Curando viejas heridas

1.3K 78 21
                                    

Narra Hipo

-Chico Dragón despierta- decía Astrid mientras me movía para despertarme yo solo me moví un poco.

-Buenos días My Lady- dije mientras acariciaba su mejilla, ella solo cerró sus ojos para luego levantarse de la cama y tras darme una ligera sonrisa salió de mi cuarto, dejándome sólo con mis pensamientos.

-Astrid ya se que debo hacer- dije mientras me levantaba y tomaba mi teléfono.

Tras unos breves instantes mi llamada entró.

-Bocon...si estoy bien...si, mira necesito tu ayuda...si oye, ¿Donde vive Jim Hawkins?....oh si, se donde es bueno gracias...si estoy bien...ahora lo estoy-

Tras eso corrí para alistarme para después salir y ver a una Astrid cocinando.

-Hola Astrid...lindo día- dije mientras me sentaba a esperar el desayuno ella solo me miró sorprendida.

-¿Qué le paso al Hipo depresivo de la noche?- pregunto mientras servía los platos y se sentaba para que pudiéramos desayunar, yo solo comencé a comer.

-Se quedó muy lejos gracias a ti, la palabras que me diste y el dormir juntos me ayudó demasiado- dije sin pensar, ella solo se sonrojo ante lo que dije- si...digo no...bueno es que sentí tu apoyo...y bueno...eso me hizo decidirme...digo yo...- genial y ahora tartamudeo.

La risa de Astrid hizo que me calmara...al menos esta riendo y no intentando asesinarme con un hacha.

-Bueno Hipo...Ya dime que decidiste y por que estas de buen humor- dijo mientras tomaba un sorbo de su taza de café.

-Bien pues iré a ver a la Señora Hawkins y cerraré la herida que abrí, fui un cobarde y me ahogue en mi propia amargura así que eso me ayudara a mejorar- dije tan rápido que creo que la debí asustar.

-Hipo...Me alegra que dieras ese paso...supongo que irás sólo ¿Cierto?- dijo mientras tomaba mi mano.

-Si eso quieres por que en mis planes estaba que vinieras conmigo a no ser que no quieras- una pequeña risa seguida de un beso me sorprendió.

-Hipo claro que si, iré contigo y me alegra...estamos pareciendo una pareja real- dijo Astrid mientras regresaba a su silla para terminar de desayunar mientras seguíamos hablando de cosas sin sentido.

Tras unas horas llegamos posada de la familia de Jim, debo admitir que es muy grande y muy rústica, con un aire campirano pero de bases firmes estaba aterrado pero debía hacerlo debía hablar con la Señora Hawkins.

-Bien My Lady después de usted- dije mientras abría la puerta a lo que Astrid sólo asintió con un color rojo en sus mejillas.

-Bienvenidos a la Posada El Botín de mil mundos- dijo una mujer de al menos cuarenta años de cabello castaño claro el cual le caía en grandes cantidades como un río.

-Gracias pero vengo buscando a la Señora Sarah Hawkins- dije mientras cruzaba la puerta, solo pude ver su cara de asombro.

-Disculpe pero...¿Para que me busca?- dijo con un tono de curiosidad antes de que su cara mostrará enojo-Ahora que hizo Jim, díganme que les quitó para hacer sus inventos, les pido una disculpa por el comportamiento de mi hijo-

-No Señora Hawkins, su hijo no nos ha robado nada....verá vengo buscandola pues debo hacer algo muy importante...-no pude terminar pues uno de sus clientes pidió de comer.

-Lo siento joven deberá esperarme el trabajo me llama- dijo pero Astrid la detuvo.

-¿Qué le parece si la ayudamos?, digo tal vez así termine rápido y pueda escuchar lo que mi novio quiere decirle- dijo de manera inocente y divertida.

-Bien pues ambos serán mis meseros y ayudantes, necesito que....-

Y así pasamos todo el día, recibiendo clientes, ayudándolos con su equipaje, así como el acomodarlos en su cuarto, servirles los alimentos, lavar, limpiar, cuando ya la noche empezaba a caer todo estaba listo ya no quedaba nada, así que nos reunimos en una mesa y ahí la empezó todo.

