𝙎𝙖𝙙𝙞𝙨𝙩𝙞𝙘 𝙇𝙤𝙫𝙚 | ᴊᴇꜰꜰ x ᴊᴀɴᴇ x ʜᴇʟᴇɴ

𝕮𝖎𝖓𝖈𝖔

Se mantenía esperando en el sofá viendo la televisión –en realidad, sólo estaba cambiando continuamente los canales–. Estaba dispersa, dándole vueltas a una cosa u otra en su mente. Como habitualmente.

— ¿Por qué tardan tanto?... –El pensamiento fugaz se escapó de sus labios en voz baja. Dejó al control remoto en paz y se levantó para ir a su habitación un momento y contestar su teléfono que comenzó a sonar. La televisión producía ruido pero era casi imperceptible desde donde se encontraba.

En el trascurso, se transmitía una breve nota informativa que casi fue una verdadera bendición que no se percatara de ella.

"Continúa la búsqueda del más reciente caso de asesinatos. Esto después de que se informara a los servicios de emergencia sobre ruidos de múltiples disparos y gritos dentro de una vivienda, aquí, en la ciudad de Seattle. Las autoridades del estado continúan con la labor de rastreo pero sin mucho éxito. De acuerdo con el secretario de seguridad y el fiscal del estado de Washington, se han registrado 170 asesinatos sospechosos en lo que va de los últimos 3 meses en las ciudades de Salem en Oregón y Sacramento en California. Se tienen sospechas de que el o los responsables ya han cometido otros delitos similares con anterioridad en otros lugares. El jefe del FBI encargado del caso informó que pondrán todo su compromiso por salvaguardar la integridad de los ciudadanos".

La programación siguió con normalidad y Jane apenas había regresado con su bolso en mano. Finalmente sus amigos estaban por llegar. 

El sonido de un auto se escuchó, dirigió su mirada hacia afuera por unas de las ventanas de su sala y efectivamente, eran ellos. Salió de su departamento y bajó las escaleras. Si habían dicho a dónde se dirigían antes, lo había olvidado completamente.

[...]

La música llenaba de un vibrante ambiente el lugar; Logan aprovechaba cada pequeña oportunidad para acercarse a Jane, la cual, no tenía ni la más mínima idea de sus intenciones por estar prestando su atención a la conversación alborotada con el resto. Cuando las chicas se apartaron un poco de la mesa para ir a bailar, consideró su oportunidad como perdida. Al menos por ahora.

Luego de algunas horas y tragos de más, todos ya bailaban energéticamente y hasta de forma ridícula.

Jane se sintió mareada y se alejó con la excusa de que iba al baño, escabulléndose por una de las puertas traseras para tomar algo de aire fresco, libre del humo de tabaco y unas cuantas cosas más. Tal puerta trasera daba a un callejón, donde se encontraban los contenedores de basura en un rincón y algunos borrachos vomitando en otro. La música ensordecedora adentro, se convertía en un eco de fondo afuera. Era hasta placentero ya no sentir las vibraciones del sonido. Se recargó en la pared para equilibrarse y duró así varios minutos, con la sensación de estar flotando en el agua.

Sacó del bolsillo delantero del pantalón su teléfono para ver la hora. Ya pasaba por mucho de la medianoche. Demasiado tarde a su parecer, considerando que debía ir a trabajar temprano.
Tan pronto como guardaba su teléfono para regresar con los demás, escuchó un ruido fuerte proveniente de unos hombres a algunos metros adelante. Parecían estar discutiendo y poco a poco de forma más agresiva. Uno de ellos se notaba realmente alterado. En automático pensó que no debería estar presenciando lo que ocurría cuando se lanzaron a los golpes; el más enojado estaba ganando, el otro ya ni siquiera intentaba defenderse.

Lo alarmante para ella era que si no se quitaba de encima, fuera a matarlo. El hombre en el suelo estaba bañado en su propia sangre, con su cara hinchada y quejidos agonizantes.

Ella en realidad no meditó para nada lo que estaba a punto de hacer, pero según su consciencia, no podía permitir dejar morir a alguien frente a sus ojos. En ese momento volvió a sentir cómo la adrenalina la invadió.