Haciendo uso de la Palabra 3

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[Haciendo uso de la Palabra 3]

Un segundo. Ese era el tiempo que duraría un ser humano al que le incrustaron 8 lanzas de hierro bañadas en veneno. Pero este humano, portaba la resistencia de 1000 hombres, o al menos ese era el efecto que generaba en él, su amor por ella. Este tipo logró levantarse del suelo, con la furia y la destreza de un león. Abriendo su boca bien grande, él gritó:

- ¡¡¡¡Aoyama!!!!

2 años antes, Yun y Aoyama se encontraban en la cima de aquel edificio. Caía una gran cantidad de nieve, tanta, que llegaron las fuerzas especiales de la iglesia. A pesar de que todo el desastre fue armado porque rechazaron a la religión, ahora la gente se calmaba y los aceptaba. Era la opción más viable, antes de ser cubierto por la nieve. A ellos también se los llevaron, en un gran camión con mucha otra gente. Los llevaron a una base militar, en donde vieron cuerpos de gente muerta, ensangrentados. Al parecer se habían suicidado cuando los otros fueron a buscar a la gente. Les dieron abrigo, techo, y comida. Todos estaban muy deprimidos, los militares también. Cada tanto, alguno intentaba suicidarse, pero comenzaban a llorar, porque su intento quedaba frustrado. Luego de 2 días, la nieve ya no los dejaba salir. Además de que el lugar les quedaba chico a las personas. Un día, mientras dormían, los despiertan, y los meten a unos en un camión, y a otros en otro. Yun estaba medio dormido, y no entendía nada. En uno de sus intentos por ver a donde lo llevaban, ve a Aoyama, que era llevada hacia el lado contrario. Corre, con sus energías a medias, y empujando a la gente. Ella ve que él se estaba acercando, y huye. Huye como si fuera un desconocido que la persigue. Se aleja de la gente corriendo, pero el la persigue. Lugo de correr por varios metros, se detiene, junto a un árbol al que se le habían caído las hojas.

- ¿Por qué te alejas?

- Porque sentí dolor. No pude suprimir mis sentimientos hacia ti, y esto afecto a mis sensores del dolor.-Ella le hablaba de espaldas.-Sentí cómo estrangulaba mi brazo, el militar, para llevarme a ese vehículo. Creo que nos llevarían a un lugar con menos nieve. Lo siento, arruine todo, ahora nos hundiremos en ella.

-No importa... Vamos a buscar nuestro propio lugar seguro.

-Tu lugar seguro... No "nuestro"...

-Será nuestro lugar seguro. No mío solamente. Lo único mío...-Se acerca a ella, y la abraza por atrás.-...Eres tú...

-Ya te dije que...

-Por eso... Considérate raptada. A partir de ahora eres mi rehén.

Ella sonríe. Poco más tarde, la nieve les llegaba a las rodillas. Al darse cuenta, ya no podían ni moverse. Logran sacar sus pies, y caminan por arriba de la nieve. Se hundían un poco, si caminaban despacio, por eso Yun toma a Aoyama de la mano, y van corriendo. Del otro lado del mundo, se encontraba Hyoma, viendo como construían la primera escuela de ciencias exactas y naturales. La gente ya estaba aceptando los conocimientos científicos. Ese era el mundo que él quería, o al menos el que Kari quería. Todo esto lo hacía por ella. Además estaba realizando experimentos para descubrir cuál era su discapacidad. Esto era lo que Kari hubiese hecho, descubrir una cura para su mal, pero de otra forma. El realizaba sus experimentos con seres vivos. Kari respetaba la vida por sobre todo, y cuando tuvo que matar a alguien, lo hizo porque no había otra manera. En uno de sus experimentos, Hyoma consigue generar el mal de Kari en un sujeto. Apenas intento mover un brazo, y su piel se desgarró en segundos, seguido de que le explotaran los vasos sanguíneos. Lo habían expuesto a un calor extremo que lo hacía sudar, dentro de una cabina de vidrio. Hyoma estaba feliz, y ahora, iba a desarrollar la cura. Pero ¿Para que necesitara la cura, si nadie tenía esta enfermedad? Lo pensó por un par de días, y decidió que lo que él tenía en mente, lo haría ser aceptado por todos. Él pone la sustancia que creaba la enfermedad artificialmente, en bombas de humo, las cuales son llevadas a distintos países, y remplazadas por las que la policía ya usaba. Ya había pasado una semana, y 3 millones de personas padecían la enfermedad. Había personas que no tenían la enfermedad por ser inmunes a ella. Yun era uno de estos, pero Aoyama no. Ella ya estaba contagiada. Al menos era invierno y no notaba que tuviera eso. Pero ya al comenzar el verano, se notaron las consecuencias del mal. Yun advirtió esto el primer día de verano, cuando bajaban de un micro que los había llevado al aeropuerto. Iban a la ex capital religiosa, a encontrarse con Gutuo y los demás. Lamentablemente, ellos no sabían que estaban muertos. Tuvieron que correr para llegar a su vuelo y a Aoyama le comenzó a sangrar la nariz, hasta que en un momento dijo:

-Ya no doy más.-Y se detuvo.

