Dream『MiChaeng』#ｴｴ

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— Oh, Momo, lo haces tan bien. — gritaba y aplaudía ansiosa Dahyun, observando a su "aprendiz" dar los primeros pasos, ayudándose fácilmente de aquellas barandas que le hacían el trabajo más fácil de caminar.

Todas estaba felices, especialmente Mina, quitándose un peso de encima creyendo que al menos algo sí salió bien. Estaban viendo con alegría cómo Momo sonría y caminaba con dificultad, pero lo hacía. Pronto dejaría la silla de ruedas y seguiría avanzando. Pronto sería la de antes.

Su felicidad no se comparaba a la de nadie, varias personas de aquel hospital aplaudían ante ese logro. Pero no escuchaba más que las palabras de aliento que Dahyun gritaba en la lejanía. Le hacia sentir bien.

— Ya no puedo más. — comentó cuando estuvo cansada y un enfermero rápidamente acercó su silla de ruedas. Las chicas la abrazaron alegres, orgullosas.

Chaeng sólo sonreía y hablaba muy poco. No estaba acostumbrada a expresar sus sentimientos de aquella manera.

— Sana, trae algo de agua. — musitó Mina y la rubia asintió, tomando la mano de la menor de todas para llevársela. Esa era la señal.

— Dahyun, tú y yo no nos conocemos. Literalmente acabo de despertar de la muerte y perdí una amiga, por mi culpa Momo no puede caminar y Chaeng logró hablar. ¿Puedes ayudarme a planear algo?. — dijo tan rápido que la pelirroja dejó de hacer trenzas en el cabello de la japonesa para mirarle extraño.

— ¿Un plan?. — comentó emocionada, luego reaccionó y le miró asustada y con algo de recelo. — ¿Tu culpa?...¿por qué tendría que ayudarte?.

— Por mi conociste a Momo, a leguas se notan que están enamoradas...

Las dos chicas se miraron sorprendidas para luego sonrojarse. Momo se escondió detrás de su cabello intentando no ser cómplice en ello.

— ¡No estamos enamoradas! — Le gritó y miró a otro lado, claramente mintiendo.

— Yo sí, así que me ayudan...

****

— ¡Sana, ya tienes el agua! — lloriquea ChaeYoung al ser arrastrada por la japonés.

Llevaban horas caminando por el hospital en busca de una cafetería donde se hallara el dulce que Sana quería en ese momento.

— Sólo, espera. Creo que aquí lo hay. — se paró frente un pequeño puesto donde la cola era inmensa, no se podía ver siquiera qué vendían.

Chae insistió en irse pero la japonesa le obligó a no hacerlo. Estaba aburrida y ver a Sana desesperarse no era lo más interesante del mundo.

— Sana...¿puedo preguntarte algo?. — sugirió jugando con sus manos. Hacía tiempo que no hablaba con alguien de lo que sentía y ese momento no era el menos indicado.

Mina había llegado a su mente rápidamente y sus mejillas cobraron un color potente. Necesitaba desahogarse. Pasaron tantas cosas que su mente no sabe cómo callarse. Sus sueños no eran mas que un espejismo de su mente dándole a mostrar que Mina estaba bien, pero, ¿todos esos "te amo" eran ciertos?. Creía haber estado hablando con Mina todo este tiempo pero la verdadera ella no comentaba nada nunca. Quizás sólo era una muestra del destino para decirle que todo funcionará, o al contrario.

— Lo que quieras. — aceptó desinteresada, observando la fila; la verdad no quería hacerla y no tenía dinero para comprar algo más que el agua que llevaba. Chaeng le mataría.

— ¿Crees que los sueños representan la realidad? — Sana le miró extrañada. —, ¿crees al menos que...Mina aún le ama?.

Sobre todas las cosas fue una pregunta más para ella que para Sana. ¿Mina alguna vez la amo?, relativamente ella simples veces le decía aquellos "te quiero" que representaban su vida entera. Que recuerde fuera de los sueños y la ansiedad, Mina nunca nombró un "te amo" correcto saliendo de sus labios. Quizás sí lo hizo, pero, ¿seguirá valiendo después de todo?. Sentía que habían llegado a apartarse un poco, ignorando el beso que hace días se dieron.

Sana le miró preocupante y aprovechó la situación para salir de la fila y jalar a la menor a una mesa, pidiendo un café rápidamente para calmar todo. Luego Mina pagaría por consolar a su nena.

— Yo...no lo sé. Digo, Mina acaba de sufrir algunos daños, aunque yo la veo mejor que nunca. Debo decir que siempre cuando te ve tienes ese brillo permanente en sus ojos, quizá no sonría o no lo admita verbalmente pero...creo que sí; te ama.

Sana sonrió para sí sintiéndose la reina de los consejos, observando expectante al rostro de la menor mientras tomaba algo de su café.

Lo pensó claramente y sí, Mina radiaba luz cuando la veía y quizás sí puedan estar juntas.

— ¿Tú la amas a ella?. — preguntó de pronto Sana, dándole un poco de café.

¿Qué sí la amaba?.

Su mente se llenó de esos bellos recuerdos en los que su silencio reinaba pero Mina era la encargada de despreocuparse de ello y hacerla feliz cada día. Aquel día que la conoció en el parque; fue tan lindo e incómodo y nunca podría creer que ese fue el comienzo de todo. Utilizaba su teléfono para comunicarse y todo eso era las cosas complicadas que Mina soportaba para estar con ella.

Recuerda odiar cuando esta le tomaba fotos, aquellas que eran tan expresivas aún sin haber hecho nada.

Le encantaba Mina desde el primer momento en que la conoció.

— Yo...sí. — sonrió embobada, recibiendo gustosa el abrazo de Sana. — Mina me gusta mucho y...no sé si sea buen momento-

— ¡Siempre es buen momento! — le interrumpió con alegría. — Cuando quieras, estamos para ti.

Era su turno de hacer algo lindo para Mina.

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No chama. La desaparecida. La que abandona esta verga. Lo siento tanto. Sigo con mis problemas.

Gracias a los que me escriben y me halagan por mí escritura. Hace días quería escribir pero al mismo tiempo no tenía ganas. Pero ustedes me dan las energías para hacerlo. No tengo internet pero Fabi me dijo que ustedes me escribían y tal y me sentí bien y pos
...nada.

¡Esto casi termina!.

Ya era hora. Espero no decepcionarlos con el final.

Me gustó mucho esta historia. especialmente la primera parte. Esta segunda se basa en cursilerías lésbicas. Pero bueno.

Alá a Sana que dijo algo sabio (?). Santa Sana.

Lxs amo 😘💞

Luego contaré mis problemas (?) siento que necesito desahogarse y ustedes son los mejores consejeros.