Haciendo uso del Pensamiento 3

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[Haciendo uso del Pensamiento 3]

El sumo pontífice podía movilizar las fuerzas armadas de todo el mundo si quería. Solo recibía órdenes del estratega al mando, o en este caso Pelto. Para que recibiera ordenes de él, la excusa debía ser algo como una guerra o parecido. Tener controlado al sumo pontífice, significaba tener a las fuerzas armadas y con ellas al mundo. Pero Kari no era excusa suficiente para tal cosa. Aunque si era mejor estratega que Pelto. Pelto temía a que esta chica restaurara a la ciencia y refutara a toda religión. Y mientras iba saliendo el sol, la última esperanza del mundo, dormía en las sillas de plástico de la sala de espera al lado del consultorio de la psicóloga. Cuando llega la psicóloga a su consultorio, lo habré, y luego de despertar a Kari, le dice:

— ¿Por qué duermes aquí?

—No es buena idea volver a casa por el momento.

— ¿Y tus padres?

—Mi papa tenía que llevar un cargamento a un país vecino. Y mi mama, consiguió ese curso de magia que tanto quería en la capital. así que no hay problema.—Sonríe.

— ¿No es mala idea dejar tu casa? Podrían robarte.

—Sí, lo sé. Pero este es el único lugar seguro por ahora.

—Te persiguen ellos ¿Verdad?

—Si con “ellos” te refieres a la gente de la iglesia. Sí.

—Lo sabía. Todos tenemos alguna orden de captura. Incluso yo. No me dejan pisar la ciudad en donde me crié. Por eso estamos aquí. Pero tranquila, no eres la única que duerme aquí. Gutuo tiene orden de captura nacional, y siempre se queda en su consultorio. También Hyoma y ese chico.—Señala a el chico que había entrado corriendo con su amiga en brazos. El aun dormía, en el suelo, al lado de la sala de emergencias.

— ¿Por qué aun sigue aquí?

—Espera a que su amiga salga de terapia intensiva. Esta muy grave, y puede que muera. El dijo que se quedara aquí, así sea el último de sus días, pero se quedara a esperarla para irse o a despedirla cuando no se pueda hacer nada. Huye de la iglesia también. Jamás entraran aquí, es seguro, al menos por ahora.

—No por mucho. Me siguieron hasta aquí ayer en la noche. Debieron haber anotado este lugar en el centro de control…

—Pasa.—Dice, entrando en el consultorio. Cuando ambas están adentro, enciende su computadora.—Vamos a ver en los registros mas actuales de “herejes” y “centros diabólicos”.—Luego de entrar a la pagina, aparece una gran lista de “herejes”.—Ningún “centro diabólico” anotado recientemente. Pero… ¿Cuál era tu apellido?

—Kimune.—Dice Kari, que estaba apoyada contra la pared, sin ver la pantalla.

—No te va a gustar esto, pero…Tienes una orden de captura… Provincial…

— ¡¿Cómo?!—Dice, acercándose a la pantalla para verla.

Y era verdad. Su nombre estaba en la lista de los 10 más buscados en la provincia. Kari entro en pánico.

Salió del consultorio gritando:

— ¡Mentira! ¡¡No puede ser!! ¡¡¡Mentira!!!—Grito tanto, que despertó al chico que dormía en el suelo.

Kari sale corriendo hacia fuera. El que dormía en el suelo la ve salir, pero también ve como la agarran unos tipos, y se la llevan para el bosque. El se levanta, y sale corriendo. Kari estaba sentada contra un árbol, viendo a dos hombres y al obispo Yun, con las agujas. También portaba un arma de fuego en su cinturón. El obispo tira las agujas para atrás, desenfunda su arma, se la pone en la frente a Kari, y dice:

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