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Es corto pero hago lo que puedo. La verdad es que pensaba agregar otro tipo de escenas más sexy pero primero quería saber su opinión al respecto. 🙈

Obviamente sus ojos eran oscuros, los conocía desde pequeña pues vivíamos en el mismo barrio. Sin embargo después del divorcio de mis padres y la mudanza que venía acompañada, había decidido quedarme con mi padre. Un hombre trabajador con mala suerte en su vida.
No había visto a Nishinoya desde la última reconciliación. Al final del semestre me era imposible tener tiempo libre, el cual si lograba tener lo dedicaba a dormir. Verlo estaba fuera de mis planes hasta principios de Diciembre. Había llegado con fuertes tormentas de nieve y lluvias repentinas. Sin embargo el primer lunes de aquel mes la noche parecía más oscura que de costumbre. Tal vez era el odioso frío o mi falta de energía. Había llegado antes del amanecer y había salido de aquel edificio tras el último examen. Fuera reinaba la tormenta previa a la nieve. Aquellas terribles gotas que se convertían en agujas cada vez que tocaban tu cuerpo. No sabía si había visto el sol aquel día, simplemente que se había terminado. Con el paraguas en mano lo abrí tras un suspiro. Acomodé la bufanda antes de comenzar mi caminata pero algo captó mi atención. Se trataba de él, era obvio. Su cabello algo más largo de la última vez caía a cada lado de su cara. Temblaba bajo el pequeño techo que brindaba la facultad de medicina. Me apresuré a cubrirlo a él también.
—Vas a resfriarte de nuevo.—Murmuré sacando una toalla de mi bolso. Aquellos ojos café me miraron desconcertados un momento para luego suavizarse.
—Quería verte.—Tartamudeó y sentí como mi corazón se hacía más pequeño. Lo atraje a mí en un abrazo el cual muy agradecido correspondió.
—Vayamos antes de que empeore.
Una vez en mi casa, pues era la más cercana, busqué un toallón y una muda de ropa para darle mientras se duchaba.
Lo escuché cantar mientras me tocaba preparar algo caliente. Realmente no contaba con las ganas de hacer una gran comida. Tampoco tenía energía, pero eso era otro tema. Ramen, la comida que había aprendido a comer de mil formas, era la cena aquella noche. Nos pusimos al día pero mientras finalizaba su anécdota con su equipo de voleibol la luz se cortó sin previo aviso.
Lo escuché aguantar la respiración, preso del pánico por lo que tomé su mano sin pensarlo dos veces.
—Estoy aquí.—Le hice saber.—Buscaré una vela, no te muevas.
—Tampoco pensaba hacerlo, la verdad.
Cuando pude encender un par de velas sentí como me abrazaba con fuerza por la espalda.
—Respira, Noya.—Pedí en un intento de tranquilizarlo.
A continuación me hice con su móvil y puse una canción tranquila. Una que me recordaba a él.
—Baila conmigo.
Pude notar cómo él, visiblemente más tranquilo, seguía mis movimientos.
Sus brazos rodeando mi cintura y su rostro escondido en mi cuello pude sentir como se me erizaba la piel cada vez que hablaba.
—Feliz cumpleaños.—Murmuró acercándome un poco más a su cuerpo. Balbuceé una respuesta cerrando los ojos, totalmente relajada junto a su calor. La música de su celular se sentía tan lejana como la luz de las velas. Estaba en un estado de paz y tranquilidad que no había tenido desde  el verano. En ese momento odié un poco menos el invierno.
Lo sentí hablar pero realmente no lo había comprendido.
Desperté en mi cama siendo abrazada por el amor de mi vida. Mi cuerpo se sentía tan pesando que ni me atreví a moverme demasiado.

Thunder. [Nishinoya Yuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora