Capítulo 17

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Él me miró y sonrió.

—La verdad es que no. —soltó encogiéndose de hombros.

Mi boca se abrió de tal manera que poco más y podría tocar el suelo.

Creía que todo esto le haría cambiar de opinión.

—¿¡Por qué no!? —inquirí perdiendo la paciencia— Mira, no se te ve mal chico, pero no entiendo a qué viene tanto rollo de la boda, ni por qué tanta insisencia, ni por qué yo.

Él siguió andando, sin inmutarse. Al poco tiempo se giró.

—La verdad no lo sé, simplemente mi padre vino con la noticia de que una familia necesitaba dinero y harían lo que fuese por conseguirlo. A él se le ocurrió que casándome con su hija todos saldríamos ganando. Él tendría su dinero y yo por fín una esposa. Simplemente cuando te conocí sentí algo raro, me gusta cuando estoy contigo y quiero pasar más tiempo contigo.

La verdad no sabía que hacer. Tenía ganas de gritar, de romper algo, pero no lo podía hacer, no podía hacer nada.

—Mira Bastian, veo que no eres un mal chico, pero como acabas de descubrir esta mañana, tengo novio, lo quiero y no voy a dejarlo. Ni por ti ni por todo el dinero del mundo. Puedes obligarme a casarme si eso te sirve para no herir tu orgullo de macho, o por las razones que se te plazcan, pero la realidad es la realidad. No te quiero, nunca lo haré, porque al que quiero es a Alec.

Él se quedó mirando el suelo.

Supongo que digeriendo lo que le acababa de soltar.

—No piendo rendirme sin luchar, quién sabe, puede que te acabe gustando.

Intenté ocultar mi risa.

Pero no pude.

—No es por dudar, pero, no eres mi tipo, ni el tipo de chico que me gusta. Puedes intentar lo que te dé la gana, ya te he dicho cuál es la realidad y cuál será. Aceptarlo ya es cosa tuya.

—Nadie ha dicho que los prototipos no puedan cambiar.

Rodé los ojos.

Sabía que por mucho que le dijese iba a seguir pensando lo mismo.

Era una pérdida de tiempo.

Así que aceleré mis pasos, dejándolo atrás.

—Eh, espera, Daniela. —alzó  la voz mientras corria en mi dirección.

**
Después de una caminata, la cuál no había sido para nada aburrida, llegué a mi casa.

Me había gustado poder pasar algo de tiempo con Bastian, de la manera en la que no intentaba que aceptase la boda o tontear conmigo.

Como ya le había dicho, no me parecía un mal chico.

Todo lo contrario, era amable y gracioso.

Pero seguía estando en la misma posición.

Lo veía como a un amigo, uno que me caía muy bien. Pero nada más.

Me despedí de él con un beso en la mejilla.

Nada más entrar en casa sólo tenía el deseo de irme.

Me encontré con la fea cara de Carol, sonriendo cual bruja.

Y a mi padre, con una cara un poco seria.

—Daniela, ¿Me puedes explicar que es lo que ha pasado hoy al medio día?

—¡Que tu mujer me ha explicado que no me mata porque le hago falta? —arqueo una ceja.

Mi padre negó con la cabeza.

A saber que le ha dicho esa tipa.

—Lo que ha pasado en la entrada del pueblo, con el grupo de caza.

—Ah, haber empezado por ahí. No ha pasado nada, he visto a mi novio y lo he saludado.

—¿Cómo te atreves Daniela? Sabiendo que tenemos un trato, una boda. —suelta la perra mientras se cruza de brazos.

Ha pasado de contenta a enfadada de un momento a otro.

Casi parece que la vena de la frente le va a explotar.

Ojalá lo hiciera.

—Es vuestro trato, no el mío. Os advertí que tenía novio, que no quería a Bastian. Sabéis lo que pienso respecto a la boda. No tenéis el derecho de reclamarme nada por el simple hecho que demuestro mi amor en público con mi novio.

A Carol parecía que estaba a punto de darle algo.

No pude evitar sonreir.

—Ahora, si me disculpáis, voy a coger algo de comer y me voy a mi habitación.

Pasé al lado de Carol, sin poder aguantarme las ganas de darle un empujón con el hombro.

Juro que si las miradas matasen, ya estaría a varios metros bajo tierra.

Pagaría por poder sacarle una foto a la cara de Carol ahora mismo.

Cogí algo para comer y me fuí a mi habitación.

Hoy podría acostarme tarde, ya que mañana no teníamos clase.

Habíamos quedado todo el grupito, además de Oliver, para ir a casa de Annie, como siempre, a pasar el día viendo alguna peli, o haciendo cualquier cosa que se nos ocurriese.

Comí tranquila, pensando en qué podríamos hacer esa noche.

Una vez acabé sólo metí mi pijama en mi mochila, junto con algunas cosas que podría necesitar. No quería molestar mucho a Annie ni tener que volver aquí más tarde.

Cuando ya tenía todo listo, salí y me dirigí a dónde había quedado con los demás para ir a casa de Annie.

Ya estaban todos allí.

Me acerqué a ellos y los saludé uno por uno.

Suerte que no eramos nuchos.

Después de eso nos dirigimos a la casa de Annie.

Íbamos hablando tranquilamente, hasta que escuchamos un ruido y todos nos pusimos alerta.

De repente escuchamos un gruñido.

Me giré un poco ya ví las caras de horror de mis amigos.

No quería girarme, pero lo hice.

Me encontré al lobo, a unos pocos metros de nosotros, mirándonos y gruñendo, inclinado en sus patas delanteras.

Me quedé paralizada, no podía moverme, ni dejar de mirar a ese lobo.

Antes de que pudiese darme cuenta, todas las chicas salieron corriendo, dejandonos a Oliver y a mi ahí.

Delante del animal.

Oliver se acercó a mí, agarrando mi brazo.

—Dani, ve andando poco a poco hacia atrás... —dijo girando un poco su cara, mirandome de vez en cuando, pero sin quitarle la vista al lobo.

Xx.

¡Hola!

Aquí os dejo el capítulo, espero que os guste.

Preguntas frecuentes:

— ¿Qué os ha parecido?

— ¿Qué creéis que pasará en el siguiente capítulo?

— ¿Qué os gustaría que pasase?

—¿Quién creéis que será el lobo?

—¿Quién os gustaría que fuese?

— ¿Sois #TeamAlec o #TeamBastian?

Ya sabéis que quiero poneros un mote a lxs lectorxs de esta historia, si me dáis ideas lo agradecería.

Nos leemos.

Un beso.

Withthemx

Eres mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora