Capítulo 11

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Me crucé de brazos.

-¿Casa? ¿A eso lo llamas casa? -dije mirándolos.

Lo peor de todo es que mi padre se quedaba callado.

¿Qué le había hecho esa mujer?

Me había arrebatado a mi padre por completo, parecía otra persona.

-Es tu casa te guste o no Daniela, eres menor y tienes que vivir con nosotros. Además, tenemos temas serios que tratar contigo.

-¿Temas serios? Déjame adivinar... -puse una mano en mi mentón, como si estuviese pensando- Ah sí -quité la mano y la miré- La boda. Déjame informarte de que la boda no me interesa, para mí no es un tema serio. No puede serlo cuando importa una mierda mi opinión.

-Lo siento si te importa una mierda, esa boda es la solución a nuestros problemas, así que lo harás te guste o no. Ahora vamos a casa.

-No quiero ir contigo a ningún lado.

Ella cogió mi brazo, y empezó a andar.

Tiró de mí fuera de la casa de Annie, intenté soltarme, pero tenía más fuerza que yo.

Llegamos a casa y me dejó frente al sofá para que me sentase.

-Ya que me has traído aquí a la fuerza, habla de una vez.

Ella se puso en frente de mí y habló.

-Daniela, sé que no te gusta vivir aquí, pero eres menor y tienes que hacerlo, no puedes irte... Entíendelo... -dijo mi padre.

Me dolía.

Me dolía ver como Carol lo controlaba a su antojo.

No era mi padre.

Es como si se fuese ido justo el día que la conoció.

-No es que no me guste vivir aquí, me gusta, lo que no soporto es la presencia de Carol en esta casa, y no soporto el hecho de que mi propio padre me haya dado la espalda por lamerle el culo a semejante bruja.

Carol levantó la mano, dispuesta a darme una bofetada, como la última vez que discutimos.

Pero no iba a permitirlo, ya no.

Cogí su brazo e hice un poco de presión.

-No voy a permitir que vuelvas a tocarme, si lo vuelves a hacer te voy a denunciar. Una cosa es que tenga que vivir obligatoriamente contigo. No me queda más remedio, pero noy a soportarte ni un segundo más, estoy cansada, y no te tengo miedo.

Ella se quedó sorprendida ante mi acto, soltó el agarre y se me quedó mirando, llena de furia.

-¿No tienes bastante con robarme a mi padre? Si lo quieres para tí no hay problema, no me opuse cuando me dijo que había iniciado otra relación, es más, me alegraba por él. ¿Qué necesidad había de hacerle lo que le has hecho? Ya no es el mismo, no lo reconozco. ¿Y todo para qué? Para qué te haga a tí más caso? Me parece impresionante que tengas que hacer elegir a un padre entre una pareja o su hija. Y más impresionate me parece que él te haya elegido a tí. Pero no me importa, quédatelo. Ahora suelta el tema de la boda y así podré irme cuanto antes.

Ella hizo cado omiso a mis palabras, pero pude ver la mirada perdida de mi padre.

-Ahora no te diremos lo de la boda, hablaremos de eso después.

Rodé los ojos y subí a mi cuarto.

Por lo menos si hacía los deberes que tenía podría distraerme.

Saqué los libros y empecé a hacer los deberes.

Empecé por matemáticas.

Mis odiadas matemáticas.

Eres mía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora