☆彡 she walked with her angels but ran with her demons ☆彡
Talia, Scott y Stiles son mejores amigos.
Talia comenzó a sentir los cambios de la luna llena cuando cumplió 13.
Talia les ha mentido a todos.
Después de el incendió que hizo perder a toda su...
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CUANDO TALÍA llegó al departamento, lo único que quería era comer algo y no ver a Derek. Si le decía que Allison Argent la había invitado a salir de compras se pelearían y no la dejaría salir. Sin embargo en cuanto abrió la puerta vio a Derek en la pequeña sala de estar, sentado en el sillón.
—¿Como fue la escuela?—él preguntó con normalidad, sin embargo Talía frunció el ceño, el ambiente se sentía algo raro.
—¿Pasó algo?
—Tengo que hablar contigo—él le aviso haciendo que Talía dejara sus llaves en la mesita de la cocina junto con su bolso.
—¿Está todo bien?—ella preguntó con una sonrisa amable sentándose al lado de su primo quien la vio como ella detestaba; cómo una niña pequeña.
—El cuerpo en el bosque...es el cadaver de Laura—Derek le afirmó, dejando a su prima sin palabras. Talía lo vio incrédula, abrió la boca y luego la cerró,
—¿Laura también estaba viva?
—Supe que estaba aviva gracias a ella, te vio un día ir a la antigua casa y luego a la escuela. Vio lo hermosa que te habías puesto y lo feliz que te veías. También descubrió que te habías cambiado el apellido.
Talía tragó, y desvió la mirada, Laura había estado en Beacon Hills, Laura había estado a metros de ella. Su prima Laura había sido la mayor de todos los niños, Talía recordaba cuando era pequeña y lo único que quería era parecerse a Laura.
—¿Como...?—era difícil que las palabras salieran de su boca—. ¿Ustedes...donde estuvieron?
—Laura se quedó con los poderes de mi madre, volviéndose una Alfa. Los dos con los pocos sur surcaban fuimos a Nueva York—Derek le explicó.
Talía asintió, fue algo muy inteligente haberse mudado a la otra punta del país, ella debió haber hecho lo mismo, pero hubiera sido difícil pasar desapercibida al tener siete años.
—¿Y...donde...donde está el cuerpo?
—La enterré—Derek respondió pero Talía sabía que le había costado esas palabras, enterrar a su propia hermana...—. Afuera de nuestra antigua casa.
La chica le tomó la mano.
—¿Podemos ir? Quiero ir a...verla—ella explicó y Derek asintió. Talía no tenía ningún cementerio al que ir, ninguna lápida con la cual hablar, lo único que tenía era esa casa chamuscada y llena de cenizas.
Mientras su primo iba al baño, Talía sacó su teléfono, mientras se restregaba los ojos con la manga de su chaqueta con rabia. Ya había llorado por toda su familia, por su tía, Cora, Laura, Derek, su padre y las personas que vagamente conocía. Pero era inevitable pensar en Laura, quien había cuidado de Derek y Talía pudo haberla visto por una última vez. Sacó su teléfono y llamó al número de Allison.