»catorce.

1.7K 88 7
                                    

-Nos van a retar, Reni. Si mi mamá nos llega a encontrar acá me va a castigar de por vida.

Florencia intentaba disimular el terror que sentía, pero en ese momento le resultaba imposible. Su voz lo reflejaba, lo cual solo generaba una sensación de ternura en su amiga. No importaba cuantas veces Renata le dijera que no serían atrapadas, Florencia simplemente no podía alejar su preocupación, por más que quisiera hacerlo. Pero de todas formas, le encantaba sentir la adrenalina corriendo por sus venas. Encontraba aquella sensación bastante fascinante.

Ambas niñas se encontraban sentadas en unas grandes y fuertes ramas, luego de haber trepado el 'árbol prohíbido'. Ese gran árbol que se encontraba a unos metros de distancia de la casa de Florencia, y cuya altura siempre había llamado la atención de Renata, pero muy pocas veces se habían atrevido a subir, pues ninguna de las dos tenía permiso para hacerlo. Pero no les importaba, ellas lo hacían igual, aunque honestamente una sufría más que la otra.

- Flor, tranquilizate, no nos van a ver. Mirá, las hojas y ramas nos tapan perfectamente.- Renata sacudió una de las ramas que se encontraban a su alcance, probándole su punto a su amiga, y sonriendo al ver algunas aves despegando vuelo directamente sobre la cabeza de Florencia. - No tengas miedo Flor, disfrutá la vista.

El silencio se hizo presente durante un par de minutos. Las dos niñas se había detenido a observar algunos detalles del barrio que nunca antes habían notado, tales como la pared gastada por la humedad de la casa de la anciana malhumorada, o el descuidado jardín trasero de los Martínez, aquellos odiosos vecinos a los que simplemente no les agradaban los niños...o las personas en general.

-¿Reni?- Florencia rompió aquel silencio tan tranquilo, y lentamente giró su cabeza en dirección a su amiga, quien se encontraba casi tan perdida en la vista desde lo alto como ella lo había estado minutos atrás.

-¿Qué pasa, Flor?- Preguntó Renata, desprendiendo con un poco de dificultad su vista de un perro que perseguía a un pobre gato por la vereda de su casa. Estaba muy entretenida. Pero en cuanto se encontró con la seria mirada de su amiga, de repente aquellos dos animales perdieron importancia.

-¿Vos y yo vamos a ser mejores amigas por siempre?-

Aquellas palabras congelaron a Renata por unos minutos. No esperaba aquella pregunta, la había tomado por sorpresa. Florencia sabía la respuesta, sabía que eran mejores amigas y lo seguirían siendo hasta el final, pues eso era lo que se habían jurado bajo el fuerte de almohadas y sábanas que habían creado en el cuarto de Renata. ¿Por qué se lo volvía a preguntar?

De todos modos, Renata no dudó en agarrar la mano de Florencia y apoyar su cabeza en el hombro de su amiga.
Era una imagen perfecta.

-Yo siempre voy a estar a tu lado, Flor. Sos mi mejor amiga y nunca nada nos va a poder separar.

El tiempo desde entonces transcurrió extremada y dolorasemente lento, y había llegado al punto en el que Florencia y Renata se habían convertido en extrañas.

Renata se encontraba cruzada de brazos y apoyada contra la pared, observando cada paso que Florencia daba por el pasillo. Odiaba ese horrible sentimiento de culpa que la invadía cada vez que sus ojos se posaban en aquella chica. Su mente no paraba de torturarla ni por un solo segundo. De todos modos, sentía que eso era lo mínimo que se merecía.

Gateway Drug. || FLOZMÍN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora