»nueve.

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Flashback.

El humo del cigarrillo que la chica colorada fumaba, acostada y completamente desnuda entre las sábanas luego de haber acabado con una noche de sexo apasionante con su prometida, indvadía toda la habiación de su cuarto, dándole el toque final de una escena completamente perfecta.

La noche moría, y también lo hacían sus ganas de dormir. Cada vez que un nuevo rayo de sol entraba por la ventana, indicando el cercano comienzo del amanecer, más se convencía de que no quería cerrar sus ojos, porque eso implicaría tener que dejar de verla. Por más que fueran solo un par de horas, no se atrevía a hacerlo. No quería dejar de ver a aquella mujer tan hermosa con quien tenía laincreíble suerte de compartir su cama, su amor, y su vida.

Jazmín amaba absolutamente todo de aquella mujer: lo que tenía, y lo que no. Lo que era, y lo que no. Adoraba su hermosa melena rubia que le llegaba a las caderas, la cual se despeinaba fácilmente con el viento más suave, y a la cual siempre enredaba entre sus dedos todas las noches para lograr que esta se durmiera fácilmente, y que su último contacto con la realidad antes de caer en un pesado sueño temporal fuera su mínima muestra de afecto. Solo así ambas podían dormir en paz; una de ellas sintiendo el cariño, y la otra, sabiendo que lo había entregado. También se rendía a sus pies ante su sonrisa, su forma de hablar y de ser, su sentido del humor, como la tocaba de la forma en la que solo ella sabía, y en los lugares donde ella deseaba ser tocada, la forma en la que la entendía y la apoyaba incondicionalmente, y cada detalle de su rostro que tal vez la mujer rubia nunca había notado en ella misma, ni nunca notaría. Hasta le encantaba su nombre, Elena.

Había estado completamente entregada al amor de aquella mujer por tres hermosos años a los que ella denominó como los mejores de su vida, hasta que una noche de verano finalmente juntó el coraje suficiente para proponerle matrimonio, luego de haber pasado noches sin sueño, y días sin poder concentrarse en sus estudios o básicamente en cualquier cosa que tuviera que ver con su entorno. Había planeado detalladamente el día, el lugar y la forma en la que le propondría casamiento a aquella mujer que tanto amaba. Su mayor temor era cometer un error del que no pudiera volver atrás. Los nervios y la ansiedad la atacaban cada vez que abría o cerraba los ojos, y el miedo a ser rechazada y arruinarlo todo la perseguía con cada respiro que tomaba, y cada paso que daba, sin permitirle siquiera un segundo de descanso y relajación.

Peleó la batalla de su vida contra sus emociones al permanecer arrodillada sobre la blanca arena de aquella playa en El Caribe, esperando la respuesta de Elena, quien se encontraba completamente sorpredida por el acto de Jazmín, sin siquiera poder mover una de sus cejas para demostrar una mínima expresión en su rostro. Jazmín sintió como un nudo su formó en su garganta, y como su mundo se paralizó. Una lluvia de malos pensamientos inundó su cabeza. 'Elena no me quiere de esa forma', fue uno de los primeros que apareció en su mente, luego le siguieron más graves, y estos solo empeoraron por cada segundo que la mujer permaneció en silencio. La desilusión y el desamparo que sintió en aquel momento fue más alla de lo inolvidable, pero desde luego, habían sido en vano y solo habían servido paa ocasionarle a Jazmín un susto innecesario, ya que Elena había aceptado aquella propuesta.

Sintió como su alma le había vuelto al pecho cuando Elena, completamente emocionada, y al igual que Jazmín, al borde de las lágrimas, instantanea y casi involuntariamente saltó sobre ella, derribándola al suelo y posisionándose sobre ella. La forma en la que la llenaba de besos por todo su rostro y cuello entre risas que demostraban su emoción y alegría de compartir su vida con Jazmín del Río, en ese entonces, la mujer más maravillosa que había conocido en su vida, vivirían por siempre en su memoria.

Pero por supuesto, Elena no estaba al tanto de las inseguridades que tenía, y de las que desarrollaría a lo largo del tiempo.

Esa mismísimo día, al caer la calurosa noche hicieron el amor como nunca antes en la cómoda y lujosa habitación del hotel. Y así se repitieron las noches de pasión una y otra, y otra vez, dándole a entender a la vida que eran dos jóvenes completamente enamoradas, dispuestas a todo, hasta que aquellas vacaciones finalmente terminaron.

Al volver a Argentina dedicaron cada minuto de su tiempo a la planificación y nada más que a la planificación de lo que sería su boda perfecta. Aquellas dos mujeres definitivamente fueron felices durante todos los meses que esperaron pacientemente a que el gran día llegara, por más que más de una vez se les haya cruzado el pensamiento pasajero de adelantar todo y olvidar casi por completo aquello que habían planeado durante tanto tiempo, sin importarles que algo pudiera salir mal fruto de su cara impaciencia. Pero no sabían que cuanto más tardara en llegar aquel día, mejor sería para ellas, o por lo menos para la pobre chica colorada que no sabía lo que le esperaba.

Y allí se encontraban, recostadas en la cama la madrugada anterior a la gran noche con la que tanto habían soñado, compartiendo aquel cigarrillo que no tardaría en acabarse. Ambas sabían que les esperaba un día largo, y que por eso mismo debían conciliar el sueño lo antes posible, pero la verdad es que ninguna de las dos podía hacer semejante cosa, solo que por razones completamente distintas. Una de las dos, por amor, la otra, por el terror y los nervios que apenas la dejaban pensar con claridad.

Jazmín se levantó de la cama, abrió la ventana para ventilar aquella habitación, y sin esperar ni un segundo más, se metió en la ducha, lista para sacarse cualquier sentimiento de horror o nerviosismo ante la boda. Sabía que sus padres, los cuales no veía dede que les había confesado que sentía atracción por las mujeres, estarían allí, y esperarían con gran entusiasmo a que su única hija cometiera un gran error, como habían hecho prácticamente toda su vida. Rápidamente borró aquellos recuerdos y pensamientos de su cabeza, haciéndose el favor de relajarse para así poder dormir adecuadamente. Después de todo, faltaban tan solo unas pocas horas para el momento más feliz de su vida, y nunca se lo perdonaría a sí misma si dejaba que sus temores lo arruinaran.

Al volver al cuarto, pudo comprobar que Elena ya estaba completamente dormida, y no pudo evitar preguntarse cuánto fue que había tardado en tomarse aquel baño que pareció ser eterno. Con una sonrisa en su rostro, contempló lo tranquila que se veía su prometida en su sueño. La tapó bien con las sábanas, y luego de depositar un suave beso de buenas nohes en su frente, se acostó junto a ella, con el pensamiento grabado en su cabeza de que realmente era feliz junto a ella, y que continuaría siéndolo, porque la otra mujer también sentía lo mismo por ella.

O eso creyó, porque al levantarse horas después, la cama estaba vacía, y ella se encontraba completamente sola.

Sus padres se rieron de ella, como era de esperarse. Y ella nunca más volvió a saber de Elena, ni tuvo interés en hacerlo.

Desde ese día, Jazmín nunca volvió a ser la misma, y se juró que nunca volvería a ser lo suficientemente estúpida como para caer de aquella forma otra vez.

Gateway Drug. || FLOZMÍN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora