Shiksa Goddess

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Entraron al apartamento entre besos y jadeos. Gerard lo presionó contra la pared, para no soltarlo accidentalmente, y con su pie cerró la puerta. Mientras lo besaba, le quitó la sudadera que tenía puesta y la aventó a algún lugar del apartamento; tomó sus muslos y lo llevó a la cama, la cual sabía dónde estaba de memoria, ya que, además de que su apartamento era muy chico, ya había estado ahí varias veces, pero no en esta situación.

Había tenido varias citas con él, aunque no estaba del todo seguro que fueran citas en sí. Salían los dos solos, pero nunca uno le preguntó al otro formalmente si quería salir con él; casi siempre uno de los dos decía que tenía hambre o que estaba aburrido, y el otro le decía que fueran a algún lugar a comer. Llevaban conociéndose aproximadamente tres meses y esta era la primera vez que estaban en una cita oficial, y Gerard tenía planeado decirle que sus sentimientos hacía él, y según como se lo tomara, había la posibilidad de preguntarle si quería ser su novio. El plan original era ir a comer algo juntos, después lo acompañaría a su apartamento, y antes de dejar que entrara en el, le diría como se sentía; luego internamente rezaría por que no lo odiara y le dejara de hablar. Al final, se lo tomó bastante bien, aceptó ser su novio y le dio un beso de despedida. Pero al parecer el beso de despedida se había convertido en algo más intenso, y en vez de irse por caminos separados, ambos entraron al apartamento.

Gerard de sentó en la cama, y su cita —ahora novio— se puso de rodillas frente a él, quedando un poco más alto que él; se dieron un beso rápido y Gerard tomó la cara de su novio entre sus manos, juntó sus frentes y abrió los ojos, viendo que segundos después su acompañante hizo lo mismo. Los admiró durante unos segundos, y pudo notar que era un mar de emociones al igual que él. Sonrió y cerró los ojos para darle un beso mucho más calmado; antes de que pudiera hacerse más intenso se separó, con la cara de su novio aún entre sus manos y sonriendo le dijo:

—Estoy rompiendo el corazón de mi madre.— soltó un risa para volver a repetirlo —Estoy rompiendo el corazón de mi madre, mientras más te miro— hizo una pausa —, te beso— besó su frente y toda parte de su cara que no estuviera cubierta por sus manos, mientras él sólo sonreía —, y te siento— volvió a juntar sus frentes, acarició sus mejillas con sus pulgares para después recorrer sus manos por su cuello, hasta llegar a sus hombros —; puedo escucharlo astillarse y romperse.— se separó un poco de él para poder quitarse su camiseta y volver a besarlo, quitándosela también a él con movimientos apresurados —Y puedo sentir como tiemblan todas las iglesias, y se derrumban, mientras estoy contigo.

Se besaron un poco más, y poco a poco Gerard los fue recostando en la cama. Desabrochó los pantalones de su novio, para después quitárselos y hacer el mismo procedimiento con él mismo; en ningún momento dejó de sonreír entre todos los besos y caricias que se daban. Estaba tan feliz de por fin haber encontrado a alguien que en serio le interesaba, y no tenía que salir por obligación, sino porque en verdad le gustaba. Quería decirle a todos que estaba saliendo con ese hombre maravilloso, que sin importar nada, estaba seguro que su relación pasaría a mucho más que ser novios. Quería vivir con él, despertar a su lado cada mañana, estar ahí en sus momentos de éxito y de fracaso, verlo reír y llorar.

—Sabes,— se separó de él, y sonriendo lo miró directo a los ojos —no me importaría que tuvieras tatuajes.— provocó que saliera una pequeña risa de él, y luego procedió a besar su cuello unas cuantas veces, antes de separarse y volver a hablar —Ni que te afeitaras la cabeza; si eres de de Italia, Japón o la parte trasera de algún auto; mientras no vengas de alguna escuela católica.

A este punto ambos estaban riendo con lo que Gerard estaba diciendo, pero en ese momento a él no le importaba; sentía que al fin estaba llenado por un buen camino, que había encontrado a la persona que había estado esperando, y sentía la necesidad de decírselo. No, no sentía, no era opcional, tenía que decírselo.

—Todo este tiempo, he esperado por alguien como tú.— Su novio se sonrojó y, riendo, lo empujó suavemente.

—No digas tonterías, Gerard.

—No son tonterías, Frank, lo digo en serio.— Se sentó en medio de la cama, aún con su sonrisa —He estado esperando a través de millones de de citas arregladas— se dio media vuelta y se levantó de la cama; Frank se sentó recargándose en el respaldo para poder observar a Gerard mejor. Este estaba caminando de un lado a otro, y mientras hablaba, contaba con sus dedos para probar su punto—, he tenido citas arregladas con Danica, Erica, las gemelas Jackson, Heather, Annie, Karen, Lisa Katz, Stacy, Ellen, Julie, Janie,¡y literalmente con cualquier hija disponible de los amigos de mis padres!

Gerard se sentó en el suelo, recargándose en el armario. Frank se acercó a la orilla de la cama, y al ver a su novio sentado ahí sin moverse, se levantó de la cama, caminó hasta él y se sentó a su lado para abrazarlo. Gerard no devolvió el abrazo, en cambio, se dedicó a mirar hacia abajo; Frank al notar esto dejo de abrazarlo, y se movió un poco para acostar su cabeza en sus piernas. Miró a su novio a los ojos y le sonrió, provocando que él también sonriera. Gerard de inclinó para darle un beso rápido, y después separarse lo suficiente para volver a hablar.

—Desde el primer minuto en el que te vi, apenas pude respirar.— volvió a besarlo —He estado días con el teléfono en la mano, esperando una llamada o mensaje tuyo.

Gerard lo volvió a besar, y ambos se sentaron, frente a frente, para poder besarse mejor.

No exageres.— Frank rio.

No lo hago.— lo observó un rato, mirando y tratando de memorizar cada detalle de su rostro, para al final decir en un susurro: —Eres perfecto.

Gerard, basta, no lo soy.— rio.

—Claro que sí, no importa como luzcas, luciste, tu historia, tu familia, eres perfecto.

Mientes.

—De hecho, hablo muy en serio.— sonrió y le dio un beso —Si tuvieras un piercing en la lengua, no importaría. Si alguna vez estuviste en la cárcel, o antes eras una mujer— Lo volvió a besar —Si tus primos tuvieron relaciones, y tu padre estuviera conectado a la mafia.

Ambos rieron, y luego Gerard se levantó del suelo, dejando a Frank sentado en este con una sonrisa.

—Si tuvieras una casa rodante, no importaría.— extendió su mano y ayudó a Frank a levantarse; lo abrazó, para después alzarlo un poco y dar vueltas —Incluso si te gustara beber sangre, viniendo de ti es tierno.— entre risas volvieron a acostarse en la cama, Gerard arriba de Frank —Todo este tiempo he estado esperando por alguien como tú, he estado rezando por alguien tan perfecto como tú.— empezó a besar su pecho, y poco fue subiendo hasta llegar a su cuello, dejando una que otra marca en el camino —Podría enamorarme de alguien como tú.

Después de que Gerard dijera eso, Frank tomó su rostro y juntos los labios de ambos, callando a su novio, y siguiendo con lo que tenían planeado desde el instante en que entraron al apartamento.

The Last Five Years ; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora