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—— Sustantivos de "Sueño" ——

✮ Sueño.

✮ Ensueño.

✮ Ideal.

✮ Ilusión.

——————————

No importaba la nieve, no importaba el frío. Nada le impedía estar ahí.

Sólo se escuchaban llantos, murmullos y gritos desesperados. Eso a ChaeYoung le aturdía.

Ella no lloraba, no tenía con qué llorar si las lágrimas se le iban todas las noches.

Miró a su alrededor, todo estaba repleto de tumbas con lápidas grises y sin vida, algunas con muchas flores y otras con ramos secos dando la razón de que nadie los ha ido a visitar. Triste ciertamente.

Habian pocas personas a su alrededor, vestidas de negro. Ella también iba de negro, soltaba lágrimas de vez en cuando pero no tenía por qué. Ella le dijo que no llorara.

El padre dictó la misa como finalizada, dando paso a los pocos familiares de colocar las flores azules que rompían con ese oscuro momento.

Los llantos más escuchados que aún se mantenían eran los de la señora Im y Momo, quien se mantenía sentada sin querer acercarse ni un poco a la realidad.

¿Cuánto había pasado? ¿Uno? ¿Dos meses quizás?. Tres efectivamente y aún se sentía como si hubiera sido ayer. Todo pasó tan rápido que no entiende nada.

— Momo, como lo siento...— se disculpó por milésima vez en esos tres meses. Siempre tenía un peso en los hombros, sentía la necesidad de disculparse.

— No importa Chaeng, NaYeon está mejor donde está. — dijo temblorosa, secando su rostro sin vida con un pañuelo rosa que tenía una inicial que apenas logró ver. N.Y. Su corazón se estrujó como nunca y decidió abrazar a la castaña de aspecto demacrado.

Momo empezó a llorar más, desvaneciéndose ante su minuto de recuperación. La señora Im se fue sin despedirse, sosteniéndose fuertemente del brazo de su marido.

— Vamos hija, hora de irnos. — llamó la señora Son, vestida igual que todos, hasta el cuello de negro, aguantando el frío que traspasaba sus gruesas telas.

Chae negó, colocándose tras la silla donde Momo estaba sentada.

— Volveremos al hospital. — Las castañas apenas sonrieron, una mueca entre unos rostros tan decaídos.

La mujer asintió, besando ambas frentes de las niñas para luego irse.

ChaeYoung suspiró, sintiendo como toda la tensión se iba de su cuerpo ante ese acto. Y por el bien de la mayor, sostuvo con fuerza los mangos de la silla y empezó a empujarla, haciendo que la ruedas molestaran un poco por la tierra.

Momo palideció, no aceptaba aún que su conejita se haya ido de su lado. Y durante el caminó, lloró en silencio, agradeciendo que la menor empujara su silla pues sus brazos no la moverían ni un centímetro.

Le costaba analizar lo que había pasado, pero cada mes, en cada misa, su mente recapitulaba todo.

NaYeon había muerto. No pudo aguantar la operación y se desvaneció en los brazos del doctor en un intento de reanimarla.

Momo no podía caminar. Aún puede lograrlo, pero la depresión le gana y las terapias no sirven para ella. Ha llegado al intento de suicidio, varias veces, pero nunca lo logra. Su escusa es que Im NaYeon aún no la quiere ahí.

ChaeYoung, ha logrado avanzar con su voz. Habla tanto que no pareciera haberlo perdido hace más de doce años.

Pero sin Mina, ese don que Dios le volvió a ceder no servía para nada.

Mina estaba en un sueño. Eso era lo que Chae le repetía todos aquellos que le preguntaban cómo estaba la chica. Estaba dormida, profundamente, pero dormida. Atrapada en un sueño del cual no ha podido salir en esos tres meses de rehabilitación.

Mina habla con ella, lo hace. Cuando se va a su casa luego de pasar el día entero en el hospital, cae rendida en los brazos del morfeo y ahí es cuando Mina aprovecha y le hablá a través de sus sueños.

Siempre están en un lugar blanco, un espacio vacío y relajante. Mina siempre viste tan angelical, de blanco, su mirada siempre es oscura pero comprensiva, y su rostro siempre está perfecto, como si nunca hubiera pasado por un accidente.

Mientras que ella, vestía de negro, siempre. Podía variar los vestidos, pero siempre eran negros. Su rostro yacía demacrado como en la vida real, con grandes ojeras y sus labios rotos. Aquellos que antes eran rosa ahora sólo son blancos y apagados, sin una pizca de brillo al igual que su mirar.

— Iré a ver al doctor. Saluda a Mina por mí. — avisó Momo, dándose la vuelta con habilidad en la silla de ruedas para verla y plantarle un beso en la mejilla antes de irse, usando sus brazos para su movilidad.

Caen sonrió, tocando la puerta de la habitación 15-C, revisando que no halla ningún doctor o enfermera adentro para entrar.

Sonrió, ahí estaba, como siempre. Tan delicada y hermosa. Cubierta con mantas rosas que ella había comprado al sentirla tan fría, su rostro tenía un respirador aunque la chica podía respirar por su cuenta.

Pero no podía despertar y eso le dolía.

— Ho-hola...— saludó, como siempre. Acercándose a la camilla para sentarse a los pies del cuerpo que yacía inmóvil. — Momo y yo visitamos a NaYeon...está sucia así que limpiamos su tumba y luego de la misa, la adornamos con flores...

Se le hacía costumbre hablarle como si le escuchara, por que sabía que le estaba escuchado. Mina sí oía.

— Momo está mejor...se recupera lentamente pero cada mes vuelve a recaer. ¿Te digo la verdad?. No creo que ella soporte mucho que NaYeon se haya ido para siempre...

Sin respuesta, sólo el sonido de las máquina reconociendo que el cuerpo está estable.

— Mina...te amo y por favor despierta, te odiaré toda la vida si no reaccionas. — empezó a llorar. — No sé que hacer sin ti.

Agarró entre sus manos temblorosas las de Mina, acariciándolas para darles calor.

— ¿Recuerdas cuando me sostuviste la mano para no morirme de pánico en la camioneta de NaYeon? — titubeó, pestañeado para hacer que su vista no fuera tan borrosa. — Creo- creo que necesito de tu mano otra vez...siento que caeré al vacío si no despiertas. Por favor...

— Abre los ojos una vez más...

Mina nunca responde. Siempre es ChaeYoung la que habla.

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Primer capitulo de la segunda temporda. Creo que iré a llorar por ahí v:

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Dream『MiChaeng』#エエDonde viven las historias. Descúbrelo ahora