-Gracias muchachos, la verdad me han ayudado mucho, ahora si, estoy lista ¿Para que me buscaban?- dijo mientras nos servía una taza de café a cada uno acompañado de una galletas.

-Bien...Señora Hawkins...si...el motivo de mi visita es bueno...hablar de su marido- al decir esas últimas palabras su  cara se ensombrecio.

-Oh...bueno mi marido lamentable falleció hace unos años, cumpliendo su deber- dijo mientras se paraba y tomaba una foto que estaba cerca de la chimenea -Es el y mi hijo Jim, esa fue la ultima foto que se tomaron- dijo mientras nos mostraba lala foto, Jim parecía feliz mientras su padre sostenía un gran pez que supongo pescaron, una sonrisa melancólica salió de mi boca seguido de un mar de lágrimas.

-Yo quiero pedirle perdón...le suplico que me perdone mi estupidez provocó la muerte de su marido...yo yo soy el chico al cual su marido protegía, yo lo mate...yo soy el culpable de que no esté con usted ayudandola, yo...yo...-dije mientras las lágrimas inundaban mi rostro.

-Lo siento...se que debe odiarme...yo lo hago...mis errores lo llevaron a su muerte...mi vanidad...yo no se si pueda perdonarme yo no puedo, le arrebate a su esposo, le quite a su padre a Jim...- no pude seguir pues una bofetada me trajo trajo a la realidad.

-Así que tu eres Hipo- dijo mientras las lágrimas le salían de que sus ojos, débilmente asentí con la cabeza, ella solamente me dio un abrazo.

-Hay Hipo, a tu edad no debes sentir esto, mi marido hablaba maravillas de ti, de lo grande que llegarías a se, de lo rebelde que eras, pero con un corazón noble, como podría odiar a la persona la cual John protegió, además hoy me mostraste el gran ser humano que eres; pero si te sirve de consuelo, te perdono- decía mientras llorabamos Por la pérdida de un amigo y un marido.

Y así pasaron horas en las cuales ella me conto de como se conocieron, varias anécdotas divertidas de su vida, yo le conté de las cosas que el hizo por mi así como se los destrozos que trato de ocultar de mi padre.

- Bueno Señora Hawkins debemos irnos, mañana debo ir a la escuela ya falte demasiado, pero si necesita ayuda pidamelo- dije mientras le dejaba mi numero ella solo asintió, mientras caminábamos para la puerta.

Mi sorpresa fue grande pues Jim entró en ese instante, yo solo pude desviar la mirada.

-¡¿Qué mierda haces en mi casa asesino?!- grito Jim mientras me estallaba en una pared, su madre trato de detenerlo pero no lo deje.

-Venga Jim golpeame se que quieres hacerlo, saca toda tu ira- dije antes que un golpe nublara mi vista, y un sabor metálico inundara mi boca.

Tras varios golpes el se detuvo y de sus ojos sólo salían lágrimas.

-Jim ahora te diré lo último que me dijo tu padre antes de morir..."Hipo...solo te pedire una cosa dile a mi hijo que su padre lo siente, pero que siempre ha estado orgulloso de ti, ah mi querida Sarah, dile que lo lamento la dejaré sola con web negocio, espero que Jim pueda superar mi muerte y sea un mejor hombre que yo...que sea honrado, recto, que me supere pues lo estaré viendo"- y así Jim se derrumbó mientras Merida  entraba diciendo que escucho gritos y al ver el estado de Jim corrió a abrazarlo.

-Mi chico Dragón es hora de irnos- dijo Astrid mientras me ayudaba a ponerme de pie, el costado me dolía, se que tengo moretones en gran parte de mi cuerpo pero al menos ya logre cumplir mi promesa.

-Gracias Astrid por acompañarme- dije cuando ya estábamos en el camino, ella solo me dio una sonrisa burlona.

-Si tu plan era que te molieran a golpes lo lograste pero estoy orgullosa de ti Hipo, eso si, si manchas mi auto con sangre tu pagarás la lavanderia- dijo antes de que soltaramos una carcajada.

Pero así logre sanar una herida la cual no sólo me dolía a mi, espero que todo mejore de ahora en adelante.

Corazón de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora