II.

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El jueves por la noche mientras Seokjin preparaba su almuerzo para el día siguiente, recordó una confesión que su jefe le había hecho el viernes anterior. Le había dicho que era malísimo para la cocina por lo que vivía a base de ramen y no recordaba la última vez que había comido comida casera.

El viernes a la hora del almuerzo se dirigió a la oficina de Namjoon. Había preparado dos porciones de Bulgogi, una para él y otra para Namjoon.

Taehyung, el secretario de Namjoon se había retirado, a comer supuso Seokjin por lo que fue directamente a golpear la puerta de su jefe. Escucho una voz indicándole que pasara, era la del menor, quien aún se encontraba trabajando rodeado de papeles.

— Hola... Umm... Espero que no te lo tomes a mal, pero ayer mientras preparaba el almuerzo para hoy, recordé que dijiste que nunca comías nada casero. Me han dicho que mi Bulgogi está buenísimo y me pareció una injusticia que no probaras de un poco de el.

Seokjin se volvió a reprender mentalmente, había sonaba muy inseguro como un adolescente invitando a salir a alguien que le gusta. Seokjin no era un adolescente era un hombre maduro que había decido compartir su almuerzo con su jefe, nada más que eso. Se dijo a si mismo que le dolía ver que las personas no pudieran disfrutar de la buena comida.

— Muchas gracias, no te hubieras tomado la molestia... por favor toma asiento – dijo Namjoon señalando un sillón negro –. Espera un momento que ya termino con esto.

Cinco minutos más tarde, Seokjin y Namjoon se encontraban devorando sus almuerzos, lado a lado en el sillón. Mientras comían no hablaron mucho. Seokjin se pudo dar cuenta que al otro hombre parecía gustarle mucho su comida, aquello le dio una sensación agradable en el pecho.

– Este es probablemente el mejor plato de Bulgogi que he comido en mi vida, incluso mejor que el de mi madre, aunque nunca se lo voy a decir —declaro Namjoon una vez que había finalizado su almuerzo. — ¿Hyung siempre cocinas de esta manera?

– Estas manos pueden hacer otras cosas mejores, cuando quieras puedo mostrarte – tras una breve pausa y al percatarse que su comentario podía ser malinterpretado, agrego – Comida, puedo mostrarte que otras comidas se hacer.

Namjoon lanzo una carcajada – Me encantaría.

Seokjin no iba a mentir se sentía orgulloso de sí mismo. Había hecho reír a carcajadas a aquella persona que siempre iba con un rostro serio, cargado de preocupaciones, que sentía que tenía un gran peso sobre la espalda. Quería que Namjoon sonriera más, quería volver a ver aquellos hermosos hoyuelos que parecían esconder los secretos del universo.

♥♥

Se quedaron trabajando, lado a lado. Seokjin podía sentir el perfume de Namjoon y cada vez que sus manos se rozaban no podía evitar que su corazón latiera más rápido de lo normal.

♥♥♥


Perdón por ser tan cursi no puedo evitarlo.

Saludos. 

Horas extras | Namjin | CompletoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora