—Akira.—Rió al otro lado de la línea.—Estás borracha. Llama a Ryu, ¿Dónde
—No.— Alargó la vocal sacar una sonrisa.—Yo solo te amo a ti.
—Gracias, reina. Pero tienes que volver a casa.
Cuando uno recibe una llamada de su pareja en el medio de la noche un día de semana, se preocupa pero para Akira le daba lo mismo. A menos en ese instante. Sabía que la habían invitado a una fiesta en el campus pero no que asistiría realmente. Sin embargo mi tranquilidad se tiró por la borda ni bien lo escuché a él.
—Están borrachos como una cuba.—Medio susurré, medio grité.
—Por el ángel, Jesús y Satán. Les dije que nada de llamadas, chicos.
Asahi siguió con su palabrerío que apenas podía escuchar de no ser las cuatro de la mañana estando solo en mi cuarto. Me tapé los ojos con el codo más tranquilo, sabiendo que se encargaría de Akira mientras no estaba.
— ¿No vas a saludar a Noya?— Su voz, increíblemente triste me recordó la última vez que nos vimos personalmente. Quería estar ahí para abrazarla y cuidarla con todo mi ser.
—Lo lamentó mucho, Noya.—Se disculpó a lo que me reí ligeramente. Estaba medio celoso en aquel momento a pesar de que había salvado a mi novia y a mi mejor amigo de una catástrofe.
—No hay problema, Asahi.
Cuando las llamadas aumentan en un periodo muy corto de tiempo, llámese un mes, significa que algo anda mal.
Me volví la persona que juré que destruiría. Celoso de lo que me contaba, cobarde y envidioso. Un reencuentro que había planeado por semanas se echaba a perder solo por un mensaje. O tal vez dos.
Akira quería hablar.
Atsushi me hizo saber que había visto a mi novia.
Durante el viaje en tren no hice mas que molestarme con pequeñeces. Como los auriculares enredados, la persona a mi lado o el hecho de que todavía no alcanzaba la baranda de arriba para dejar mi equipaje. Bufé acomodándome nuevamente en el asiento.
Pasadas las once de la noche me planteé realmente si valía la pena hacer un viaje express y lo que había determinado como sorpresa no era más que una mentira. Ella sabía que yo iría.
Una persona podía cambiar. Eso era lo que me había venido a la cabeza al verla. Lucía mucho mas madura y con solo con aquel traje lila como abrigo en Mayo, me dio una sonrisa como ninguna.
— Buen viaje.— Me saludó con ojos cansados.
Todo mi mal humor, preocupación y ansiedad quedaron en el tren que dejaba la estación. Entrada la noche se veía hermosa. Se abrazó a mi y devolví el gesto con tanta fuerza que pensé que la quebraría.
— No estas comiendo nada.— Volví a preocuparme pero esta vez con algo en qué basarme. Ella se deshizo de mi idea agitando la mano, restándole importancia. Negué con la cabeza soltándola lo suficiente para verla mejor. Sin embargo ella nunca bajó a mi nivel de visión como lo había hecho desde que teníamos quince. —¡¿Creciste?!
Ella soltó una carcajada tomando la mochila de mis manos y tirando de mi brazo levemente. Todavía en shock fruncí el ceño mientras las estrellas de Miyagi nos acompañaban a medida que seguíamos nuestro camino.
Todavía abrazados al llegar, una visión completamente diferente de lo que esperaba, me recibió la peor sorpresa.
— Oh, Aki-chin. ¿Nishinoya llegó?— Una voz masculina proveniente de la cocina me hervió la sangre en menos de un segundo. No quería sacar conclusiones apresuradas pero me fue imposible no hacerlo.— Estaba preocupado por ti.
— ¿Akira, podrías explicarme?— Ella evitó mis ojos algo que aumentó mi furia. Su voz tímida me envolvió casi con miedo.
— Atsushi lo echaron de casa y yo no podía pagar la renta sola.—Bajo sus ojos avergonzados, me encontré con ojeras de varios días. Sus labios resecos nunca me habían parecido tan amargos. —No quiero que pienses que te engaño, yo solo tengo ojos para ti, Yuu.
El volumen de voz fue bajando a medida que finalizaba la oración, dejándome en un limbo de que no podía escapar. Sus ojos tenían esa habilidad, atrapaban a su presa con solo mirarla. Mas verdes que grises, seguían pareciéndome tan inocentes como los recordaba. Tenía mis manos atrapadas entre las de ella y aún así me sentía a muy lejos.
Atsushi apareció con un delantal y nos aviso que la cena estaba listo y recalentada, al perecer.
En silencio, como nunca lo había estado por mucho tiempo, tomé asiento sospechando de la comida. A mi lado Akira me dio una sonrisa que no quería ni esperaba. Aparté la mirada encontrándome con la de Atsushi.
— Si lo que te preocupa es Akira, me interesan más los chicos.
Spam time ( ͡° ͜ʖ ͡°)
Si no te es suficiente con los millones de fanfics que hay de Oikawa, acabo de comenzar uno. Está en mi perfil. Gracias.
También esta una sección para críticas, pedidos y/o situaciones que les gustaría que escribiera. Pero si te da vergüenza, me podés dejar un mensaje en privado.
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