La Academia de Danza

Cap 1

Narra Maddie: Mi vida es distinta a la de las demás personas; desde que tengo memoria bailo, de eso vivo.
En mi academia conocí a mis amigos y a lo que yo llamo mi familia, mis papás con solo 2 años me mandaron al extranjero a "especializarme", según ellos, en la danza; yo pienso que lo hicieron para sacarme un tiempo de sus vidas.
Después de 7 años me llevaron a Entre Ríos, donde estaban ellos; se armó una gran pelea, ya que ellos me separo de lo que yo llamaba mi familia.
Unos 5 años después me están haciendo volver a Buenos Aires, a mí primer academia.
De allá recuerdo haber tenido 2 mejores amigas: Franchesca y Bianca. Y también 2 mejores: Teodoro y Federico.
Y me acuerdo perfectamente de un chico morocho, con ojos marrones, una sonrisa que enamora y lo más lindo un carácter hermoso. Una forma de ser que te atraía, y su nombre hasta el día de hoy resuena en mi cabeza: Luke.

Son las 6 de la tarde de un viernes, y estoy subiendo a mí avión para viajar a Buenos Aires, para volver al lugar donde empecé...

Narra Luke:  Mi vida no es muy mala, mis papás desde chico me apoyaron a mí y a mi hermana para bailar, para hacer lo que nos gusta.
Tengo una hermana difunta, Mel, ella era mi todo, murió por cáncer hace unos 7 años. Ya pude superar su ausencia, pero aún la amo, es y siempre será mi hermana.

Al estar en una academia muy reconocida conozco a muchas personas que luego terminan yendo a otras academias, una de esas personas es Maddie, una persona a la que siempre amé, era especial, buena persona, increíble bailarina y un físico hermoso. Estuvo 7 años al lado mío y luego volvió a  su lugar natal. Todavía no vuelve y la extraño, era una de las pocas personas que me entendía a la perfección.

En la actualidad tengo 16 años, tengo novia: Camila.

Hoy es viernes, mañana por la mañana llegan nuevos bailarines a la academia, pero solo hay alguien que me llama la atención, ni su nombre sé. Lo único que se de ella, es que tiene entrada directa, eso significa que es buena bailarina y ya estuvo aquí, y tengo que aceptar que hay una esperanza en mí de que sea ella.