Yun la llevo en sus brazos. Por desgracia, el vuelo que querían tomar ya había salido. Tuvieron que comprar el siguiente.

-Siguiente avión a la capital sale en 15 minutos.-Dijeron por el altavoz.

Subieron y en unas 10 horas llegaron a destino. Tras sacar dinero de un cajero automático, van a un hotel. Pasan allí unos días, hasta que Yun descubre lo que le había pasado a Gutuo y Richard. También reconoció a Hyoma cuando lo fue a ver.

-Yun...-Dice Hyoma al verlo entrar por la gran puerta.- ¿A qué has venido?

-A hablar...

- ¿Hablar? ¿De qué? Si tú y yo no tenemos nada de qué hablar.

-Supe desde un principio que eras de este tipo de gente.-Era mentira que lo sabía desde el principio, pero él quería quedar genial.

- ¿Cómo? ¿Acaso estoy leyendo mal tus labios? ¿A qué te refieres con eso?

-A que por alguna razón el mal de Kari apareció en el mundo, justo cuando conseguiste el poder para gobernarlo.

-Te aseguro que yo no tengo nada que ver.

- ¿Quién más que tú? Me di cuenta de que la enfermedad se transmite por las bombas de humo de la policía, y aquí al lado está la fabrica que se encarga de crearlas y distribuirlas ¿Coincidencias? No lo creo.

- Bueno Yun... ¿Qué tal esto?-Dice sacando un fajo de billetes de su bolsillo y entregándoselo.- ¿Quieres? Tendrás uno de estos cada semana si cierras el culo.

-Que así sea.

Yun sale del lugar con lo que fue a buscar: Dinero. Era bastante para unos meses más en el hotel. Al final, Yun seguía aprovechándose de los idiotas para su beneficio.

-Esta vez serán 5000.-Dijo Yun a Hyoma, tras haber pasado casi 2 años.

-Comprendo... Ya se acabo el trato. Cuéntale a quien quieras lo que hice.

Yun quiso golpearlo, pero los hombres de seguridad lo sacaron afuera. Hyoma se dio cuenta de que era el momento para sacar a la luz la cura. Tras haber patentado la cura a su nombre, exige a los enfermos de cada ciudad que se internen para el tratamiento en su respectivo hospital. Aoyama lo hace, y a donde va es al Hospital General Kari, el cual se encontraba tras el palacio de Hyoma. Yun decidió no contarle nada a nadie para no generar problemas. A la semana de que ella fue internada, Yun va a visitarla como estaba haciendo hasta ahora, pero esta vez llevaba unas flores. Al llegar a la puerta, los de seguridad no lo dejan pasar.

- ¡Abre!-Gritaba Yun mientras golpeaba enfurecido la gran puerta del palacio de Hyoma.

Cuando al fin le abren, lo que lo recibe tras la puerta es un inmenso robot plateado. Junto a él, estaba Hyoma con un control como de videojuegos pero más grande.

- ¿Te gusta? Es para ajusticiar a los que saben lo que no deben.

- ¡No diré nada! ¡Solo quiero ver a Aoyama! ¡¡Déjenme!!

-No...-El robot se comienza a mover hacia Yun y el corre.

Hyoma deja que huya, pero maneja el brazo de la máquina para disparar lo que portaba en éste: Lanzas envenenadas.

- ¡¡Ah!!-Grita Yun de dolor al recibir el impacto en su espalda.

Pero no podía morir ahí. Se dio cuenta de que tenía que volver a darle su merecido a Hyoma. Pero al darse vuelta recibió otra lanza en su abdomen. Aun así, caminó y caminó aunque siguiera recibiendo esas dolorosas cosas envenenadas en su cuerpo. Al recibir la octava, cayó. Hyoma lo creyó muerto y apagó el robot.

-¡¡¡¡Aoyama!!!!-Con ese grito Yun se levanto y Hyoma ni lo advirtió.

Corrió como nunca, y al llegar a la puerta del palacio, la rompió a golpes. El otro ya estaba adentro. Al verlo entrar así, casi moja sus pantalones. Yun quiso matarlo. Entonces sacó el arma que Gutuo le había dado la última vez que lo vio, y gatilló. Apenas rozó a Hyoma, pero el arma era tan poderosa que le arranco el brazo a Yun y rompió gran parte de la pared. Ambos caen al piso, iguales. Pero la diferencia era que Hyoma seguía vivo.

(Si la historia no es de su agrado, abstengase de comentar por favor. No me gustarian comentarios ofensivos)

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