—Entonces,— comenzó señalando lo que tenía en la mano— eso es lo que te hace más... ¿Grande?
Apreté el sostén contra mi pecho entre avergonzada y sorprendida ante su repentina pregunta.
— No es que mi busto crezca de la nada, Noya, solo cambié el modelo.
— Tiene sentido.— Comentó mirándome de reojo con una sonrisita a lo que solté una risita avergonzada.— Sabes, no es la primera vez que te veo desnuda, Akira, no hace falta que te cubras tanto.
— ¡Noya!— Comenté cubriéndome aún mas con la sábana.— Por dios.
Sus ojos depredadores se dirigieron completamente a mi y sentí como mi cuerpo hervía nuevamente.
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— No puedo creer que hayamos perdido el tren.— Agitada tras correr con el bolso en la espalda dije en un intento de recuperar el aire.
— No es mi culpa que seas irresistible, Akira.— Respondió pasándose una mano por cabello.
— Oh por dios, estamos en publico.— Siseé en un intento de no avergonzarme por quinta vez en la ultima hora.
Él me dedicó una sonrisa medio torcida, siquiera dignándose a responderme.
— No.— Rapidamente le dí una mirada de advertencia.— Sé lo que estás pensando.
Su expresión cambió por una divertida mientras me alborotaba el cabello.
— ¿Crees que pienso en sexo todo el tiempo?— Preguntó enarcando una ceja, haciendo su pausa dramática.— Solo cuando estoy contigo.
Roja cual tomate, me negué a seguir una conversación que sabía como terminaría. No es que no quisiera pero me negaba a perder otro tren. Sentí su brazo rodearme los hombros y sonreí inconscientemente.
— Aún así no pienso cumplir tu fantasía.— No hoy, al menos.
— Ya te he dicho que no estaba pensando nada quisieras hacer.
Lo empujé suavemente a lo que él me enseñó las palmas con inocencia.
— La única que sigue pensando obscenidades eres tu, cariño. —Me cubrí la cara con ambas manos a lo que el soltó una carcajada.
Agradecida escuché como la voz mecánica de la estación nos informaba al respecto. Al menos teníamos otra hora para que llegara el tren con el que haríamos combinación. Me dio una mirada que me propuse ignorar el mayor tiempo posible. Cual cachorro en busca de atención, me hizo un par de chistes tan bobos que no tuve mas que ceder ante la persona que me tenía atrapada desde la adolescencia. Con el mentón apoyado sobre la mano, lo miré con cariño. Tenía el cabello alborotado, la camiseta azul dejaba a la vista la clavícula y ni hablar de la sombra de barba que amenazaba con hacer su aparición.
— Estás mas guapo.— Solté interrumpiendo una de sus historias que ya había escuchado otras diez veces.— Se nota que has madurado.
— ¿Qué?— Enarcó una ceja sin comprender.
— Te ves más adulto.— Procedí.— Uno funcional y todo, ya te veo pagando impuestos.
— ¡Por dios!— Respondió cubriéndose la cara con ambas manos.— No sabes lo difícil que es hacer un tramite en la ciudad.— Dijo cual viejo de 40.— ¡Estuve 3 horas para pagar la luz!
Indignado prosiguió con su pelea con el cajero automático y el personal del banco. Sonreí para mis adentros. En realidad seguía siendo el niño que había conocido hacía mucho, solo que con más responsabilidades y deberes. En un intento de pertenecer al mundo adulto prácticamente actuó su travesía.
— Tenía 200 personas adelante, era prácticamente imposible que todos estuviésemos ahí.
En aquel momento sentí que nunca nos habíamos separado, que nunca habíamos peleado, que seguiríamos viéndonos otros 40 años sin problemas. Básicamente era una de la razones por la cual luchar para seguir una relación. La voz mecánica se alzo por el bar de la estación, dándonos una segunda oportunidad de un pequeño viaje de pareja.
N.A.: ¿Ideas para el viaje? ( ͡° ͜ʖ ͡°)