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-eso es ¿una caja?- espeto Mateo confundido.

-estaba esto en tu habitación, en un rincon, escondido.

-no lo recuerdo. a ver, ¿se puede abrir?.

-tiene seguro- dijo algo frustrada, y dejándose caer en la cama.

-que mal. Pero espera, ¿entraste en mi cuarto?¿como?- sus ojos se abrieron de par en par sin entender como sus padres lo permitieron.

-es una historia un poco rara- dijo volteandose boca a bajo para que su cara quedara atrapada entre las sabanas.

-cuéntamela- Amaia se acomodo sentándose sobre la cama.

-pues tu mamá hablo con la madre de sam sobre tu "suicidio", cosa que no creímos,porque si fuese así, tu, no estarías aquí, entonces mientras ellas hablaban nosotras fuimos a tu cuarto a investigar- explico Amaia a Mateo, quien asimilaba lo contado.

-entonces ¿sam también sabe de la caja?.

-nop. Ella entro al baño y yo me acosté en tu cama con la cabeza colgada, y fue cuando mire un letrero que decía jamás confíes en nadie, con una flecha hacia donde estaba la caja. Cuando ella salio no dije nada.

-¿deberíamos abrir esto?-pregunto curioso sosteniendo la caja.

-Yo creo que si. ¡Alto!- esto último lo dijo un poco asustada.

-no me estoy yendo- dijo Mateo, jugando con la cajita, lanzándola de una mano a otra.

-Tu. s..si puedes- tartamudeo ella.

-puedo. ¿Que puedo?- fruncio el ceño sin entender.

-La caja, si la puedes tocar, no atraviesas las cosas- parpadeo repetidas veces para comprobar que no lo imaginaba.

-a si es verdad- dijo dándose cuenta que era verdad- ¿sera igual contigo?- preguntó mas para el que para ambos. Y sin previo avisó tomó la mano de Amaia- creo que si es igual- espeto al darse cuenta que en efecto podía tocarla.

Amaia estaba estática no decia,ni se movía en lo absoluto. No creia que esto fuera posible, se supone que los muertos no pueden hacer eso.

-¿co...cómo es... Posible?- logró preguntar.

-no lo se, pero es genial- comento el, empezando a levantar cosas al azar.

-pero es que no, no, no- negaba con la cabeza tratando de creer que solo estaba viendo cosas.

-si, si, si. Oye esto es bueno, además solo tu me puedes ver, tal vez sólo contigo me pasa esto. Y sabes en algunas películas los fantasmas pueden tocar las cosas y así asustan.

- si,pero eso pasa en las películas o en las novelas, no en la vida real.

-pues ahora vez, que es real- espeto ya un poco fastidiado con ka conducta de Amaia.

-eso quiere decir que podrías matarme- dijo esto en un susurro apenas audible.

-¿que?.

-na...

-¿Amaia hija no te has dormido?- preguntó steven desde el otro lado de la puerta.

-estoy apuntó de hacerlo. Me estaba dando un baño- mintió acomodándose en la cama para ya dormir y apago la luz.

-descansa- grito steven.

-tu igual- devolvió Amaia.

-mañana tenemos que abrir esa caja- dijo Mateo desde una esquina del cuarto.

-si, pero ahora dormire y no hagas nada.

La noche transcurrió tranquila, solo ella y Mateo velando sus sueños. Quien lo diría, primero era el quien aterrorizaba sus noches y ahora es quien las cuida.
Al  día siguiente ambos intentaron abrir el candado. Con pinzas, pasadores, metal, hasta trataron de romperlo y nada de eso funciono. Pero sin duda alguna tienen que  abrirlo, no fue posible ese día pero sería pronto.

La mañana caía junto a un nuevo hoy que mas tarde se convertiría en un ayer. Amaia se preparaba para el inicio de su segunda semana de clases, no había visto a Mateo en el rato que a estado arreglándose.
Esta vez sam pasaría por ella para que fueran al colegió.

El timbre sonó anunciando la llegada de la ya mencionada.
Amaia ya lista, tomo sus cosas y partieron juntas a su destino.
(...)

En la escuela the way habían ciertas reglas extrañas que Amaia aun no sabia y que las conocería pronto.

-esto es muy  divertido, casi siempre estoy sola al entrar y es excitante tener una amiga- hablaba sam mientras caminaban por los pasillos de la escuela.

Llegaron ambas al pasillo donde se encontraban sus casilleros.
Amaia a se dirigió al suyo y sam al de ella.
Cuando llego a su casillero un joven estaba en el.

-am ¿hola?.

-¿hola?- respondió de la misma forma en joven.

-tu, estas en mi casillero- señalo Amaia un poco molesta.

- a ¿este es tu casillero?.

-si lo acabo de decir.

-también es mío- dijo el chico dejando a Amaia aun mas confundida.

-¿como?.

-¿eres nueva?.

-llegue la semana pasada, pero no me había asignado un casillero hasta hoy- explicó Amaia para a si mismo recibir una explicación también de parte de el.

-a pues veras...

-Amaia.

-veras Amaia aquí en este instituto los casilleros se comparten, uno es para dos, casi siempre es con compañeros del mismo sexo, pero creo que ahora hay una excepción.

-vaya, ¿entonces lo compartiré contigo?

-así parece. Toma la parte de arriba, porque en la de abajo ya acomode mis cosas- explico el con una sonrisa muy bonita ala vista de ella

-gracias...

-tomas ese es mi nombre.

-gracias tomas.

-oye Amaia vamos o llegaremos tar..de- término despacio la oración al ver a tomas charlando con su amiga- no hables con estas personas, suelen hacer que vomites -dijo rodando los ojos.

-hola sam, gusto en verte- dijo tomas con el gesto burlón.

-quisiera tener el gusto, pero no. Vamos  Amaia- concluyo llevándose a su amiga lejos de el.

Caminaron al salón de biología que era la clases que les tocaba ahora a ambas.

-¿que paso hace un momento?- preguntó Amaia por lo que su amiga había dicho- ¿vomitar?.

-es una larga historia luego te la cuento.

-bueno.

La clase estaba transcurriendo de la manera mas aburrida, Amaia luchaba por no quedarse dormida.

-¡maestra Amaia se esta durmiendo!.

-no es verdad no me estoy durmiendo- grito Amaia, a lo cual todos la voltearon a ver.
Esta se dio cuenta que la persona que había gritado antes que ella había sido Mateo, y a el nadie lo ve o escucha.
Es entonces cuando se dio cuenta que hizo el ridículo y todos comenzaron a reír.

-que bueno que no se este durmiendo señorita cox- dijo una molesta profesora.

-perdone, no volverá a pasar.

-eso espero señorita cox, no quiero mandarla a la dirección tan pronto- dicho esto prosiguió con su clase.

Amaia volteo a ver a su amiga quien se encontraba profundamente dormida.
Amaia le dio un golpe en la espalda para que se levantara.

-¡Si la maestra de biología tiene cejas de frida caló!- grito sam logrando la risa de todo el salón de clases y una mirada fulminante de la profesora -y frida caló es una mujer con cejas muy preciosas- trato de arreglar esta.

-sam y Amaia yo Nose que es...- no término de decir cuando el timbre de receso sonó y todos salieron disparados a la cafetería.

-salvadas por la campana- dijo sam antes de salir corriendo junto con los demás y dejando a una muy enojada maestra.

Ahora ¿donde quedó Mateo? El pagara lo que hizo.



MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora