Malec One-Shots

Navidad Lightwood-Bane >>2

-Quiero seguir viviendo, y en parte es por ti, Alec. Nunca he querido vivir tanto como lo he querido estos últimos meses contigo.

Ciudad de fuego celestial

***

Nueva York, la ciudad que nunca duerme, le hacía honor a su nombre esa noche. Ya pasada la medianoche Brooklyn parecía estar en su máximo esplendor.

Las calles estaban abarrotadas de gente, había tantas luces encendidas que podían distinguir claramente a cada persona que pasaba, a pesar de lo adentrada que estaba la noche.

Después de muchas protestas, Magnus convenció a Alec de ir sin glamour y también de dejar a Max con Catarina y Presidente Miau, estaba seguro de que el temerario gato defendería a su hijo de cualquier amenaza.

Como Magnus lo dijo, le consiguió un gorro de Santa Claus a Alec, y afirmaba que se veía absolutamente fabuloso.

Se tomaron un tiempo para simplemente caminar y admirar la belleza de la ciudad nocturna, llena de luces, de estrellas, que junto a la luna, iluminaban la noche; disfrutando de la suave brisa invernal que los golpeaba de vez en cuando.

Después, siguieron a la tarea de comprar los regalos.

Entraban en una tienda y salían de ella con un montón de bolsas cargadas por Alec, por supuesto.

Un par de botas altas para Izzy, cómics para Sheldon, instrumentos de dibujo para el bizcocho y un pato de goma para el teñido.

Y claro, un montón de juguetes para su arándano, algunos con un poco de magia.

Después Magnus se adentró a un callejón, en lo que Alec pensó era un mercado común y corriente. Hasta que vio a una exuberante hada con escamas moteandole la piel verde azulada y una espesa cabellera de igual color pasar junto a él.

Volteó a ver el mercado que hasta hace un momento era normal para él. Se concentró un poco y sus ojos pudieron ver a través del pesado glamour que cubría todo el lugar. Estaba repleto de subterráneos, especialmente hadas y brujos de todas las formas, tamaños y colores a imaginar.

Era un mercado de las sombras.

No debería estar allí.

Ni el mercado, ni él.

-Magnus...

-Lo sé, garbancito, no debería existir y no deberías estar aquí pero solo es un momento. - dijo el brujo.

-¿Sabías del maldito mercado y no me dijiste nada? - Alec soltó el agarre que tenía Magnus en su brazo.

-Alexander...

-Se supone que la Clave lo desmanteló hace años, me dices que sabías de él y no dijiste nada. - espetó bruscamente Alec.

-Sé lo que te han dicho sobre los mercados de sombras, pero esta gente no hace nada malo...

-¿Ah, no? ¿Vender objetos impregnados de magia, pociones, venenos, etc ilegalmente no es malo?

-Lo hacen para ganarse la vida, mira, no es que lo excuse pero...

-¿No los excusas? ¡Entonces qué demonios haces!

-Garbancito, por favor, sólo vengo por un encargo y nos iremos, ¿de acuerdo?

Alec apretó los labios en una fina línea.

-Bien- dijo Magnus, se dio la vuelta y Alec vio cómo se dirigía hacia una mujer diminuta de orejas puntiagudas y piel rosa pálido. El cazador recibía miradas recelosas por parte de todos, al parecer.

Después de solo unos minutos Magnus volvió metiéndose algo en el bolsillo.

-Listo - dijo y le dio un corto beso a Alec en los labios.

-Sabes que debo avisar a la Clave.

-Alexander...

-No me importa si son tus amigos.

-¿Qué debo hacer para que no lo hagas? - dijo el brujo acercándose peligrosamente a su cuerpo.

-Dame una buena razón para no hacerlo.

-Bien, no recibirás tu regalo de Navidad si lo haces.

Alec alzó las cejas.

-¿Eso es todo?, ¿un estúpido regalo? - dijo, escéptico.

-Mis regalos no son estúpidos.

-Magnus... - Alec talló su rostro con las manos, frustrado.

-Vamos, garbancito, no eres como ellos.

Se le quedó viendo un rato al brujo, quien le sostuvo la mirada intensamente.

-Ya, vámonos. - declaró finalmente Alec, dándose por vencido.

Magnus sonrió, jugando nerviosamente con el anillo que tenía en su bolsillo.

Continuará...

Un anillo, ¿ya saben para qué, cierto?😅😄😳

Gracias por leer😊😊😊

💁💕