*Aviso* No estoy muerta -segunda parte-

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¡Hola, lectores! Primero que nada, este mensaje es para pedir una disculpa por mi ausencia de más de dos meses. La universidad no es sencilla, y mucho menos cuando se trata del cierre de semestre, así que, entre clínicas, exámenes y trabajos finales, me encontré realmente colmada de responsabilidades que exigieron bastante de mi tiempo y energía. Fue por dicha razón que no he podido actualizar en todo este tiempo.

No obstante, y aunque aún me falta rendir un examen final, me encuentro por fin liberada del semestre, por lo que puedo retomar la historia nuevamente. Lo cierto es que el capítulo que sigue está en su 80% terminado, así que espero poder actualizar la semana que viene sin falta, pues el viernes saldré de viaje y me temo que no tendré mucho tiempo para seguir escribiendo.

Dicho esto, no me queda más que dar las gracias a los lectores que han seguido y apoyado esta historia desde sus inicios, al igual que a los que se han sumado durante el proceso de la misma. Sus comentarios, votos, e incluso las meras visualizaciones, son de gran importancia para mí, y las agradezco de corazón, pues son las que me dan el impulso para continuar con esta historia, por lo que son realmente preciadas para mí.

¡Muchas gracias por todo el apoyo! Espero regresar muy pronto esta próxima semana con una nueva actualización y como una ofrenda de paz por el tiempo en que he estado ausente, les presentaré un pequeño adelanto del próximo capítulo. ¡Espero les guste!

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- ¡Oh, mi ángel, no seas tan cruel! ¡Ya te he dicho que fue un accidente!

Tan temprano en la mañana, y ambos jóvenes al fin se encontraban de regreso por las calles. A decir verdad, Victor se había levantado con un jovial humor aquella mañana, no sólo por la emoción que le daba el hecho de volver a las plazas junto a su ángel, sino porque aquella noche que le antecedió, había transcurrido sin el terrible estigma que perturbaba a sus vidas; el doncel no se había levantado ni un solo momento, víctima de los horrores que le atormentaban en sueños.

Victor creía ingenuamente que la nueva infusión que le había dado a beber a Yuri era la causa por la cual las pesadillas no habían regresado aquella noche, más el gitano creía en su interior que se debía tan sólo por la decisión a la que se había entregado en un ataque de férrea voluntad.

Él no dejaría que nada mermara la alegría de su vida; Vicchan se encontraba sana y salva, fuera de todo peligro, y su relación con el poeta estaba libre de todo amargo sentir que pudiese afligirle en el alma, entonces...

¿Por qué dejaría que simples desvaríos sin sentido retorcieran su felicidad?

Claro, a no ser que se tratara del torpe filósofo que tenía por esposo.

- No entiendo cómo pudiste romper el pestillo de la puerta. - Le reclamó el gitano por enésima vez a un pobre poeta quien ya no encontraba la manera para sosegar las quejas de su "adorable" esposo.

- Os juro que yo tampoco. Más he de creer que la respuesta a ello reside en el hecho de que aquel pestillo ya estaba en los últimos momentos de su vida terrenal. Yo sólo apresuré el proceso natural de su inminente descenso, he sido pues, un alma bondadosa que en su misericordia le dio final a sus agónicos días para permitirle la entrada al cielo de los pestillos.

Yuri escuchó en silencio los desvaríos sin sentido de su esposo. El hombre poseía una imaginación tan invaluable como curiosa que le permitía el decir cualquier cosa en su pobre intento por justificarse. El doncel se había dado cuenta con el tiempo que cuando el poeta se sentía nervioso y acorralado, este solía parlotear más de lo usual con comentarios que casi rayaban en lo ridículo.

Y aunque el gitano había estado molesto por tal percance, le era imposible el mantener tal actitud cuando miraba el genuino nerviosismo que acrecentaba aún más la torpeza de su esposo, hecho que, además de divertirlo, le provocaba en el fondo una secreta ternura hacia el filósofo.

- Ya no importa. - Yuri se deshizo de toda molestia, al dibujar en su rostro una ligera sonrisa, libre de todo reclamo. - Además, no es como si necesitáramos de ello. Aquel pestillo podía irse al cielo de los pestillos cuando él así lo quisiera. - Coincidió en aquel desvarío antes dicho por el poeta, mientras la calle que transitaban era llenada por la suave y melodiosa risa del doncel.

Y entre aquel bello sonido que envolvía el calmo ambiente de aquella mañana, una suave sonrisa se dibujó en los labios del filósofo, invadido por el agradable calor que se asentaba en su interior para reconfortar las heridas que la angustia había abierto en su corazón.

En aquel momento, Victor permitió que la esperanza le hiciese creer que el destino les tenía deparado un próspero futuro.

- ¿A dónde quieres ir? - Inquirió al doncel, ya que aún caminaban sin un rumbo definido.

- Vamos a la Grève. - Contestó con su voz vibrante por la emoción que le recorría ante la realización de que pronto podrían volver a la normalidad de sus vidas.

- ¡A la Grève entonces! - Y al instante esa misma emoción contagió al poeta, quien dejó relegado en un rincón de su mente todos los amargos recuerdos para que la luz de su porvenir iluminara su camino.

Habían caminado por unos cuantos minutos después de haber decidido su destino. El ameno ambiente que los había tomado seguía igual de intacto como la primera vez, y pronto sus pasos los llevaron a los pies de una gran y concurrida plaza.

Victor miró emocionado como el lugar estaba infestado por grandes multitudes de parisinos que iban y venían alrededor de la plaza. No había nada mejor que comenzar en un sitio donde hubiese una significativa cantidad de público que pudiese verlos. Sabía lo mucho que su ángel amaba el poder regalar la encantadora visión de su danza a la mayor cantidad de personas posibles, por lo que pronto se encontró tomando la mano del doncel para que se adentraran al centro de la plaza, sin embargo... Su ángel no se movió ni siquiera un poco.

- ¿Qué sucede, ángel mío?

El filósofo se volteó hacia el gitano en cuestión, algo confundido por su falta de movimiento, pero en cuanto observó cómo el color había abandonado sus mejillas para dejar tan sólo una pálida y enferma expresión en su rostro, supo que algo no estaba bien.

Y pronto comprendió cual era la causa de tal abrupto cambio, al dirigir su vista a ese punto que despiadado había arrebatado toda la atención del doncel al tener su mirada clavada en dicho sitio.

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¡Es poco comparado a lo que ya tengo listo, y lo que todavía falta, así que esperénlo muy pronto!

A quien adivine que vio Yuri, le doy un premio (? :D

¡Saludos!

Notre Dame de París [ Yuri On Ice - Victuuri ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora