capítulo 11

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Mirar fijamente los ojos rojos del lobo le generó un escalofrío, pero mas que temer al animal, temió de sí mismo al saber que esa corriente eléctrica fue placentera.

- Kacchan... - llamo despacio por la sorpresa, quedándose en su lugar mirando como el enorme lobo se acercaba orgullos y altivo, pero despacio para no asustarlo.

El alfa se acercó para apoyar la cabeza en su vientre, como si lo incitara a acariciarlo.

Izuku con un poco de duda, bajo su temblorosa mano hasta posarla en el sedoso pelaje, sonriendo por la suavidad que poseía a pesar de su apariencia.

El lobo lo miro detenidamente, como si buscara decirle algo.

- Y-ya... ¿ya no estás enojado con migo? – pregunto nervioso, sin saber cómo poder entender al que se supone es su pareja destinada.

El lobo gruño y se encamino al interior de la casa, mirando hacia atrás en gesto para que el pecoso lo siguiera.

Midoriya estaba asustado y nervioso, quería confiar en Katsuki, ya que al parecer, de cierto modo bastante loco, su forma de lobo era más sincera que la versión humana.

Si tan solo el Katsuki fuera igual de sincero...

Izuku se sonrojo ante tal pensamiento.

El lobo avanzo hasta llegar a una puerta y empujar la puerta para adentrarse en ella.

- Esa es... mi habitación... - murmuro siguiendo al lobo que se amoldaba perfectamente en la cama, a pesar de su gran tamaño– yo... ¿q-quieres... quieres dormir con migo? – el lobo levanto la cabeza y le sostuvo la mirada, por lo que el heredero de One For All lo tomo como una afirmación. Izuku se acercó tieso como tabla, sentándose para darle la espalda al alfa. - ¡ah! ¡k-k-kacchan! ¡no hagas eso! – tartamudeo al sentir la fría nariz olfatear la curvatura de su cuello y lamer un par de veces. Su corazón latía desbocado.- ¡ah! – grito al sentir como el lobo lo acomodaba para que se apoyara en su cuerpo.

Midoriya tenía preguntas, muchas, pero... el cuerpo del alfa se sentía tan cálido y él estaba tan cansado mentalmente que solo pudo acomodar la cabeza en el torso del lobo, sin dejar de mirarse.

Katsuki le lamio el rostro con cariño.

Izuku solo pudo sonreír sincero y complacido.

El alfa no era tan malvado cuando estaba en su forma de 4 patas.




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- Ojala fueras así siempre – dijo para sí mismo antes de dejarse llevar con gusto por el sueño junto a su calefactor personal.

- Hmm... - gimió Izuku al sentir besos en el rostro junto con unas cuantas lamidas. Sin querer abrir los ojos se acomodó buscando calor y abrazarlo. Los besos se acercaron a su boca, probando sus labios. – ah... - gimió entre el sueño deslizando su mano por el cálido y fornido cuerpo.

- Deku... - sintió las mejillas arder al escuchar la voz del alfa llamarlo por su apodo. Tenía miedo de abrir los ojos y que esa sensación tan cálida ya no estuviera ahí.

Unas manos calientes se posaron en su cadera y la fuerte respiración estaba en su cuello, haciéndolo suspirar.

- Kaccha... Bakugou-kun... - recibió un gruñido al corregirse, pero un dedo le cubrió los labios instándolo a abrir los ojos.

Era noche de luna, MidoriyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora