Capitulo 9

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Estaba en la sala de música. Ya no había nadie en la escuela, sólo maestros. Le había pedido a Cath que se fuera y me hizo caso, yo necesitaba urgentemente relajarme.

No estaban prendidas las luces, sólo se alumbraba un poco de la luz que entraba del gran ventanal, el cual estaba decorado con pequeñas gotas de lluvia.

Me senté en el piano y empecé a tocar una lenta canción, mi madre y yo siempre la tocábamos antes que otra melodía, me decía que era para agarrar el ritmo. Cerré los ojos y me perdí en la música.

Una nota y se relaja mi respiración... dos notas, mi mente se despeja... tres notas, mis sentidos se agudizan... cuatro notas, mi corazón comienza a latir a ritmo... cinco notas, no siento mi cuerpo pero mis dedos no dejan de fluir. Esas palabras me recuerdan a mi madre y se me rompe el corazón. Siempre me lo repetía al empezar una canción.

Abrí los ojos y dejé de tocar, me siento más relajada y liviana de lo que he estado desde que llegamos a Londres.

Volví a cerrar los ojos y pasé mis dedos por encima de las teclas, rozándolas levemente, sin emitir ningún sonido... sólo sintiendo.

Comenzé a tocar mi canción favorita y que me encantaba que mi mamá tocara. River Flows in You de Yiruma.

Automáticamente me desconecté de todo... imágenes de mi madre empezaron a llegar a mi mente.

- Mamá es que no puedo.- Decía muy desilusionada.

Quería ser como mi mamá, que conmovía hasta las lágrimas cuando tocaba una sola canción. Yo sólo tenía 8 años.

Mi mamá levanto mi mentón con sus delicados dedos de artista y me miró a los ojos... sus ojos me reflejaban mucho amor. Me sonrió cariñosamente, yo quería llorar.

- Yo sé que tú puedes mi amor... relájate, cierra los ojos y disfruta de la magia que hacen tus dedos. Tienes que sentir con el corazón, tu cuerpo sólo recibe órdenes desde lo más profundo de él, déjate llevar y no te concentres mucho, sólo siéntelo. Vamos, inténtalo.- Me explicó con voz suave, tranquila y paciente. Amo tanto a esta mujer y no sé qué haría sin ella.

Respiré como mi mamá me había enseñado, me senté recta pero relajada. Ya me sentía más tranquila, cerré los ojos. Pasé delicadamente mis pequeños dedos por las teclas, sin emitir ningún sonido, eso lo aprendí de mamá y es relajante. Las notas ya me las sabía de memoria.

Empecé a tocar, sentía que mi mente iba a otro mundo, donde todo es paz, donde todos somos iguales y nadie hace de menos a nadie... un mundo donde estamos mi mamá, mi papá y yo acostados en un jardín lleno de hermosas flores y donde nadie muere ni se marchita... un mundo feliz. Sentía que volaba. La canción terminó y miré a mi mamá, ella estaba llorando de felicidad. Y yo también.

Abrí los ojos, la canción había acabado hace unos minutos pero los recuerdos me invadían dolorosamente, todavía veía a mi madre sentada a mi lado llorando y sonriéndome orgullosamente, susurrándome al oído que la superé.

Se me salió un sollozo que fue imposible ocultar y las lágrimas empezaron a salir de nuevo.

Alguien se sentó a mi lado, una presencia que me hizo temblar, giré lentamente y vi esos ojos esmeralda que tanto me gustan. No me dice nada y empieza a tocar.

Cerré mis ojos por un momento reconociendo la canción y al abrirlos me encontré con lo más maravilloso que pude haber visto. Sentí un agradable escalofrío recorrer mi cuerpo y los vellos de mi cuerpo se erizaron.

Harry tenía los ojos cerrados, la expresión en su rostro era muy tranquila y sus dedos se movían como el aire. Se veía muy vulnerable, y al fin pude ver un poco del misterioso Harry Styles. Era hermoso.

Su expresión me transmitía paz, mucha paz. Mi cuerpo reaccionó solo y me fui acercando lentamente a él mientras recargaba mi cabeza en su hombro y volvía a cerrar los ojos. Él recargó levemente su cabeza en la mía pero no dejó de tocar. Podía sentir su calor corporal fusionarse al mío... una sensación realmente increíble.

La canción siguió sonando y cada vez me sentía más unida a él, y no solamente física... si no también emocionalmente.

No lo conozco, sé de él lo que todos saben, y definitivamente él tampoco me conoce a mí, pero no me importa. En este momento, en esta silla, enfrente de este piano, no me importa. Sólo quiero que esta paz dure mucho, mucho tiempo, y con él a mi lado.

Acabó la canción pero yo todavía no me quería separar de él. No abrí los ojos, siento que si no lo hago el tiempo se va a parar y esto no va a acabar, que seguiremos así hasta que queramos. Nos quedamos así varios minutos.

- Lo siento.- Su voz ronca se escuchó por todo el salón. Pero tardé en comprender lo que dijo.

- ¿Por qué?- Me niego a abrir los ojos.

- Por lo de ayer. Fui muy grosero... con la única persona que se ha portado bien conmigo durante mucho tiempo.- Al fin abrí los ojos, me separé de él y lo miré directamente a los ojos.

Su rostro estaba serio, pero sus ojos expresaban sinceridad.

- Está bien, no tienes que disculparte, te entiendo, no tienes que decirme nada.-

Me miró un momento sin decir nada y luego se volteó para mirar las teclas.

- Cuando estaba a punto de cumplir 13 años metieron a mi papá a la cárcel. Yo era tan feliz, lo tenía todo, un papá que me amaba más que a nada en el mundo y que para mí no existía nadie más que él. Nunca conocí a mi madre, y nunca me importó, con mi papá me bastaba. El dinero estaba de más. Siempre me pregunté de que trabajaba mi papá y él sólo me decía "negocios hijo, algún día lo entenderás".- sonrió con amargura. – Y vaya que ahora lo entiendo muy bien. Yo sólo veía en los periódicos: Noticias de última hora, el famoso Mafioso narcotraficante conocido como "El Capitán" fue atrapado, quien corresponde con el nombre Michael Styles. Y me di cuenta de que vivía en una gran burbuja llena de riquezas creada por mi padre y su dinero sucio.-

Yo sólo lo miraba, sus ojos mostraban tristeza, ese verde esmeralda que tanto me gusta no tiene el color que los hace brillar. Mientras hablaba nunca me miró, lo hace para que no me dé cuenta de lo mucho que le afecta, pero conmigo no puede ocultar nada... porque yo hago lo mismo.

En este momento lo único que quería era hacerlo sentir mejor... más que querer, lo necesitaba, necesitaba hacerlo sentir bien para estar mejor conmigo misma.

Levanté mi mano para tomarle la mejilla y hacer que me mirara. Sin dudarlo lo acerque a mí y lo besé. Primero fue solo un roce de labios, un dulce roce de labios y luego él fue el que me tomó de la nuca y me besó. En ese beso me hizo saber todo lo que él sentía en ese momento, tristeza, confusión, desesperación... miedo. No podría explicarlo.

Nos separamos lentamente y nos miramos a los ojos, fue el mejor beso que me han dado alguna vez; corto, pero sin duda el mejor.

- Gracias.- Fue lo único que dijo, y yo sabía muy bien a que se refería. Le sonreí.

Sin decir nada me voltee de nuevo hacia el piano y empecé a tocar una canción alegre. La canción que mi mamá tocaba cada que las cosas iban mal, siempre nos hacía sentir mejor hasta en los peores momentos.

Harry al parecer la conocía por que la empezó a tocar conmigo y reíamos como locos.

No me preguntó por qué lloraba, tampoco de mi vida y se lo agradezco... aun no estoy preparada.

You can't escape.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora