CERO

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- Está llamando al 911, ¿cuál es su emergencia?

- ¡Hay un incendio en casa de mis vecinos! ¡Por favor, envíen ayuda rápido! ¡Oh, Dios mío, Dios mío!

- Entiendo. Por favor, guarde la calma, ¿puede decirme dónde está ocurriendo el incendio?

- Eh... es en Little Timber st., sí, cerca de Sanders Park y Wood st. ¡Por favor, por favor, dense prisa!

Bárbara, la primera mujer en el vecindario en haber tenido contacto con los Woods, había gritado al teléfono alterada. El fuego consumía con ferocidad el material con el que había sido construida aquella casa de algunos metros adelante. Era de madrugada, por lo que el escándalo había provocado el pánico en todo el vecindario.

El pequeño Billy observaba el siniestro desde la ventana de su habitación, petrificado, la nitidez de las llamas que sus frescos ojos eran capaces de captar se impregnaban en sus pupilas como la tinta de un tatuaje en la piel.

Una marca permanente. Dolorosa.

Como esa vez en su fiesta de cumpleaños...

°°°

Ese día Randy, Troy y Keith habían llegado sin invitación a su casa sólo a causar problemas. Los había visto molestar y acosar a otros chicos antes, afortunadamente él nunca fue su blanco. Pero parecía que Jeff los conocía un poco más, así que cuando le devolvió su arma de juguete y se apartó de él y sus amiguitos para hacerle frente a Randy, todo sucedió en un parpadeo para Billy.

Aquello había escalado a algo insostenible; después de los disparos, la sangre y los ruidos estruendosos provenientes del segundo piso, vino ese bulto en llamas cayendo por las escaleras.

La voz desgarradora de Jeff que rogaba por auxilio resonó en cada rincón...

La escena había sido brutal y ese hedor a piel calcinada se grabó bien en su memoria. Desafortunadamente.

Su animada fiesta de cumpleaños se había convertido en la sede del caos y... de la muerte.

Randy salió de esa casa sin vida a causa de una arritmia; Keith, con quemaduras de segundo y tercer grado; y finalmente Troy, con una fuerte contusión en la cabeza.

En lugar de partir su pastel y pedir un deseo, vio cómo su casa estaba invadida por policías, paramédicos y forenses. A esas alturas ya todos sus amigos se habían marchado, pues naturalmente, habían terminado llorando asustados.
Su padre hablaba con los oficiales y los padres de Jeff, desde lejos se podía saber que discutían. Las cejas se contraían cada vez que uno decía algo o escuchaba al otro.

Por otro lado, su madre permanecía con él en un rincón del sofá de la sala de estar, acurrucado en su regazo mientras ella lo abrazaba y acariciaba su cabello, sin decir palabra alguna. ¿Y es que de qué manera era correcto consolar a su pequeño hijo ante algo así?

°°°

Sus padres estaban afuera junto a los otros vecinos, arrojando agua desesperadamente, gritando los nombres de los dueños de la vivienda en llamas.

Sólo cuando llegaron los servicios de emergencia y controlaron la situación, comprobaron que ya no había nada que hacer ante las pérdidas materiales y humanas. Hubo una profunda conmoción cuando supieron que los Arkensaw y su joven hija habían sido otras víctimas.

A la mañana siguiente, Billy conoció el silencio y su olor: madera y plástico quemados, césped negro todavía húmedo. Ahora dos casas adornaban el vecindario de forma tétrica, con cintas amarillas y otros señalamientos de peligro. Más policías seguían custodiando. El silencio era casi tangible, pesaba. Representaba la ausencia y la presencia simultáneamente. Era sorprendente lo claro que podía ser para todos.

Los Woods y los Arkensaw... habían desaparecido de la noche a la mañana, y nadie sabía quién era el culpable. Como iba a ser evidente, ninguno de los hermanos Woods volvieron a la escuela. Lo mismo ocurrió con la única hija de los Arkensaw. Los que los conocían hicieron preguntas, claro, pero siempre hubo hermetismo al respecto. Pocos se enteraron de lo ocurrido porque los profesores y la administración se encargaron de ser totalmente discretos.

Y después de algunos meses, todos lo olvidaron.

Todos, excepto Billy.

𝙎𝙖𝙙𝙞𝙨𝙩𝙞𝙘 𝙇𝙤𝙫𝙚 | ᴊᴇꜰꜰ x ᴊᴀɴᴇ x ʜᴇʟᴇɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora