Dream『MiChaeng』#ｴｴ

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— Sana, todo debe estar perfecto.

La japonesa dirigió una mirada asesina a la gran chica que se hacía llamar la mejor novia del mundo. Llevaba horas gritándole para poder poner un póster de corazones en una pared de aquel sitio.

— Tzuyu, si sigues así no nos casaremos.

La morena rodó los ojos, caminando lejos de la rubia para acercarse a la encargada de todo esto.

Chae estaba nerviosa, había estado despierta día y noche planeando lo que seguro sería una blasfemia de evento.

Se encontraban en el parque, eran las 3 de la tarde y cada vez se acababa el tiempo. Recogieron pinturas y dibujos de su casa y la trajeron a ese lugar que con ayuda de unos amigos de Tzuyu había podido parecer mucho a una "muestra de pinturas". Había planeado eso con tanto esmero y esperaba que a la persona a la que iba dedicada le gustase.

— Chae, Mina te está llamando. — le pasó el teléfono una chica de la limpieza quien ayudaba a proponer postres en el rincón del aperitivo.

Respiró hondo varias veces antes de contestar. No quería sonar nerviosa o algo.

— ¿Hola?

— Oh. Hasta que contestas. — se escuchó algo nerviosa la pelinegra tras el teléfono. — Te invito a una cita, tú y yo. Ahora.

Sus ojos se abrieron por completo. ¿Qué haría con su sorpresa?.

— Yo-yo, estoy ocupada...

— Por favor...— pidió lloriqueando al teléfono. — No será la gran cosa...sólo un helado, ¿sí?. En donde siempre. Por favor...

Un helado no haría daño, además, el lugar quedaba cerca del parque.

Suspiró rendida, acomodando sus prendas para verse lo mejor posible.

— ¿Luego podemos ir al parque?. Ya sabes...el de siempre.

Amabas rieron al teléfono. Eran los nervios, joder.

— Claro, corazón. ¡Ven ya!.

Y colgó.

ChaeYoung dejó todo en manos de Tzuyu y Sana, no era la mejor opción pero era la única que había. Acomodó su cabello y intentó no parecerse tan formal ya que estaba vestida para su muestra de arte, no para comer helado.

— ¡Suerte! — le gritó Sana desde lejos.

Tzuyu le golpeó el brazo y la bajó de las escalera para que dejara de poner la luces.

— Si sigues así arruinaras todo...— Sana le besó y luego la empujó.

— ¡Tú no me dices que hacer!.

Definitivamente Chae esperaba que todo saliera bien.

****

Suspiró más de cinco veces antes de entrar al local. Su corazón latía con fuerza pero de un momento a otro se paralizó.

Quizás hoy se celebra algo, pensó rápidamente.

El lugar estaba adornado desde todas las esquinas, hasta la más oscura.

Las mesas estaban apartadas dejando un camino hasta la barra donde pedías helados. Se quedó anonadada observando cómo del techo colgaban corazones y algunos emoticones de amor. Rió levemente, quizás era una fiesta.

Dio un paso y observó un corazón más grande colgando del techo, poseía su foto. Se sorprendió y fue obvio el color rojo que tomaron sus mejillas. Aquella foto que Mina había tomado meses atrás, distraída en el parque. Aquella que tenía escrito unas palabras que Mina no había sabido admitir en voz alta.

— ¿Mina?. — Murmuró algo nerviosa. No había nadie, pero todo se veía tan lindo que le fue imposible no seguir caminando.

Sus ojos estaban cristalizados, todo era demasiado hermoso. Demasiados corazones colgando del techo. Lo más lindo era que también había fotos de ella. Demasiadas.

Aquella que Mina le tomó sosteniendo una rosa roja cerca de sus labios rojos frente aquel muro de ojas secas. Pasó un otoño tan maravilloso con Mina que le fue imposible no derramar una lágrima.

Seguían y seguían habiendo fotos de ella. Unas que ni sabía que existían. Fotos durmiendo en aquella pijamada que tuvo con Mina, otras caminado o en el centro comercial.

— Mina, por favor, es demasiado. — pidió casi en llanto, emocionada hasta las venas.

Todo era relativamente hermoso, pero, qué significaba.

Llegó a la barra de helado y leyó un cartel con la frase "elije el que sea". Por instinto, tomó una cuchara de helado y se sirvió el de chocolate y fresa.

Se asustó cuando alguien tocó su hombro.

— Sabía que elegirías ese...— sonrió, sintiendo ese cosquilleo especial en su estómago. Sintiéndose feliz por saber que Mina era parte de todo eso. ¿Quién más sino?.

— ¿Qué es esto?. — volteó a verle y ambas sonrieron. Ambas estaban felices.

— Yo...yo no sé cómo decirlo...es muy complicado...— le tomó de la mano. — Han pasado tantas cosas que esto...parece un sueño, una locura. Algo irreal...

— ¿De qué hablas?. — preguntó nerviosa, mirando el helado en su mano preguntándose si debía o no probarlo. No sabía que pensar en momentos cómo ese.

— Hablo de que no puedo creer que alguien cómo tú estuviese en mí camino...yo. ¡Ahg!. Es complicado.

Mina rió nerviosa alejándose un poco para empezar a hablar en un idioma que no le hacía sentirse tan nerviosa y que Chaeng entendía a la perfección.

— Sé que ha pasado muchas cosas...— empezó a decir, moviendo sus manos y susurrando para sentirse segura. Chaeng se sorprendió. — En todo este tiempo quise...he querido proponerte algo pero simplemente no me salían las palabras y creo que ésta es la mejor manera...— ambas rieron. — Chaeng, te amo. — eso último lo dijo tanto en lenguaje de señas como en voz alta.

La menor sentía que todo su mundo acabaría ahí.

— Sé que es demasiado tarde pero...qué digo. Nunca es tarde para amar... Te amo y no puedo nergarlo.

Sin saber por qué, o teniendo las razones obvias en sus narices, empezó a llorar. Era inevitable. Su alegría de ver a Mina confesándosele era mucha.

— Mina...esto es maravilloso.

— Por favor no llores.

Asintió, dejando el helado en una bandeja vacía para luego abrazar a Mina.

— Te tengo que preguntar algo ChaeYoung...

— ¡No!. Digo, si...espera. — suspiró. Sostuvo con fuerza la mano de Mina para arrastrarla fuera del lugar y llevarla al parque.

Todo lo espontáneo era mejor, ¿no?.

Mina murmuraba y pedía que pararan pero siguieron.

Agradeció a los dioses al ver todo como lo quería, incluso mejor.

— ¿Chaeng, qué es...?

— Yo también te amo, Mina.

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VALEEE A MI LO CURSI SE ME DA DE PUTA MADRE!!!

siguiente sorpresa en el siguiente capítulo.