constante recordatorio de lo que ocurrido por la mañana.
Los orbes celestes del peliplata siempre lo habían cautivado por lo radiantes que eran, lamentablemente esa luz había desaparecido poco a poco desde hace una semana y lo entendía, Victor desde hace unos días estaba recibiendo golpes tras golpes y no sólo físicos.
No sabía si volvería a ver esa luz, esperaba, con cada fibra de su ser, que pasara lo más pronto posible, que Victor pudiese sanarse y así traer de nuevo esa luminosidad, esperando que ésta algún día llegara a ser eterna.
