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Me levanté como pude y fuí a desayunar. Hice una Arepa, era lo que más sabía hacer luego de la sopa de queso que me enseñó a hacer mi mamá. Prendí la tv y puse un canal de música, comí y me fuí a bañar.

Me dispuse a arreglar la ropa que llevaba en la maleta ya que la cita para la confirmación de mi cupo en la Universidad era a las 12. Terminé y me puse a hablar con mi mejor amiga, Valeria.

V- AMYYYYY, ¿cómo te ha ido?
A- VAAAAAL, muy bien, aunque marica, de pana que me estoy congelando en esta vaina
V- Creo que ahí si necesitas a un novio, o a un Morat😂
A- Coño sí, ojalá me los consiguiera por ahí para traérmelos y no sentirme tan solaaaa
V- Búscalooos, deben andar por ahí.
A- Ojalá fuera tan fácil, pero te recuerdo que Bogotá es mucho más grande que Caracas. Te extraño un mundoooo😢💔
V- Y yo a tí, pero cuando menos lo esperes te iré a visitar. Ya estoy piendo permiso desde ahora
A- ¡NO ME JODAS! ¿ENSERIOOO? TE AMO, TE AMO❤
V- Y YO A TÍ❤
A- Me tengo que ir, son las 8:30 y me quiero ir ya, quiero explorar a ver qué consigo
V- Consigue a un Morat mejor, me traes a Simón JAJSJASJAJAJAJAAJA
A- Siiii, voy a buscarlos hasta por debajo de las piedras. Baiiii, te amooo❤
V- Y yo a tí, mucha suerteeee❤

Bloqueé mi celular y miré mi fondo de pantalla, suspiré enamorada ya que era Villa el chico de mi fondo y dejé mi celular en la cama.

Me arreglé e iba saliendo de mi casa cuando derrepente siento un ventarrón súper frío y recordé que no llevaba suéter. Cerré la puerta corriendo y fuí a buscar un suéter.

Ahora sí, salí de mi casa y caminé sin rumbo alguno. Hasta que me dí cuenta de que ya no sabía ni donde estaba o de donde venía, me perdí en la música y ya no recuerdo nada.

Fuí a una plaza que estaba cerca y me senté en una banca. Quería llorar, estaba entrando en pánico. Ni siquiera tenía amigos aquí, sólo algunas pero no eran de Bogotá. Mis ojos se empañaron y empezé a llorar en silencio. Recordaba que aunque no conocía mucho Caracas porque siempre salía con mis padres en el carro. Al menos tenía amigos, aquí me sentía muy sola y me quería devolver a mi país, quería a Venezuela.

Me quité mis audífonos y escuché unas voces que se me hacían extremadamente familiares. Volteé disimuladamente y los ví, no podía creerlo, eran ellos, estaba entrando en pánico nuevamente.

-Mierda, mierda, mierda, mierda- empezé a decir en voz baja.

Pensé, ¿qué hago? Están ahí, tal vez podrían ayudarme, aparte estaría cumpliendo mi sueño. ¿QUÉ COÑO DE LA MADRE HAGO?

Eres TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora