Capitulo 4

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Eran las 8 de la noche y estábamos jugando cartas en el suelo cuando suena el teléfono de Cath.

- Deben ser mis padres.- se dijo a si misma mientras se levantaba para ir a contestar. Escuchaba levemente su plática, después de unos minutos me extendió su celular.

- Mi madre quiere hablar contigo.- Me dijo con una sonrisa y tomé el celular.

- Hola Marcia, ¿cómo estás?- Me gusta la confianza que me tienen los señores Marquet.

- Muy bien cariño, ¿y tú? ¿Cómo te fue en tu primer día de clases?-

- Bien, un poco agotador pero es normal, ¿Cómo está John?- Pregunté por el papá de Cath.

- Como siempre, ya sabes, dormido como un oso, lo único que le pudo heredar a su hija- Las dos reímos ante esa broma secreta entre nosotras dos. – Bueno pues estudien mucho y nada de fiestas eh, nos vemos en navidad linda.- dijo despidiéndose.

- Si Marcia, cuídense.- Le di el teléfono a Cath, colgó y se sentó de nuevo en el piso a jugar.

Jugamos un par de partidas más y ella me iba ganando, nunca me ganaba, estaba muy distraída y se dio cuenta.

- ¿Estas bien?.-

- Si…- respondí todavía distraída y con la mirada baja. Cath se acercó a mí.

- Jess, te conozco más que a mí misma, algo tienes, ¿Qué es?- Preguntó acercándose más.

- Nada… es solo que a veces me desconcierta un poco que tus padres me traten como si fuera su hija, me agrada, pero…- se me hizo un nudo en la garganta. – Me duele porque me hace extrañar más a mis papás. Y se los agradezco, pero no puedo evitar que me duela.- Se me escapó un pequeño sollozo y Cath me abrazó, escondiendo mi cabeza debajo de la suya. Justo lo que necesitaba, un abrazo de mi mejor amiga.

- No, nena, no pienses en eso.- dijo acariciando mi cabello. – Ya no estamos allá, ya no estamos en ese lugar donde tanto sufriste. Vamos a comenzar de nuevo, aquí, donde no permitiré que nadie te haga daño, ¿Me escuchaste?-  separándome un poco, la miré. Al igual que yo, tiene lagrimas en los ojos. Yo solo asentí y volví a apretarme a su cuerpo. – Si mis papás te tratan como una hija es porque lo eras desde mucho antes de que tus papás se fueran, pero estamos aquí para olvidar todo.

No sé cuánto tiempo paso, solo sé que no paraba de llorar silenciosamente, Cath no dejaba de abrazarme y yo no quería que lo hiciera. En momentos como este es la única que me entiende.

- ¿Sabes qué? Hay que ir a dormir, el sueño todo lo arregla.- sugirió separándose de mí y yo le sonreí. Al menos esta noche no había tormenta.

Nos fuimos directamente a la cama, dejando los naipes en el suelo. Cath se fue a su cama y yo a la mía. El viento estaba fuerte pero no estaba lloviendo. Me acosté de lado, de forma que pudiera ver a Cath, ella también me miraba a mí. Pasaron varios minutos hasta que habló, rompiendo el silencio de la habitación donde solo se escuchaba el viento golpeando en los árboles.

- ¿No tienes sueño?- Preguntó sin dejar de mirarme.

- No…- Le respondí en un susurro.

Eran las 12:45 de la madrugada cuando Cath se quedó dormida, yo fingí hacerlo para que ella durmiera, sólo estaba despierta por mí y se notaba lo cansada que estaba. No sé cuánto tiempo pasó hasta que igual lo hice.

- ¡Abuela, abuela! Ya son las 5:13 y mi mamá aun no llega, le quiero enseñar la canción que le compuse.- Le dije a mi abuela, ansiosa, mientras ella cocinaba la cena.

Desde que papá murió mi mamá tuvo que trabajar para que podamos comer y pagar todos los gastos de la casa que papá dejó pendiente, mi abuela vino a vivir con nosotras para que me cuidara. Yo le había dicho a mamá que podía cuidarme sola pero no sé por qué razón se muestra muy ansiosa cada que alguien le mencionaba sobre mí quedándome sin algún tipo de compañía. Vivimos en una colonia muy segura y todos los vecinos nos conocemos. Simplemente no entiendo…

- Cariño, no debe de tardar, espera un poco.- Me contestó mirando y moviendo el guisado que estaba sobre la estufa.

- Pero… bueno la voy a esperar en la puerta.- y sin esperar respuesta me fui corriendo hacia la puerta y la abrí de golpe, me senté en el fresco y verde pasto de mi jardín.

Esperé mientras arrancaba hojitas con una mano y con la otra sostenía la canción para mi mamá, el cielo ya se estaba poniendo naranja, en estos días del año los días eran muy bonitos, apenas se empieza a sentir el viento fresco y frío, me gusta escuchar a los pajaritos cantar, se oyen como pequeñas y suaves notas de piano, aunque esta tarde estaba un poco extraña, el ambiente estaba muy seco, y no escuchaba a los pajaritos… solo escuchaba murmullos, murmullos no muy lejanos. Volteo para buscar con la mirada de donde vienen, y en una esquina no muy lejos de mi casa vi a un grupo de gente reunida en círculo, murmurando y viendo al suelo. Me levanté sin quitar la mirada de las personas, soltando distraidamente las hojas blancas que quedaron esparcidas en el suelo, caminé lentamente hacia ellas, y creo que escucharon mis pasos porque voltearon a verme… Pero yo no los veo a ellos, solo puedo ver a la mujer que está en el suelo y que parece estar dormida encima de un charco de sangre. Sin hacer caso a nadie más que a ella, quito el cabello castaño de su cara… Todo es silencio, al menos para mí. La gente alrededor de mí pudieron observar y oír a una niña arrodillada en el suelo, manchada de la sangre de su propia madre, llorando y gritando como si le hubieran arrancado el alma. Y después de darme cuenta de que esa niña era yo… Ahora los sonidos si eran insoportables, gente con sorpresivas exclamaciones, otras gritando, los movimientos rápidos, mi propio llanto. La vista se me nubló y lo último que vi fue una pequeña cara muy conocida, sirenas de patrullas y gente alrededor de mí, gritándome, hablándome, pero Ja, si supieran que no puedo escucharlos…

Me despierto de golpe, temblando, mi cuerpo bañado en sudor y con mi rostro lleno de lágrimas. Intento levantarme pero mi cuerpo está muy entumecido. Hago respiraciones como me dijo mi psicólogo cuando tenía 12 años… después de la muerte de mi mamá.

Después de calmarme un poco volteo a ver a mi amiga. Está muy dormida, parece que esta vez no grité.

Me levanto de mi cama y reviso la hora en mi celular, 5:00. Aun esta oscuro, pero estoy segura de que no voy a poder a dormir, así que voy al baño, a darme una merecida ducha.

You can't escape.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora